viernes, 28 de abril de 2023

¿SÁNCHEZ, SECRETARIO GENERAL DE LA OTAN?

 


A raíz de la vergonzosa entrega por parte del gobierno de España (potencia administradora según la ONU) del Sáhara Occidental a Marruecos, se barajaron varias hipótesis al respecto. La más comentada fue que el reino alahuí había pinchado el teléfono de nuestro presidente con el programa israelí “Pegasus” y que Sánchez tenía cosas tan feas en su móvil que Marruecos lo había chantajeado. Los incondicionales y los medios afines al PSOE, sin embargo, dijeron que no, que se trataba de un acuerdo con los marroquíes que nos garantizaría la soberanía sobre Ceuta y Melilla y que Marruecos no nos seguiría enviando oleadas de inmigrantes (los saharauis, al perecer, importaban un pimiento). En fin, cada uno es muy libre de apuntarse al relato que quiera y de creer en la palabra del rey de Marruecos, no voy a pedir peras al olmo, pero yo dije entonces, y lo repito ahora que empieza a decirlo mucha gente, que Sánchez solo estaba obedeciendo órdenes de EE UU, que es lo que lleva haciendo desde que trabajó para el FMI y el Banco Mundial como ayudante de Carlos Westendorp en Los Balcanes. La gente habla mucho de Pedro Sánchez, pero poco se comenta sobre que vivió en Manhattan, en Bruselas y en Sarajevo ni a lo que se dedicaba mientras vivió allí, en Bosnia, dos años. No es muy de izquierdas la cosa precisamente. Tras ser el más belicoso antirruso, tras autorizar otros dos destructores americanos más en Rota (Zapatero ya autorizó cuatro, pasándose las condiciones del referéndum OTAN por la entrepierna) y tras lo del Sáhara, faltaba la prueba del nueve, que también apuntamos nosotros hace meses (sí, ya sé que fastidia mucho que te espeten “ya te lo había dicho yo”): España va a ser el único país de Europa que, con cuatro millones reales de parados y con un problema de inmigración que en algunas CC AA ya es muy grave, va a traer decenas o centenares de miles de migrantes “latinos” desde centros de internamiento que EE UU va a abrir en Guatemala y Colombia para evitar que crucen el Río Grande. Algo que ya ha confirmado EE UU y el propio gobierno de España. Sánchez es un tipo listo, pero sobre todo es un oportunista al que su país importa una mierda. Con leyes estúpidas, como las de género, trans y de la vivienda, con una deuda estratosférica (el Gobierno ya ha anunciado un ajuste presupuestario de 20.000 millones para que España no sea intervenida) tiene al personal irritado, que se ha empobrecido con una inflación galopante, algo que ya fue a más cuando nos quiso tomar el pelo echando la culpa a Putin de la inflación, y es muy probable que tanto el PSOE como sus socios de Gobierno se peguen un batacazo electoral histórico que ríase usted de la hostia de Rita Barberá, a pesar de que la alternativa no es garantía de nada, porque el PP, salvo pequeños matices, hará las mismas políticas y lamerá lo mismo el trasero a EE UU. Si Sánchez y su Gobierno caen, la izquierda española tardará mucho tiempo en recuperarse, y las elecciones del 28M solo son el anticipo de lo que le puede pasar en las generales. Pero, D. Pedro ya tiene el modus vivendi asegurado. A final de año habrá un nuevo secretario general de la OTAN y EE UU debe mucho a Sánchez, su incondicional.

lunes, 17 de abril de 2023

NO A LA PLANTA DE PIRÓLISIS

 


