sábado, 30 de junio de 2018

EL MUNDO POST-OCCIDENTAL


El ministro ruso de exteriores, Serguéi Lavrov, pronunció hace unos días una frase lapidaria: “Ciertamente, tras cuatro o cinco siglos que duró la dominación del llamado Occidente Colectivo, no es tan fácil adaptarse a las nuevas realidades, a los nuevos centros de fuerza económicos, financieros y políticos”, yo añadiría, porque Lavrov seguramente no quiso mentarlo, militares. La frase forma parte de un amplio discurso del ministro de exteriores ruso que no tiene desperdicio, por la lucidez de las conclusiones y porque por estos lares no estamos acostumbrados a que nos digan algunas verdades.
Lo que hemos conocido durante siglos como Civilización Occidental, una civilización que junto a los crímenes y los excesos del colonialismo y del imperialismo también expandió su cultura, su religión y sus valores por el mundo, agoniza. Aquella civilización deslumbraba, como deslumbró a Pedro el Grande,  que se empeñó en afrancesar Rusia. Pero, lo que verdaderamente ha hecho que Occidente haya sido hegemónico en el mundo durante siglos ha sido su poderío económico, cuyo liderazgo iba pasando de unas naciones a otras, de unos imperios a otros. Pero, todo empezó a cambiar tras la Segunda Guerra Mundial y en eso, a la postre hay que reconocerlo, tuvo mucho que ver la aparición en escena de la URSS, que no solo convirtió a una gran parte del Este en una gran potencia, permitió que muchos países se libraran de los yugos imperialistas francés, británico, portugués o de los EE UU. Inmensas naciones como China o India, las más pobladas del mundo, que habían quedado ancladas en la Edad Media y no pintaban nada, empezaron a emerger con fuerza y en Indochina y otras partes del Extremo Oriente también emergían otros pueblos y otros Estados, como Vietnam, tras guerras terribles y convulsiones políticas tremendas. Tras la Segunda Guerra Mundial también cambió la hegemonía imperial de Occidente, que paso de estar en manos británicas a ser exclusiva de los EE UU. Pero, ya se había iniciado un proceso imparable hacia el ocaso. Cuando acabó la SGM, nada menos que el 75% del Producto Mundial Bruto pertenecía solo a los EE UU, en los años 70 del pasado siglo los EE UU seguían teniendo el 50% del PMB, a mediados de los años 90 había descendido hasta el 25% y hoy está alrededor del 19%. Aunque los EE UU han sido, ya les queda poco, la principal potencia económica del mundo, era, sin embargo, Europa la que seguía guardando el bote de las esencias, de la hegemonía político-cultural de Occidente. La creación de la Unión Europea afianzó todavía más ese liderazgo. “La Unión Europea intenta evitar el modo de sentirse perdida en este nuevo orden mundial” ha sido otra de las frases lapidarias de Lavrov.
China será el año que viene la primera potencia económica mundial y en 2.022 la primera potencia militar. Y China solo es una pieza, aunque la más importante, de la nueva “Alianza Continental” un ente tácito, y en ocasiones explícito, que está dibujando un nuevo mundo multipolar donde el liderazgo va a estar muy repartido. Mientras esto está sucediendo delante de nuestras narices, Europa está dejando de ser referencia cultural de Occidente. El fenómeno de la inmigración masiva, con la llegada de costumbres y tradiciones que nada tienen que ver con las europeas y presionando a peores condiciones económicas y laborales a los trabajadores europeos, está propiciando el ascenso de movimientos ultraderechistas y neonazis y está cambiando muy rápidamente el panorama político de los países y de las instituciones europeas, hasta la propia supervivencia de la UE está ya en peligro. El mundo post-occidental está llegando para quedarse, no sabemos durante cuantos siglos.

