Por séptima vez en los dos
últimos años, el Estado pirata de Israel, que hace muy poco tiempo fue
condenado por el Consejo de Seguridad de la ONU por ocupar tierras palestinas,
atacó a Siria. El ataque se produjo en la madrugada del viernes 13 de enero
contra un aeropuerto militar situado en las inmediaciones de Damasco.
Precisamente en el barrio de Kafr Susa, cercano al aeropuerto, los yihadistas
acababan de perpetrar un atentado que dejó siete muertos y decenas de heridos. Aunque
en un primer momento se pensó que la operación se había llevado a cabo con
misiles tierra-tierra, armamento utilizado por los sionistas para atacar el
mismo aeropuerto sirio el 7 de diciembre pasado, Rusia ha confirmado que el
ataque fue realizado por aviones, que habían partido de una base aérea situada
cerca del Lago Tiberíades, que lanzaron ocho misiles aire-tierra. Como en todas
las ocasiones anteriores, Israel no ha confirmado ni desmentido el ataque.
Pero, en septiembre pasado, una batería antiaérea S-200 (fabricación rusa) del
Ejército Árabe Sirio abatió un cazabombardero F-16 israelí y un dron de la
misma nacionalidad que estaban realizando operaciones sobre cielo sirio. En
medios no oficiales de Israel se comenta que estas acciones están destinadas
a evitar que caigan en poder de Hezbolá armas y municiones, pero el Gobierno de
Al Assad insiste en que Israel, como los regímenes feudales árabes y algunas
potencias occidentales, está apoyando a los grupos yihadistas que operan en
Siria y que “amputará los brazos que hay
detrás de los terroristas”. La verdad es que Israel atacó al Ejército Árabe
Sirio cuando este acorraló a combatientes yihadistas contra Los Altos de El
Golán (territorio sirio ocupado por Israel), hasta tal punto fue grosero ese
apoyo que en febrero del año pasado el primer ministro israelí, Benjamín
Netanyahu, visitó en un hospital militar de Los Altos de El Golán a terroristas
heridos para darles ánimos.
Surge una pregunta ¿porqué el
Estado Islámico, en toda su existencia, no ha realizado ningún ataque contra
objetivos israelíes? La respuesta es tan evidente que el propio Gobierno de
Israel ha intentado relacionar, sin conseguirlo, los ataques de algún palestino
con el Estado islámico, cuando todo el mundo sabe que las organizaciones
palestinas son enemigas del ISIS y algunos de sus aliados, como Hezbolá, combaten
en primera línea en Siria contra el Estado Islámico y el antiguo Frente Al
Nusra. Tampoco ha sido Hezbolá quien ha invadido Israel, sino Israel el que
invadió por dos veces Líbano. Recordemos las matanzas de Sabra y Chatila
perpetradas por las falanges libanesas que apoyó Israel en su primera invasión
de Líbano. Pero, en su segunda invasión Hezbolá se podo defender gracias a los
misiles contracarro y antibuque suministrados por Irán. Israel, además de apoyar
a criminales y terroristas, quiere a sus víctimas desarmadas.
Los ataques israelíes contra
países soberanos vienen de antiguo: la “Operación Pata de Palo” fue un ataque
de Israel contra la sede de la OLP en Túnez (a 2.060 Km. de distancia)
realizada el 1 de octubre de 1.985 y la “Operación Huerto” fue otro ataque
realizado por Israel contra Siria el 6 de septiembre de 2.007, con el objetivo
de destruir instalaciones nucleares, en esta operación participaron
cazabombarderos F-15 y F-16 con bombas guiadas por láser cuyo objetivo designó
un comando sionista que ya se encontraba sobre el terreno. Otro ataque de Israel,
sin provocación alguna, fue el realizado sobre Sudán en octubre de 2.012.
Cuatro cazabombarderos israelíes, que fueron reabastecidos en vuelo por aviones
nodriza norteamericanos, bombardearon aquel país que se encuentra a 1.800 Km.
de Israel. Los sionistas también habían planificado atacar Irán con misiles de crucero “Popeye
turbo” lanzados desde los modernos submarino “Delfín” que les vendió Alemania,
el objetivo eran instalaciones nucleares, incluida la central atomoeléctrica
que Rusia está construyendo allí, pero el Kremlin les advirtió que los borraría
del mapa y envió dos submarinos nucleares de ataque para hacer creíble su
determinación.
¿Alguien se imagina lo que se
diría y lo que ocurriría si Siria atacara instalaciones nucleares de Israel
(que tiene unas 300 ojivas atómicas e incluso vectores intercontinentales, como
el Jericó III). En Oriente Medio ya se vive un auténtico drama provocado por la
irresponsabilidad de los que apoyan a grupos terroristas o a Estados piratas
que operan la margen de la legalidad internacional, pero ese drama es susceptible
de empeorar y generar una guerra de dimensiones colosales. El apoyo
incondicional de Donald Trump a Israel solo puede complicar las cosas.
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