miércoles, 18 de enero de 2017

LA GESTACIÓN SUBROGADA

Entre las nuevas formas de explotación que han surgido en los últimos años en una sociedad, la nuestra, que ha perdido los principios, los valores y la moralidad, sobresale la llamada “gestación subrogada”, a la que también se la llama “maternidad subrogada”, “maternidad por encargo”, “maternidad de alquiler”, “subrogación gestacional”, etc, que consiste en que una mujer lleva en su vientre durante nueve meses un hijo que no va a ser suyo. El embarazo puede producirse por inseminación artificial, lo mas corriente, o por una relación sexual normal y puede incluir esperma y óvulos de quien o quienes hacen el encargo o no. Aunque no necesariamente tiene porque ser así, la inmensa mayoría de estas maternidades por encargo las realizan parejas que no pueden tener hijos y que no pueden, o no quieren, recurrir a la adopción. También personas solteras o sin pareja recurren a la gestación subrogada. Una gran parte de los demandantes de este servicio son homosexuales.
Aunque el asunto desde el punto de vista ético tiene muchas aristas, yo me voy a centrar en solo una de ellas, la que considero mas importante. La gestación subrogada cuesta bastante dinero, dependiendo del país puede superar ampliamente los 60.000 euros, en este precio se incluye la comisión que cobran organizaciones de trata o mafiosas, muchas veces encubiertas bajo un manto pseudolegal o social, el tratamiento en clínicas especializadas y el dinero que se paga a la mujer gestante. Este último punto es el mas sangrante y escandaloso, porque no son las mujeres de cualquier estrato o condición social las que se someten altruistamente a ser madres para luego entregar sus hijos a otros, sino que son las mujeres pobres o en situaciones de grave riesgo las víctimas de un negocio repugnante y de los deseos de miles de canallas que mientras piden el reconocimiento social no les importa lo mas mínimo aprovecharse de las personas mas débiles y subvertir los derechos de los niños.
En España la gestación subrogada está prohibida, pero a los que van a otros países a encargar hijos para luego traerlos aquí no les pasa absolutamente nada, incluso presumen de ello públicamente. Estos “turistas reproductivos” buscan destinos principalmente en Iberoamérica o en Europa del Este, precisamente donde la situación económica de muchas mujeres es mas precaria y donde el hijo por encargo les puede salir mas barato.


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