viernes, 29 de junio de 2018

LOS GRANDES COMPLEJOS DE LOS ESPAÑOLES


Todo el mundo tiene algún complejo, quien diga lo contrario miente, otra cosa es que sea consciente de ello o que exista realmente una justificación para estar acomplejado. Los/las hay que tienen complejo por ser gordos o calvos o por tener poco o mucho pecho, hay complejos para todos los gustos y disgustos. Pero, aunque algunos complejos, como los que he citado, pueden incluso degenerar en graves problemas psiquiátricos, no tienen, ni de lejos, la importancia de otros complejos que tenemos los españoles, no individuales, sino colectivos. Para mí uno de los complejos más injustificados que tenemos los españoles es el de nuestro papel en la colonización de América. Por supuesto que los conquistadores no fueron las hermanitas de la caridad y que se cometieron muchos excesos, pero hay dos cosas que nadie puede discutir: una, que lo que allí había era muchísimo peor que lo que llevaron los españoles, por mucho que algunos loen civilizaciones, como los Incas y los Aztecas, que sacrificaban a sus propios hijos o arrancaban los corazones, aún palpitantes, de sus víctimas para, en ceremonias atroces, ofrecérselos al Dios Sol y, otra, que en los países de Iberoamérica los amerindios siguen siendo muchos millones, mientras que en los EE UU, colonizados precisamente por los que levantaron la “Leyenda Negra” contra España, son una rareza recluida en reservas. Somos tan estúpidos y estamos tan acomplejados como colectivo, como país, que si alguien va por la calle con un jersey o una camiseta con la bandera británica o de los EE UU a todos nos parecerá bien, que mola mucho y que va a la moda, pero si lleva en esas prendas tejida o impresa la bandera de España, la constitucional, entonces es facha. Estoy completamente seguro que pasaría algo parecido si en vez de la bandera roja y gualda fuera la republicana tricolor.
Algunos de nuestros complejos más perniciosos los arrastramos merced a tantos años de dictadura franquista, desde mirar a los extranjeros del Norte de los Pirineos como si fueran superiores a nosotros, hasta confundir la democracia y las libertades con la permisibilidad total y el buenismo bobalicón. Ningún país del mundo permitiría que se ninguneara y se silbara a su jefe de Estado, sea rey o presidente de la república, que se quemara impunemente su bandera o que buques de una de sus regiones no enarbolaran en popa, como ordena la legislación nacional e internacional, el estandarte del Estado al que pertenecen; ningún país del mundo permitiría que narcotraficantes e independentistas agredieran a sus policías y ningún país del mundo permitiría que autoridades regionales se rebelaran contra el Estado.
Estos días se ha agudizado el debate sobre la conveniencia o no de sacar los restos del general Franco del Valle de los Caídos. Todo el mundo debería ver la magnífica serie “Dictadores” de una conocida cadena de TV de pago. No es una serie del “contubernio judeo-masónico-marxista”, es una serie británica (National Geographic) de la que no se desprende parcialidad. En ella queda muy claro que los fascistas utilizaron el exterminio sistemático de sus adversarios y el bombardeo criminal de las ciudades para imponerse y que miles de esclavos republicanos hicieron un gigantesco monumento, coronado por una gran cruz, para que fuera una obra que perpetuara en el tiempo la ignominia y el mausoleo del dictador. Años después de terminada la Guerra Civil continuaron las torturas en las comisarías (Billy el Niño, por ejemplo) y los fusilamientos. Decenas de miles de republicanos españoles siguen desaparecidos por cunetas o enterrados en gigantescas fosas comunes (no hay franquistas entre ellos) sin que sus familiares les hayan podido dar cristiana o atea sepultura. Solo acomplejados, como nosotros, podemos permitir esto y no hacer, de una puñetera vez, justicia. Una cosa es la necesaria reconciliación nacional y otra muy distinta la tergiversación de la Historia, el olvido de los crímenes y el desamparo a los familiares de los asesinados por parte de los poderes de un Estado que se llama a si mismo democrático.

