La Consejería de Infraestructuras,
Ordenación del territorio y Medio Ambiente (es curioso que las actividades
donde el Ejecutivo asturiano ha cometido, históricamente, sus mayores fechorías
estén agrupadas) ha tenido que ceder a las presiones políticas y populares y
convocar una reunión para explicar qué piensan hacer para reducir los niveles
de contaminación atmosférica. La consejera, Belén Fernández, ha puesto sobre la
mesa 17 medidas con las que, dice, piensa acometer este grave problema, pero
que a los que conocemos el percal se nos antojan ocurrencias para ganar tiempo
mientras siguen tomando el pelo a la gente. Cuando te engañan por primera vez
la culpa es de los que te engañan, pero si es por segunda vez la culpa es tuya.
Y el Gobierno asturiano, en particular desde esta consejería, lleva mucho
tiempo engañando a los asturianos. Lo mismo da un plan con 17 medidas que con 17.000,
si los que las tienen que cumplir van a pasar de ellas olímpicamente y las
autoridades, como hemos visto hasta ahora, no van a hacer nada al respecto.
Si yo empezara a listar aquí las
cosas que hizo, y que no hizo, el anterior consejero, Francisco González
Buendía (que a los cántabros los cojan confesados), lugarteniente de Areces, estaríamos
ante un discurso digno del maestro de los relatos de terror, Edgar Alan Poe.
Sus obras, pasándose la Ley por la entrepierna y despilfarrando nuestro dinero,
ahí siguen, erguidas, para vergüenza del que la tenga. Sin duda Gijón, entre
otras cosas, por la complicidad de la anterior alcaldía, fue un terreno abonado
para las pifias: Muselón, Regasificadora, Depuradora de la zona Este, etc. Va a
ser muy difícil que a gente, como los vecinos de El Muselín, a los que con
cuentos chinos quisieron echarlos de sus casas, logre convencer la consejera de
que se va a terminar la contaminación que todos los días y noches riega sus
cabezas. Todos ellos, si alguna vez fueron seguidores de San Agustín, se han
pasado hace tiempo a Santo Tomás.
Especialmente los vecinos de la
zona Oeste de Gijón están muy cabreados, como otros de Avilés, de Navia, de
Lugones, etc, porque llevan sufriendo año tras año una contaminación
atmosférica que mina su salud y la de sus hijos y sus nietos. Pero, ahora ya
no dirigen tanto sus iras sobre las industrias responsables de no cumplir con
la legislación vigente en materia de emisiones y de implementar métodos de
trabajo prohibidos, que también, las dirigen sobre todo contra los políticos
que hacen la vista gorda y que permiten que esto ocurra. Por eso Dña. Belén,
que está en el centro del punto de mira, se ha sacado de la manga 17 medidas, algunas
tan absurdas como otras que lleva tiempo planteando y que, si no nos afectaran
tan gravemente, darían hasta risa. Cuando vives en una ciudad donde las aguas
van a parar directamente al mar sin depurar o donde el coche que vas a coger por
la mañana tiene el techo negro de residuos, las pamplinas ya no son de recibo.
La impunidad y el convencimiento
de que no les va a pasar nada alimentan las actitudes chulescas y las mentiras
de las industrias responsables de la contaminación atmosférica en Asturias. Con
la complicidad tácita del Ejecutivo asturiano nos dicen que “los coches son los
responsables del 50% de la contaminación” o “el aerosol marino y el polen”. Son
los mismos que, con nocturnidad y alevosía, aprovechan la oscuridad para llenar
nuestro cielo de mierda. Por eso, y no por otra cosa, a las 8 de la mañana se
miden los mayores índices de contaminación.
Como ese carbón que aparece
regularmente en la Playa de San Lorenzo y del que hacen responsable al
naufragio del Castillo de Salas, algo que sucedió hace mas de 30 años, cuando
todos sabemos que es polvo de carbón compactado de El Musel, la contaminación atmosférica
que padecemos, y los que la permiten, están bien identificados.
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