El día 24 de septiembre será la fecha en la que se van a celebrar las elecciones para renovar los 598
escaños del Bundestag (parlamento alemán). Después de las elecciones a la presidencia
francesa, que serán entre finales de abril y primeros de mayo (seguramente será
necesaria una segunda vuelta) los comicios en Alemania van a ser las mas
importantes de la Europa comunitaria, pero no debemos olvidar que ya en marzo se van a celebran otras elecciones que pueden dar mucho que hablar, las de
Holanda, donde el partido ultraderechista que lidera Geert Wilders, el PVV,
podría dar el primer susto. Esas tres elecciones tienen también tres
denominadores comunes que van a mediatizarlo todo. Por una lado el problema de
la inmigración masiva, por otro la situación de debilidad de la Unión Europea,
alejada de los ciudadanos, dirigida por unos burócratas que la gente no ha
elegido y que, tras el Brexit, está en sus horas mas bajas, y finalmente el
progresivo declive electoral de la socialdemocracia, a la que la crisis ha
empujado a alianzas tácitas o explícitas con la derecha que ahora le están
pasando factura.
Si en Holanda y en Francia podría
suceder una hecatombe, como ha pasado en los EE UU, en Alemania es mucho mas
difícil y lo mas probable es que la actual canciller, Ángela Merkel, continúe
al frente del Gobierno, aunque bastante debilitada. Merkel tiene a su favor que
la tarta política en Alemania está muy fragmentada, porque son nada menos que
siete fuerzas políticas importantes las que participan de ella: CDU y sus
aliados bávaros del CSU, el SPD, Die linke (La izquierda) Los verdes,
Alternativa para Alemania (AFD) y el partido Democrático Liberal (FDP). El voto
de los alemanes desencantados, que son muchos, va a estar muy dividido y eso le
va a venir muy bien a la CDU y a Dña. Ángela. Pero, el establishment, aunque Merkel
siga en el Gobierno, cometería un grave error si no reacciona ante lo que
probablemente va a suceder. Las encuestas ya están anunciando la caída de los
socialistas del SPD, el descenso de la CDU (menor el de sus aliados de la CSU)
y el ascenso de los ultraderechistas del AFD y de los poscomunistas y sus
aliados socialistas de izquierda, Die Linke. Por cierto, es curioso que los poscomunistas
sean los mas votados en Berlín y tengan un gran nicho de votos en los Lander de
la antigua RDA.
Hasta ahora ha gobernado Alemania
la gran coalición formada por la derecha de CDU/CSU y los socialdemócratas del
SPD. El acuerdo que consiguió Merkel con el SPD no solo le sirvió para tener
mayoría absoluta, también como coartada para algunas de sus políticas. A decir
verdad eso también les sirvió a los socialdemócratas. Cuando las fechorías son
compartidas es mas difícil identificar a los culpables. Pero, todo parece
indicar que el electorado alemán va a castigar a ambos.
Europa y el mundo están cambiando,
mientras los poderes que hasta ahora eran hegemónicos no son capaces de
identificar los problemas y mucho menos de darles solución. Lo peor es que las
alternativas que aparecen en el horizonte me recuerdan mucho a los fascismos
que emergieron antes de la Segunda Guerra Mundial, también aprovechándose de la
crisis y engañando a los trabajadores, que sumieron el Viejo Continente en el
horror.
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