domingo, 24 de junio de 2018

YO YA LO HABÍA AVISADO


Ser inequívocamente de izquierdas y tener una opinión crítica con la gestión que se está haciendo de algunos asuntos, como el de la inmigración, no es fácil, porque corres el riesgo de que te llamen traidor y mentiroso y te cuelguen los sambenitos de xenófobo, racista y facha. Imagínese usted lo que eso puede significar para alguien que, como yo, es seguidor de Karl Marx. Pero, aunque sé lo que les sucede al final de su viaje, yo siempre he admirado a los salmones, su resolución y determinación para subir cascadas y remontar ríos gélidos contra corriente, nadar miles de kilómetros para morir, exhaustos, pero trasmitiendo sus genes a la próxima generación, no porque sean valientes, es su condición.
Pues bien, el asunto de la inmigración irregular masiva y sus repercusiones políticas y sociales me viene preocupando desde hace mucho tiempo y he escrito muchos artículos intentando analizarlo, “Ganó el Brexit” 24/6/16, “El problema de la inmigración en las elecciones” 17/2/17, “La Ruta del Estrecho” 4/7/17, “Italia y la invasión que nos espera” 20/2/18, son algunos de ellos. Aunque estoy acostumbrado a los insultos, tengo las espaldas anchas, no había recibido tantos hasta que aparecieron en los medios varios de mis escritos donde apuntaba que medio millón de inmigrantes subsaharianos habían cruzado desde Libia a Marruecos a través de Argelia, al tiempo que ponía en la picota a los que se habían apuntado a la Guerra de Libia, para “poner allí la democracia”. Ya suponía por aquel entonces lo que iba a suceder en Italia y, por supuesto, las mafias que trafican con personas también. Por eso, bastante antes de las elecciones que se celebraron en el país transalpino el 4 de marzo y de que el nuevo ministro de Interior italiano fuera el líder de los ultraderechistas de la Liga Norte, Matteo Salvini, la gente bien informada sabía perfectamente que sería muy probable que la ruta de la inmigración desde Libia a Italia a través de la isla de Lampedusa podría ser cortada. Las columnas de inmigrantes que se desplazaban entonces por el desierto argelino eran tan grandes que se podían ver perfectamente con una conocida aplicación de Google (no hacen falta ahora aviones espías U-2 o SR-71) y el CNI y el Gobierno de España tenían que saberlo perfectamente (en caso contrario sería tremendo), por las imágenes que ya se colgaban en Internet y porque algunos ya lo estábamos diciendo.
Este fin de semana otra vez cientos de inmigrantes han llegado a Andalucía, otros también a Canarias, en un suma y sigue que no hay país capaz de absorberlo. En los últimos cuatro meses han llegado a Andalucía casi 12.000 inmigrantes subsaharianos, pero aún no hemos visto nada. Exactamente esto mismo sucedió en Italia y las consecuencias políticas de cómo se gestionó el problema están ahora a la vista de todos. El mapa político de Europa está cambiando y lo está haciendo peligrosamente, hay que estar muy ciegos para no darse cuenta que el problema de la inmigración es la causa fundamental. Los dirigentes políticos europeos parece que no tienen una perspectiva real del asunto. El sábado 23 de junio los presidentes de Francia, Emmanuel Macron, y de España, Pedro Sánchez, que se habían reunido en El Elíseo, propusieron crear una especie de campos de concentración en algunos puntos de Europa para internar allí a los inmigrantes mientras se tramitan sus papeles, al tiempo que amenazaron con sanciones a los países que no quisieran acoger más inmigrantes. Esas amenazas no son nuevas, ya se las lanzaron hace algún tiempo a Bulgaria y Hungría y entonces los primeros ministros de esos países, Borísov y Orbán, contestaron que como les tocaran mucho las narices se pasaban al “lado oscuro”, con Putin.
Bien, no era ningún alarmista ni mentía, la invasión ya está aquí y no se piensa poner coto a ella, al contrario, se colabora con las mafias y con esas ONGs, que han proliferado como hongos, al tráfico de personas. Nunca, desde los años 30 del pasado siglo, el futuro político de Europa estuvo tan en manos de los irresponsables.