Los vecinos de la zona Oeste de Gijón estamos en pie de guerra. Después de años soportando la contaminación de Arcelor, de la térmica de Aboño, del carbón de El Musel, etc, mientras los políticos regionales y locales nos tomaban el pelo con discursos engañabobos y con estaciones móviles de medición de contaminantes, cuyos resultados guardaban en un cajón, ahora nos quieren poner una planta de pirólisis, que muchos no sabíamos ni lo que era hasta hace unas semanas, pero que ya nos hemos ido enterando. Y esto sucede después de que los que nos gobiernan, desde Asturias y desde Madrid, quieren poner en marcha la regasificadora, que llevaba paralizada desde hace 12 años y sobre la que pesa una resolución del Tribunal Supremo que impide su funcionamiento, al haber sido construida, en contra de la norma, a menos de dos kilómetros de zonas residenciales. No solo eso, el Puerto de El Musel se ha convertido en una base logística, que no cesa de ampliarse, de carbón, que llega desde EE UU, Brasil o Australia para luego ser repartido a otros países de Europa, como Alemania, donde los ecologistas de pacotilla han cerrado las centrales nucleares y no compran gas a Rusia y ahora queman carbón, después de decirnos, durante años, lo malo que era y lo que contaminaba. Así es, contamina mucho el carbón, y los vecinos de la zona Oeste de Gijón lo sabemos mejor que nadie, porque lo vemos todos los días en nuestros coches, en los alféizares de nuestras ventanas, en el Hospital de Jove y en los toboganes de los parques infantiles y de la Escuela de Xove. La gente está muy harta de las mentiras de los políticos sobre la contaminación en Gijón, echando la culpa a los coches y peatonalizando el Muro de San Lorenzo, mientras nos contaban que el carbón de la playa era del Castillo de Salas, un naufragio de enero de 1986, es decir ¡de hace más de 37 años! Así que en cuanto el vecindario nos hemos enterado de que los socialistas, con la anuencia, como siempre para estas cosas, del PP, quieren poner una planta con emisiones altamente contaminantes y cancerígenas en El Musel, hemos dicho ¡basta! Las movilizaciones han empezado y se hacen, casualmente, cuando falta poco más de un mes para las elecciones autonómicas y municipales. Pero es que en Gijón se dan, además, condicionantes verdaderamente curiosos que son una mofa añadida para los muy indignados vecinos: La alcaldesa, Ana González, defenestrada por su propio partido ante las escasas posibilidades de repetir mandato por pifias como la del “Cascayu”, dice que está a favor de la planta de pirólisis “si cumple con la normativa medioambiental y no resulta contaminante”, no es una broma, es una bomba puesta bajo el trasero del candidato a alcalde del PSOE, Luis Manuel Flórez, “Floro”, que dice, presa del miedo a lo que se le puede venir encima, que él está en contra. Por supuesto, nadie lo cree. La famosa incineradora de Serín, que llamaban eufemísticamente Planta de Valorización, pasó a mejor vida gracias a la presión de los ecologistas, de los vecinos y de IU, que lo puso como condición para pactar con el PSOE, pero ahora IU, en Gijón, en Asturias y en España, es más muletilla de los socialistas que nunca, así que su prurito ecologista hay que cogerlo con pinzas y para nada se puede confiar en sus presiones, suponiendo, que es mucho suponer, que estuviera en disposición de presionar después del 28M. La esperanza blanca para impedir que la nueva fechoría se lleve a cabo es Carmen Moriyón, que ya firmó en el rastro contra la planta de pirólisis, y sobre la que no voy a argumentar porque, al contrario que a otros, los gijoneses la conocemos sobradamente, pues fue alcaldesa durante dos legislaturas y con total seguridad habría repetido si se hubiera vuelto a presentar a una tercera y no a la presidencia del Principado.

La diferencia entre una incineradora y una planta de pirólisis es que la primera quema plásticos y basuras y la segunda los/las calienta a unos 400 grados centígrados en ausencia de oxígeno, por lo que los residuos son menores, pero mucho más contaminantes y peligrosos para la salud, tanto las cenizas como las emisiones a la atmósfera. La elección de El Musel como emplazamiento no es casual, el puerto gijonés se ha convertido en centro de pillerías y de contaminación y para que la planta de pirólisis fuera rentable tendría que tratar miles de toneladas de plásticos y otras basuras, no solo de Gijón y de Asturias, de otras CC AA y hasta del extranjero, que llegarían en buques. Nos veremos el 28 de mayo, amiguinos, y en el Distrito V de la Villa de Jovellanos somos más de 70.000 vecinos y estamos muy enfadados.

lunes, 10 de abril de 2023

LOS CULPABLES DE LOS INCENDIOS EN ASTURIAS

 


