lunes, 2 de enero de 2017

TURQUÍA EN EL PUNTO DE MIRA

El atentado de fin de año en una discoteca de Estambul, que ha causado 39 muertos y decenas de heridos, y que ha reivindicado el Estado Islámico, no es un caso aislado y todo hace suponer que los yihadistas van a seguir golpeando en Turquía. El presidente Erdogán se viene equivocando gravemente desde hace tiempo, como cuando rompió unilateralmente la tregua que mantenía con el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) o como cuando se enfrentó a Rusia con el derribo del SU-24, pero, sin duda su mayor error fue poner su país bajo los intereses de potencias extranjeras y de los regímenes feudales árabes para dar cobertura logística a los grupos yihadistas que combaten en Siria e Irak y para que Turquía paliara las consecuencias de unas guerras, que han provocado millones de refugiados, que azuzaron otros. Erdogán quiso utilizar al ISIS para acabar con la creciente influencia del YPG y PKK kurdos y recibir miles de millones de euros de la Unión Europea a cambio de parar el éxodo de los refugiados que estaban invadiendo Europa. El presidente turco se equivocó de estrategia, pero, sobre todo, se equivocó de aliados. Eso quedó diáfano durante el intento de golpe de Estado. Mientras que los que decían ser los amigos de Turquía esperaban a ver el desenlace de la asonada sin condenarla de inmediato, otros, como Rusia, a pesar de siete meses de tiranteces desde el derribo del avión, apoyaron al legítimo Gobierno turco y al presidente Erdogán desde el minuto uno. En toda esta historia no es baladí recordar que unos días antes de la intentona golpista el presidente Erdogán había enviado una carta al Kremlin pidiendo perdón y ofreciendo reparaciones a las familias de los dos pilotos rusos fallecidos. Todavía es una incógnita porqué el presidente turco cambió de opinión en sus relaciones con Rusia, pero es probable que los servicios secretos turcos ya supieran que se preparaba un golpe de Estado y quienes estaban detrás. Sea como fuere, a partir de entonces todo cambió. Putin y Erdogán se entrevistaron y acordaron aliarse contra los yihadistas del Estado Islámico y otros grupos, como el antiguo Frente Al Nusra, pero, lo mas importante, Erdogán se comprometió a que Turquía ya no daría cobertura logística a los terroristas. Eso ha tenido consecuencias inmediatas en el teatro de operaciones y la liberación de Alepo y de otras localidades por parte del Ejército Árabe Sirio y sus aliados lo demuestra.
Mucha gente no se acaba de creer que el clérigo Fethullah Gülen, exilado en los EE UU, haya podido estar detrás del intento de golpe de Estado, pero es que esa gente no conoce las estupendas relaciones del clérigo con grupos de poder internacionales, entre ellos la gran banca, y el entramado que había ido tejiendo en Turquía y que ya había infectado las universidades, las mezquitas, el Ejército y la Policía. Ese dispositivo, que estaba preparado para actuar si se estimara necesario, se activó cuando Erdogán quiso cambiar la orientación de sus políticas, en concreto, cuando cambió su política y sus relaciones con Rusia.
A nadie se le escapa la importancia estratégica de Turquía, todavía miembro de la OTAN, solo hace falta recordar que la famosa crisis de los misiles que la URSS quiso instalar en Cuba, que casi provoca un conflicto nuclear, estuvo precedida por el despliegue en Turquía, en la misma frontera con la URSS, de misiles nucleares de alcance medio de los EE UU, y también hay que tener en cuenta que Turquía tiene la llave del Bósforo, el estrecho que da salida al Mar Negro, donde la flota rusa con base en Sebastopol (Crimea) es la dueña y señora.

Para todos los que sean conscientes de que los grupos yihadistas no hubieran medrado sin la complicidad de Occidente y de sus aliados, los regímenes feudales árabes, no será una sorpresa que ahora Turquía esté en el punto de mira de los terroristas. Sin la colaboración leal de los EE UU, que tiene el servicio de escucha global ECHELON, que analiza miles de millones de llamadas de teléfono y mensajes al día en todo el mundo, y sin la ayuda de los servicios de inteligencia occidentales, los atentados del Estado Islámico en suelo turco, como bien sabe la viuda del embajador ruso, se multiplicarán.

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