viernes, 22 de junio de 2018

TURQUÍA SE PASA AL LADO OSCURO


Crece la preocupación entre los EE UU y sus aliados de la OTAN con respecto a Turquía, un país todavía miembro de la Alianza Atlántica pero que cada vez está más cerca de Rusia y de la “Alianza Continental”  un ente, más tácito que explícito, económico y estratégico donde, además de Rusia, está China, India Irán, Bielorrusia y las repúblicas islámicas exsoviéticas de Asia Central y otros países menores asiáticos.
Todo empezó tras una carta que el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogán, dirigió al presidente de Rusia, Vladimir Putin, a los siete meses de que un caza F-16 turco derribara a un bombardero táctico SU-24 ruso que realizaba operaciones contra los yihadistas al Norte de Alepo (Siria) cerca de la frontera turca. En la carta, Erdogán pedía perdón y se comprometía a resarcir a los familiares de los dos pilotos rusos fallecidos. Es difícil saber cuál fue el motivo del radical cambio de parecer del presidente de Turquía, cuyas relaciones con Rusia después de aquel incidente estaban bajo mínimos. Distintos analistas barajaron entonces las sanciones impuestas por Rusia a los productos agrícolas turcos, a que los dos millones de turistas rusos que veraneaban en Turquía dejaron de ir o a la paralización de la construcción del gigantesco gasoducto que la empresa estatal rusa, Gazprom, iba a tender desde Azerbaiyán hasta Italia a través de Turquía, pero hoy parece más plausible que Erdogán estuviera perfectamente informado por los servicios secretos de su país que se iba a producir un golpe de Estado para apartarlo del poder. En efecto, a las pocas semanas de que el presidente turco enviara su carta al Kremlin, hubo un intento de golpe de estado en Turquía y mientras Rusia fue el primer país del mundo que, todavía en la vorágine de la asonada, apoyó sin ambages al Gobierno de Turquía, otros, como EE UU y Alemania, esperaron al desenlace. Eso abrió los ojos definitivamente a Erdogán que acusó a USA de estar detrás del golpe de Estado apoyando al clérigo residente en los EE UU Fethullah Gülen. Tras el fallido golpe de Estado no solo se inició en Turquía una caza de brujas, pues, al parecer, el entramado tejido por Gülen era muy amplio y de paso Erdogan se quitó a otros potenciales enemigos de en medio, también se enfriaron las relaciones con los EE UU y con la OTAN. Tras varias conversaciones entre Erdogán y Putin, Rusia parece estar convencida de que Turquía se ha cambiado de bando, solo así se entiende que se haya reanudado tan rápidamente la construcción del gasoducto Turk Stream, que va a proporcionar 100.000 puestos de trabajo en Turquía y que Rusia haya vendido a los turcos varios de sus sofisticados sistemas de misiles antiaéreos S-400.  El último episodio de esta deriva es que, tras la anulación por el Congreso de los EE UU de la venta a Turquía de los cazas de quinta generación F-35, ahora se teme que Rusia le venda a Erdogán los Sukhoi SU-57, considerados por muchos expertos como los mejores aviones de combate de quinta generación, por sus excepcionales características de alcance, velocidad, maniobrabilidad y capacidad para llevar misiles pesados. Después de su triunfo en Siria, si Turquía se pasa definitivamente al “lado oscuro” Putin habrá conseguido un éxito estratégico inimaginable hace muy poco tiempo, sin duda el más importante desde su alianza estratégica con China.

