martes, 24 de enero de 2017

LOS SOCIALISTAS CREEN QUE HAN VISTO LA LUZ

Lo que está pasando en la Partido Socialista Francés parece una opereta (obra operística de carácter frívolo) si no fuera una tragedia, la misma tragedia que está interpretando casi toda la socialdemocracia europea. En la primera ronda de las primarias socialistas ha salido ganador el que fuera ministro de Economía Social y Educación entre los años 2012-2.014 con Hollande, Benoit Hamot, el mismo que primero colaboró con el presidente mujeriego y luego firmó dos mociones de censura contra Manuel Valls cuando este era primer ministro. El exprimer ministro Valls ha quedado en segundo lugar y el, como Hamot, miembro del ala izquierda del partido y también exministro, Arnaud Montebourg, el tercero. Como por encanto, los socialistas se han hecho izquierdistas. No es que ahora hayan abrazado el marxismo, ni siquiera es, como decía Lenin, que padezcan una enfermedad infantil política, es que creen que han visto la luz, que ya saben porqué las cosas les van tan mal y porqué no levantan cabeza. Hasta Manuel Valls, el mismo que impuso una derechista reforma laboral, ahora, cuando las presidenciales de junio se acercan, se ha metamorfoseado en un “peligroso” izquierdista ¿Cuáles son las recetas de estos izquierdistas para ganar a la derecha ultraliberal y a los populistas que lidera Marine Le Pen? Pues, por ejemplo, un salario social inicial para todos los mayores de 18 años de 650, que sería ampliado posteriormente a 750, un impuesto sobre los robots, legalización de la marihuana y visados para todos los refugiados ¿Es eso lo que quiere la inmensa mayoría de los franceses? ¿Son esas unas propuestas de izquierda serias?
Dicen que a Saulo, que se había distinguido persiguiendo a los cristianos, una luz cegadora le tiró del caballo y que luego, ya convertido en San Pablo, fue uno de los mejores apóstoles de Jesús, algo parecido le pasó al centurión Cornelio. Eso queda muy bien en la ficción del Nuevo Testamento, pero yo creo que la luz cegadora que ha tirado a los socialistas del caballo, no solo en Francia, no es tanto la visión de sus desastrosas políticas derechistas o de un progresismo de pandereta, sino el auge de otros movimientos políticos que se están llevando sus votos en masa. Es difícil, por el contrario, creer en la sinceridad de los que ayer apoyaban guerras imperialistas y hoy dicen ser “ecoizquierdistas”, no se puede fiar uno de los que ayer trabajaban para el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial y ahora quieren hacer una revolución proletaria.

Los socialistas franceses no se han enterado de nada, no han sido capaces de analizar porqué ha ganado en Reino Unido el Brexit y en los EE UU Donald Trump y porqué millones de trabajadores  y pensionistas han votado por eso. Creen que han visto la luz, pero están completamente ciegos, como toda la socialdemocracia europea y la izquierda del Viejo Continente en general. Los dinosaurios desaparecieron porque no fueron capaces de adaptarse a un medio que había cambiado drásticamente, y, mientras emergen los populismos fascistas, los viejos tiranosaurios Rex, ahora con cínica cara amable, agonizan. Esa es la auténtica tragedia, el peor drama.

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