martes, 31 de enero de 2017

LA LEY DEL EMBUDO

Es esta una expresión popular que nadie se atreve a subvertir y cuya aplicación es cada vez mas frecuente. Que no todos somos iguales ante la Ley es una evidencia, hasta la Constitución miente sobre eso, diciendo en un lado que sí y en otro que hay un personaje regio que, haga lo que haga, está por encima del bien y del mal y al que no se le puede tocar. En la habitual basura televisiva a la que nos tiene acostumbrados Telecinco también se aprende y se sacan conclusiones. Si algunos se han caído de la burra después de todo lo que se ha dicho de las correrías, no solo sexuales, del rey emérito Juan Carlos (no voy a utilizar mas el Don) no es menos didáctico y pedagógico, el asunto, para nada baladí, del hijo de Yvonne Reyes, la actriz y presentadora venezolana afincada desde hace bastantes años en España. Resulta que, después de reclamar la paternidad de su hijo al conocido presentador, Pepe Navarro, públicamente y en la televisión, y después de arruinar la vida personal y profesional del demandado, ahora las pruebas de ADN han demostrado que no es el progenitor. En 2.012, Pepe Navarro recibió una resolución judicial en la que, sin prueba alguna, evidentemente, el Tribunal Supremo lo declaraba padre biológico del hijo de Ivonne Reyes y lo condenaba a pagar una manutención con la que todavía a día de hoy sigue cumpliendo. Las razones de la condena fueron que Pepe Navarro se negó a realizar las pruebas de paternidad. No lo haga usted nunca, que le pueden endosar vástagos que no son suyos. “Me han humillado”, ha dicho el presentador. Los nuevos detectores de ADN, que son baratos, fáciles de utilizar y se pueden comprar en las farmacias, van a dar muchos disgustos.
Sin embargo, la Ley del Embudo mas sangrante, sobre todo en sentido figurado, no es que el supuesto padre tenga que responsabilizarse, sino demuestra su inocencia, de la manutención de hijos que no son suyos, sino que la madre pueda abortar un hijo suyo sin consultárselo siquiera.
Pero, si Madrid nos deleita con estar cosas, aquí, en Asturias y en Gijón, donde somos mas “grandones” que nadie, no nos vamos a quedar cortos. Podría poner muchos ejemplos del gran embudo, para llenar garrafones, que campa por estos lares, pero, para no aburrirle con un largo relato, me voy a ceñir a lo que está mas de actualidad: El Principado reclama al Gobierno central la “regularización urgente” de la regasificadora de El Musel. No es este un caso singular, ni mucho menos, porque el Gobierno asturiano está pidiendo lo mismo para la depuradora de la zona Este de Gijón. Ambas instalaciones, como todo el mundo sabe, se hicieron sin los permisos pertinentes y vulnerando la Ley. No solo los conspicuos socialistas, encabezados por el que era cuando se construyeron estas instalaciones, y lo sigue siendo, secretario general de la FSA-PSOE, no han pedido perdón por las fechorías es que ahora Javier Fernández y los suyos quieren que se cambie la Ley para legalizar lo que es ilegal y que además que se le dé carácter retroactivo. El problema que tienen los dirigentes socialistas asturianos no es que tengamos una regasificadora sin utilizar o que las aguas fecales de Gijón vayan a parar al mar sin depurar, eso no les importa demasiado, el verdadero aprieto es que sienten pánico solo de pensar en la imagen de las excavadoras derribando unas obras ilegales que nos han costado un ojo de la cara. Eso sería tremendo.
Son solo unos ejemplos puntuales de que en España la Ley del Embudo, ancho para ti y angosto para mí, funciona y de que algunos están muy interesados en que así siga siendo.


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