miércoles, 13 de junio de 2018

EL AQUARIUS, CRÓNICA NO POLÍTICAMENTE CORRECTA


El sábado día 16 de junio está previsto que lleguen al puerto de Valencia varios buques, entre ellos el Aquarius,  que traen a los 629 inmigrantes que este buque, contratado por la ONG Médicos sin Fronteras, había recogido de varias pateras sobre el Mediterráneo. La verdad, para que entremos ya en harina, es que estos barcos nodriza gestionados por ONGs no van por el mar buscando pateras con inmigrantes, sino que están perfectamente coordinados con las mafias del tráfico de personas, se llaman por teléfono y se dan las coordenadas para que luego traigan a los subsaharianos a los puertos de Europa. Estos días, con una indecencia de libro, se está acusando a Italia y a los italianos de insolidarios y xenófobos, al mismo país y a los mismos ciudadanos que recibieron cientos de miles de inmigrantes, en muchos barcos como el Aquarius, que llegaron desde Libia, vía isla de Lampedusa. Los italianos fueron solidarios cuando Europa les dio la espalda hasta que sus ciudades se llenaron de inmigrantes en paro a los que tenían que mantener, entonces se les acabó la solidaridad y el buen corazón. En la Libia de Al Gaddafi, que era el segundo país en renta per cápita de África, solo superado por las Islas Canarias y las ciudades españolas de Ceuta y Melilla, trabajaban casi dos millones de inmigrantes subsaharianos, unos, acusados falsamente de colaborar con el régimen, fueron salvajemente asesinados a machetazos (esas cosas no se contaron por aquí) por los mercenarios yihadistas que apoyó la OTAN (que entraron desde Egipto en cientos de vehículos 4X4 completamente nuevos y artillados con armamento ucraniano que les donó gentilmente Arabia Saudí) y otros tuvieron que pagar dinero a las mafias, que enseguida crearon esos nuevos señores de la guerra, para huir hacia Italia. Los italianos han dicho basta, ya no quieren más inmigrantes, y como a los transalpinos solo les dejaron el derecho al pataleo del voto pues lo han ejercido, por eso ahora hay allí un Gobierno monstruoso de los neofascistas de la Liga Norte y los ácratas populistas del Movimiento Cinco Estrellas ¿Bajo qué piedra se esconden ahora los que apoyaron y jalearon ir a la Guerra de Libia “para poner allí la democracia”? Eso sí, en Italia sus partidos han quedado laminados. Pues bien, son precisamente esa pléyade de irresponsables, exactamente los mismos que han provocado una hecatombe humanitaria en Libia y en el Mediterráneo, los que ahora están más compungidos por el drama de los inmigrantes y los que se van a poner en primera fila para hacerse la foto en Valencia.
Cualquiera que tenga corazón no puede ser insensible ante el drama de la inmigración, pero los Estados y las sociedades no se gestionan con el corazón, sino con la cabeza. Hay que estar muy ciegos para no darse cuenta que el ascenso de formaciones de ultraderecha y neonazis en Europa está íntimamente ligado al fenómeno de la inmigración masiva y descontrolada, exactamente igual que lo están el Brexit o el triunfo de Donal Trump. Lo que está sucediendo en Holanda, Francia, Alemania, Suecia, Bulgaria, Hungría, Austria y ahora Italia es tan evidente que no se puede negar la realidad. Algunos países de Europa, como Reino Unido o Francia, por ejemplo, habían recibido en el pasado muchos inmigrantes pero la incorporación a la UE de países pobres de la Europa del Este y la creciente inmigración asiática y africana ha desbordado las capacidades de unas sociedades que ya tenían sus propias crisis. España es el país del mundo que más inmigrantes ha recibido en los diez últimos años, son ya cerca de cinco millones, una buena parte indocumentados y que trabajan en la economía sumergida o en actividades ilegales o alegales, como la prostitución, al dictado de las mafias. Pero, vendrán más, muchos más, Médicos sin Fronteras dicen que en las costas de Libia hay 700.000  personas esperando echarse al mar y en el Norte de Marruecos hay otro medio millón, un área de negocio fabuloso y sin riesgo alguno, es más, con mucha colaboración, ahora que, ante la grave situación creada en la Línea de la Concepción, el Gobierno de España no ha tenido más remedio que dejar de mirar hacia otro lado y entrar a saco contra los traficantes de droga.  

viernes, 8 de junio de 2018

¿MOCIÓN DE CENSURA EN EL AYUNTAMIENTO DE GIJÓN?