Cuando escribo estas líneas todavía hay un montón de incendios en Asturias, con más de 40 focos, aunque fue mucho peor cuando llegó a haber más de 120 simultáneos, que dicen que han arrasado una superficie equivalente a más de 35.000 campos de fútbol. El presidente del Principado se ha visto en una situación comprometida, porque a la fechoría de su partido y otras fuerzas políticas asturianas de permitir pastar en los terrenos quemados se ha unido una muy deficiente política de prevención y de acción, así que Adrián Barbón ha salido a la palestra llamando terroristas a los incendiarios. Los que facilitan las cosas a los delincuentes, cuando les estallan en la cara las consecuencias de su irresponsabilidad, frecuentemente sobreactúan, aunque esta vez el calificativo no es un exceso verbal. El presidente anuncia ahora tres líneas de actuación: compensar daños, reforestar y “medidas preventivas”, entre ellas, por ejemplo, ampliar el desbroce en torno a los núcleos de población. Pues bien, ya le digo yo desde ahora al señor Barbón, y a todo el que quiera escucharlo, que esas medidas no impedirán que se sigan produciendo incendios provocados, la inmensa mayoría, en Asturias.

El meollo de la cuestión es saber quién quema el monte, aunque ya vamos viendo que la culpa está bastante repartida y no es solo de los incendiarios. Ya hay cinco denuncias y diez investigados, pero se han cuidado muy mucho de decirnos quiénes son o si pertenecen a un gremio concreto. Muchas miradas apuntan a los ganaderos, pero no porque haya una inquina especial contra esas personas y contra ese gremio, tan nuestro y tan querido, sino porque hay precedentes. Tras tremendos incendios que asolaron Asturias otras veces los pocos detenidos y los condenados pertenecían casi todos al sector ganadero. Es más, debemos recordar que fueron los representantes de los ganaderos los que presionaron a las fuerzas políticas asturianas en la Junta General para que se pudiera pastar en los lugares arrasados por los incendios y espetaron esta frase: “Queremos seguir haciendo lo que siempre hemos hecho”. Ahora están indignados por si se vuelven a acotar. Pero, yo no voy a acusar a los ganaderos de los últimos incendios, no me gusta acusar sin pruebas, si las tuviera ya habría ido corriendo a denunciar con nombres y apellidos, digamos que es una sospecha fundada. Lo que está claro es que para que haya 120 incendios simultáneos repartidos por una gran parte de la región se tendrían que poner de acuerdo un montón de psicópatas incendiarios, a los que les guste ver quemar el monte, tendrían que aviones o drones, en una conspiración con aviesas intenciones, dedicarse a arrojar bombas incendiarias, o a alguien, “haciendo lo que siempre ha hecho”, se le van las cosas de las manos cuando las condiciones meteorológicas, calor y mucho viento, son especialmente adversas. La policía siempre tira del hilo de a quién beneficia el crimen para descubrir al asesino. Estoy seguro que esa es la principal línea de investigación de la Guardia Civil, sin descartar ninguna otra. Barbón nos ha dicho que hay varias, sin concretar nada. Encantador el PP, que aspira a gobernar en Asturias, en todo este asunto, en su día colaborador necesario y que tiene aún más peligro que los socialistas, a la vista de las declaraciones de sus conspicuos. Bromas aparte ¿Cuáles son sus propuestas para acabar con los incendios?

Ni se han vuelto a acotar los terrenos quemados al pasto (“se está estudiando”), ni se ha prohibido durante 50 años la instalación de parques eólicos o cualquier otra actividad económica en los montes quemados, ni el presidente del Principado se ha dirigido a sus compañeros del Gobierno de España para que cambien de inmediato la ley y el Código Penal y poner altas penas de prisión y multas de infarto a “los terroristas” (ni uno solo de los condenados por incendios anteriores ingresó en prisión y la multa más alta fue de 2.500 euros). Dejemos trabajar a la Guardia Civil y a la Justicia y ya veremos quienes están detrás de los incendios y qué intereses económicos esconden. Yo tengo claro quiénes, por acción u omisión, son los culpables.

miércoles, 5 de abril de 2023

LA NUEVA CARRERA DE ARMAMENTOS

 