Crece la probabilidad de que la izquierda presente una moción de censura en el Gobierno local de Gijón a falta de menos de un año, serán el 26 de mayo de 2.019, para que se celebren comicios municipales, que coincidirán también con las elecciones al Parlamento Europeo y a los parlamentos regionales de todas las CC AA, excepto Andalucía, País Vasco, Cataluña y Galicia. ¿Qué ha sucedido para que algo por lo que lleva clamando Izquierda Unida desde hace bastante tiempo pueda llegar a fraguar? pues, no ha sido la moda impuesta por Pedro Sánchez ni otros condicionantes ajenos a nuestra villa y, todavía en más medida, a la política asturiana.
Mucha gente fuera de Gijón, ya no digo nada de fuera de Asturias, no puede entender cómo es posible que Xixón si Puede, es decir, Podemos, esté apoyando un gobierno en minoría de la derecha, de un partido que creara nada menos que Francisco Álvarez-Cascos, el que fuera lugarteniente de Manuel Fraga y ministro de Fomento con Aznar. Nadie entiende fuera de aquí que una ciudad mayoritariamente e históricamente de izquierdas, mayoría que se ve reflejada en la composición de los grupos municipales, tenga una alcaldesa de Foro Asturias, el partido de Cascos. No lo entienden porque no han vivido aquí, no han visto una alcaldesa socialista en coche de lujo con chófer, no han visto como se expropiaban terreros a 42 euros el metro cuadrado para cedérselos gentilmente a los especuladores del ladrillo, no han visto candidatos socialistas a la alcaldía con cuatro salarios, no han visto las fechorías de Dulce Gallego en la EMA y no han visto a IU haciendo de palmeros de todo eso. Por eso Gijón tiene el Gobierno municipal que tiene. Pero, las circunstancias objetivas que propiciaron un Ejecutivo municipal que, por su singularidad, ni se puede calificar de Frankenstein ni tiene símil posible en toda la Familia Monster, han cambiado drásticamente. Tras de derrota electoral de Foro Asturias en las últimas elecciones autonómicas, aunque no solamente por eso, este partido inició un camino que le va a llevar a su desaparición al perder su razón de ser y de estar, un camino de regreso a sus orígenes, al PP. Como yo no estoy en los pensamientos de Cascos, estoy muy lejos de esa altura intelectual, nunca lo he podido entender. Se aliaron con el PP para acudir juntos a las elecciones generales y votaron con el PP todo lo que el partido de Rajoy llevó al Congreso de los Diputados, exactamente el mismo PP que había ninguneado a D. Francisco y, junto con el PSOE (IU se abstuvo), tumbó sus Presupuestos y le obligó a convocar elecciones autonómicas, lo que significó la pérdida del Gobierno de Asturias. Ese camino tiene un final, un final que ya está muy cerca, porque cuando alguien está empeñado en suicidarse no puedes hacer nada. Al mismo tiempo se producía un cataclismo en el PSOE, donde barones y conspicuos muy importantes daban un golpe contra su propio secretario general, un golpe que, como todos hemos visto, fracasó y que, también lo hemos visto, ha tenido consecuencias cruciales en Asturias, yo creo que para bien de la FSA-PSOE, y los acontecimientos que se avecinan, por si todavía no hay suficientes evidencias, me darán la razón.
Se dan las condiciones para que prospere una moción de censura en el Ayuntamiento de Gijón y para que esta villa tenga, como es lo lógico, por lo que votan mayoritariamente sus habitantes, un alcalde o una alcaldesa de izquierdas. Pero, obviamente, nada de lo que puede venir nos debe recordar al pasado, ni las personas, ni los modos, ni las actuaciones. Si hay titubeos no habrá acuerdo.

jueves, 7 de junio de 2018

EL NUEVO GOBIERNO DE PEDRO SÁNCHEZ


Ya tenemos nuevo Gobierno, un Gobierno que tiene dos rasgos importantes, por un lado hay muchas más mujeres que hombres, casi el doble, y por otro tiene un marcado carácter de gestión y no parece diseñado pensando en durar unos pocos meses hasta unas elecciones anticipadas, que requeriría un carácter más político y más mediático de sus miembros. Que tangamos once ministras y solo seis ministros no es ningún problema ni ningún inconveniente para nadie en este país, porque ningún español está en contra de que las mujeres sean mayoría en los consejos de administración de las empresas y en los Gobiernos si lo valen y va siendo hora de que sea algo habitual, exactamente igual de habitual que ya es que haya más féminas estudiando en la universidad que varones. Por eso lo de la paridad (este ni de coña es un Gobierno paritario) es una bobada y lo es mucho más cuando entra en confrontación con el mérito. Vivimos en un país que ha evolucionado mucho en el asunto de la igualdad entre los sexos, en algunas cuestiones legales pasándose de frenada y en otras, como las domésticas, donde nos queda un largo camino por recorrer, pero los españoles no tienen nada contra las ministras por ser mujeres como tampoco lo tendrían contra una presidenta del Gobierno o una reina. No se las va a examinar por su sexo. La mayoría de los analistas y de los medios de comunicación coinciden en señalar que los/las que se han hecho cargo de las respectivas carteras tienen un mercado perfil de gestión, y es cierto, y también que son muy buenos/nas profesionales para los cargos que van a ocupar, eso en casi todos los casos. Ya he apuntado que este Gobierno parece diseñado para gestionar y llegar al año 2.020, que es lo que esperan de él muchos españoles, y no para convocar unas nuevas elecciones en otoño o a finales de año. Pero, en efecto, no en todos los casos, de ahí el casi, tenemos al profesional adecuado para el ministerio que va a ocupar, me refiero, en concreto, a Margarita Robles y a la cartera de Defensa. Robles no tiene que demostrar su experiencia jurídica y política, incluida la portavocía del Grupo Socialista que tuvo hasta ahora en el Congreso de los Diputados (que va a ocupar la vicesecretaria general del PSOE y paisana nuestra, Adriana Lastra) pero no tiene ni puñetera idea de Defensa o, para decirlo de otra manera, tiene exactamente la misma idea que tenían Narcís Serra, Carme Chacón o Dolores de Cospedal. Que el responsable de Defensa haya sido militar no garantiza nada, porque Federico Trillo fue número uno de su promoción en el Cuerpo Jurídico de la Armada, fiscal de la Zona Marítima del Mediterráneo y estuvo en la Dirección de Construcciones Navales Militares y todos nos acordamos de sus fechorías, incluido el triste episodio del YAK-42, pero yo le aseguro que hay en este país expertos en este campo, tanto militares como civiles, a la altura de lo que exige ese ministerio. Exactamente igual que afirmo que no hemos tenido un ministro o una ministra de Defensa competentes desde el teniente general Gutiérrez Mellado. Margarita Robles no está capacitada para dirigir la elaboración de un Plan Estratégico digno de ese nombre, y no tiene ni idea de cuáles son las necesidades de nuestras FF AA. Esas cosas no se pueden dejar en manos de subalternos.
A este Gobierno no le van a dar, ni de coña, los cien días de gracia que dicen hay que dar a cualquier Gobierno, no pasaron ni cinco minutos y ya lo estaban criticando. Que tengan suerte, la van a necesitar.