Acabada la “Guerra Fría”, algunos optimistas pensaron que íbamos a vivir en un mundo feliz. Entonces se habló del “fin de la Historia”, de que ya solo habría una visión política y una visión estratégica del mundo. También algunos ingenuos pensaron que las naciones ya no tendrían necesidad de gastar tanto en Defensa, porque no había de quién defenderse ni a quien atacar. Ya hemos visto que no ha sido así. Los gastos en armamento son más altos que nunca y los EE UU siguen a la cabeza, con un presupuesto de nada menos que 857.000 millones de dólares para el ejercicio de 2.023, más que la suma de los nueves países restantes de una lista de los diez que más gastan. Una infraestructura militar gigantesca, destinada a intervenir en el exterior, frecuentemente muy lejos de las fronteras propias, que incluye mil bases y otras instalaciones militares diseminadas por la mayor parte del planeta, requiere ingentes cantidades de recursos, o sea, de dinero. Sin embargo, aunque ni mucho menos los gastos en armamento eran pequeños, en Europa no se gastaba tanto en porcentaje sobre el PIB, salvo Reino Unido y algún país de menor importancia. Grecia, por ejemplo, gasta más en Defensa en relación a su PIB que EE UU, y la siguen de cerca Polonia, Lituania, Estonia, Letonia, Croacia y Eslovaquia ¿Nos vamos enterando de adónde van a parar y para qué una buena parte de los fondos europeos? Pero, todo ha cambiado desde la intervención militar rusa en Ucrania, los gastos en armamento de los países de la UE se han disparado hasta cifras que dan miedo, y esto en plena crisis económica. Hasta el que asó la manteca sabe que Rusia no va a atacar a ningún país de la OTAN, por eso atacó a Ucrania antes de que esta entrara en la OTAN y atacara el Donbás y Crimea, pero la “amenaza rusa” es una buena coartada para que las empresas de fabricación de armamento obtengan contratos milmillonarios y para, quizá, que otras empresas que podrían cerrar, como algunas del sector del automóvil, puedan ser reconvertidas para fabricar armas. Todo esto, sin embargo, tiene mucho peligro. Recordemos que la Segunda Guerra Mundial estuvo precedida por una carrera de armamentos. Las armas siempre presionan a la guerra. China, con una capacidad industrial bestial, que ya supera a todo Occidente, también se ha sumado a esta carrera, que confía en ganar en una decena de años, no así Rusia. Putin no quiere que le pase a Rusia lo mismo que le pasó a la URSS, pues la carrera de armamentos obligó a los soviéticos a gastar en armas unos porcentajes inasumibles del PIB y esa fue la principal causa de la desintegración de la URSS. La prueba del nueve de lo que estamos diciendo no es solo el porcentaje de gasto relativamente modesto de Rusia en armamento, es también que caros proyectos, como un nuevo portaaviones, fueron abandonados en Rusia, mientras que China ya tiene tres. Putin ya dijo hace años que Rusia destinaría principalmente sus contenidos gastos en Defensa en reforzar y modernizar su tríada nuclear, y eso es lo que se ha hecho. Así que nos vamos a encontrar en un escenario, si no nos estamos encontrando ya, en el que una confrontación entre la OTAN y Rusia, incluso intentando que fuera limitada, o una guerra híbrida, como la que se está desarrollando en Ucrania entre Occidente y Rusia, desembocaría, sí o sí, en una guerra nuclear, porque Rusia es muy inferior en armas convencionales a la OTAN; quede claro que eso incluye la entrega masiva de armamento moderno y ofensivo a Ucrania hasta el punto que Kiev pudiera poner en peligro la seguridad del oso del Norte. Rusia lleva mucho tiempo advirtiendo que traspasar algunas líneas rojas la obligarían a defenderse con armamento nuclear, pero, dramáticamente, yo dudo de que todo el mundo lo haya entendido.

lunes, 3 de abril de 2023

AHORA FINLANDIA

 