miércoles, 6 de junio de 2018

EL MAL PERDER DE LA DERECHA


Estos días estamos viendo el mal perder de la derecha, no es nada nuevo, pero, para demostrarlo, no me voy a remontar más de ochenta años en el tiempo, hasta fechas sobre las que casi todos hemos querido pasar página, tomaré como referencia solo desde la Transición Democrática:
Conviene recordar lo que sucedió con el Gobierno de Adolfo Suárez, y conviene recordarlo porque la UCD, a pesar de que la dirigía alguien que había sido nada menos que secretario general del Movimiento, no era el partido político importante situado más a la derecha, ese espacio lo ocupaba Alianza Popular, el partido que creara Manuel Fraga. No voy a responsabilizar aquí y ahora, en exclusividad, a la derecha española del golpe de Estado contra Suárez, no sería totalmente justo, porque en aquella asonada, la que triunfó, no la “tejerada”, estuvieron implicados también otros actores, nacionales e internacionales, pero, por supuesto que lo que entonces se denominaba el Búnker tuvo mucho que ver en aquellos acontecimientos. La caverna hizo de policía malo y otro hizo de policía bueno para que dimitiera Adolfo Suárez. Es muy ilustrativo también, precisamente cuando estos días la derecha acusa a Pedro Sánchez de “llegar al Gobierno por la puerta de atrás”, recordar que precisamente esa misma derecha presentó una moción de censura, protagonizada por Antonio Hernández Mancha, contra el Gobierno socialista de Felipe González, que tenía nada menos que mayoría absoluta. El varapalo fue tan gordo que la votación arrojó solo 67 votos a favor de la moción de censura por 195 en contra ¿Hubieran dicho entonces, si se hubiera dado el milagro de que la hubieran ganado, que llegaron al Gobierno de España por la puerta de atrás?
La derecha volvió a mostrar su mal perder tras las elecciones que ganó el PSOE con José Luis Rodríguez Zapatero como candidato. Todas aquellas mentiras del Gobierno de Aznar para echar la culpa a ETA de los atentados del 11M y la teoría de la conspiración, que aún hoy, a pesar de lo que dictaminó la Justicia, algunos guardan para sus adentros, no fueron sino las muestras más palpables de que a la derecha española no le gusta que otros tomen el poder y cuando eso sucede deja ver su poca calidad democrática. Los Gobiernos de Zapatero fueron criticados de forma inmisericorde por la derecha, pero no lo fueron tanto por sus errores, que, es verdad, cometieron unos cuantos, algunos muy gordos, como porque durante dos legislaturas la derecha española volvió a estar fuera del Gobierno y, sobre todo, porque esa derecha nunca asumió que “la foto de las Azores” y la intervención en la Guerra de Irak saltaron a la cara de los españoles tras los atentados de Madrid. El “milagro” económico de Aznar (esa es otra historia de la que podríamos hablar largo y tendido) no les había servido de nada y los del “no a la guerra” les habían hecho perder las elecciones, eso nunca lo han podido asimilar.
Pues bien, nada nuevo bajo el Sol, ahora sucede exactamente lo mismo. Tenemos una nueva teoría de la Conspiración (“socialistas, populistas, comunistas e independentistas se han unido en aquelarre para acabar con España”) tenemos, con las cosas tan groseras que están diciendo, la plasmación de que a la derecha española solo le gusta la democracia y la Constitución cuando satisfacen sus intereses, tenemos la constancia, en fin, de que siguen pensando que España es su cortijo. Por eso ha sido patético el discurso de despedida de Mariano Rajoy, sin una sola autocrítica a las cosas tremendas a las que los españoles hemos tenido que asistir, y por eso son aún más patéticas las declaraciones de Aznar. Pero, a pesar de las cosas que dicen en público y de las burradas que dicen en privado, ahora ya no dan miedo, solo dan, sino pena, sí risa.  Seguramente por lo que conocemos y llevamos en la mochila, para muchos la moción de censura fue una en realidad una “emoción de censura”.