Ya dicen que Zelenski es más gafe que la Pantoja, todos los que le dan la mano caen o están a punto de hacerlo: cayó el primer ministro británico, Boris Johnson, cayó el primer ministro italiano, Mario Draghi, cayo la primera ministra sueca, Magdalena Andersson, y ahora le tocó el turno a la primera ministra de Finlandia, Sanna Marin. A esta última la recordará mucha gente, más que por sus fechorías políticas, por las fiestas lésbicas que organizaba en su residencia oficial, la que pagaban los finlandeses. Me hace mucha gracia ahora recordar como algunos la defendieron. Otros están en la cuerda floja, como el presidente francés y su gobierno, con la Galia en pie de guerra y con su popularidad por los suelos, sin olvidarnos del tripartito “progresista” alemán que caerá (podemos abrir apuestas) en cuanto haya elecciones en Germania. Quizá haya gente que dude que la causa de la caída de esos gobiernos esté relacionada con la guerra de Ucrania y con la supeditación de esos ejecutivos a los intereses económicos y estratégicos de EE UU, pasando por encima de los intereses de sus propios países ¿Habrá influido la pandemia, la coyuntura económica internacional, esa inflación de la que le echan la culpa a Putin? Por supuesto que todo eso ha influido, pero es que, cachis en diez, en Hungría también ha habido elecciones, también todo eso ha influido, y Viktor Orbán ha arrasado, precisamente con unas políticas con respecto a Ucrania y a Rusia completamente opuestas a todos los que han caído en desgracia. Los casos de Suecia y Finlandia son singulares porque, además de las sanciones a Rusia y de enviar armas a Ucrania, han perdido su neutralidad en el altar de la OTAN. Finlandia, que comparte 1.400 kms de frontera con Rusia, no había tenido ningún problema desde el final de la Segunda Guerra Mundial con su poderoso vecino y Rusia la proveía de electricidad, gas y petróleo a precio de amigos. Todo eso se terminó y ahora, además de que los finlandeses tienen que aflojar el bolsillo, hay unos cuantos misiles nucleares rusos apuntando a sus cabezas. Maravilloso. Por encima de las mayorías parlamentarias, los pueblos tienen su propia opinión y en cuanto pueden la expresan. A los finlandeses no les han gustado las fiestas de su primera ministra, pero les ha gustado mucho menos todo lo demás y por eso han enviado a Sanna Marin a su casa y al partido socialdemócrata al ostracismo, pues ha quedado por detrás de la derecha e incluso de la extrema derecha. Todo un éxito. No está muy claro que la venganza sea un plato que se toma frío, lo que está claro es que en las urnas la gente puede vengarse y frecuentemente se venga de los políticos, como estamos viendo en varios países de Europa.

El mundo está cambiando, está cambiando muy rápidamente, y a los que no sepan adaptarse al cambio les va a pasar lo mismo que les pasó a los dinosaurios hace casi 66 millones de años. Si nos hubieran dicho hace poco tiempo que Arabia Saudí iba a hacer las paces con Irán y a invitar a su presidente a visitad Riad no nos lo habríamos creído, si nos hubieran dicho hace poco tiempo que muchos países iban a sustituir el dólar por el yuan en sus transacciones comerciales internacionales tampoco; tenemos que frotarnos los ojos para ver lo que está pasando en África, donde han echado a los franceses y estadounidenses para meter a los rusos y a los chinos. Entre los cambios profundos a los que asistimos está la información, mucha gente ya se informa más en las redes sociales que en los medios clásicos. No es que en las redes sociales haya menos patrañas que en los medios de información tradicionales, es que al menos son más variadas y siempre hay un resquicio para lo que otros no quieren o no les dejan contar. Mentir a la gente y que no se entere es cada vez más difícil en el mundo de las redes. Puedes decir que has logrado bajar el precio del gas gracias a la “excepción ibérica”, todo ello a pesar de que la fechoría del Sáhara nos ha pasado factura con Argelia, pero luego los ciudadanos se enteran (siéntese usted para escucharlo) que España, en medio de las sanciones a Rusia y de “lo malo que es Putin”, ha batido sus marcas de importación de gas licuado ruso desde enero y el relato se te cae a pedazos. ¡Cuidado! con la venganza de la gente, no les pase a algunos como a otros/as que también le han dado la mano al gafe de Kiev.