Sánchez no había tomado ninguna
medida contra la inflación, solo nos anunció el mes pasado, cuando la inflación
ya era de dos dígitos, “medidas para paliar sus efectos”, como subir impuestos
a los bancos y a la Eléctricas (ya veremos en qué queda eso) y poner los trenes
de cercanías “gratis”. O sea, la lucha de Sánchez contra la inflación es
aplicar medidas que generan más inflación. Pero, como la cosa se agrava, ahora
se ha quitado la corbata ¿Quién lleva corbata en este país, salvo algunos
empleados de El Corte Inglés o para acudir a algún evento? Casi nadie. El
gesto, simbólico, por supuesto, es para que nos vayamos acostumbrando a lo que
nos preparan: restricciones, sacrificios, un pacto de rentas, etc. Me dice radio macuto que entre las restricciones que nos anunciarán el próximo lunes que no
se podrá bajar el aire acondicionado de 27 grados, de locos. Nuestros
gobiernos, y casi todos los de la UE, llevan mucho tiempo tomando el pelo a los
ciudadanos pero, cachis en diez, la inflación es el instrumento que el mercado utiliza para
valorizar el dinero fiat mediante la pérdida de poder adquisitivo de la gente; un
ejemplo: El Estado ha recaudado hasta
junio 100.000 millones de euros más vía impuestos por la inflación, pero la
inflación también afecta a la partida de gastos, que es mayor que la de los
ingresos, solo en pensiones tendremos 17.000 millones de euros adicionales de gasto este año, más lo servido que lo comido. Así que la inflación va a
continuar, aunque vuelvan a subir los tipos de interés, hasta que todo el
exceso de masa monetaria que han introducido en el mercado se valorice, con los
sacrificios de la gente.
Ya nos han dicho que “estamos en
guerra”, una guerra que no ha aprobado ningún parlamento de la UE, y a
continuación también nos han dicho que son mejores estos sacrificios, y más que
vendrán, que tener que ir a combatir contra Rusia, esa es su coartada ¿Qué hará Sánchez cuando
conozcamos la inflación de agosto, se desabrochará la camisa? La gente ya no
traga; en Italia están ya en campaña electoral y los partidos que abogan por
suprimir las sanciones a Rusia (alguno incluso salirse de la UE) suben en las
encuestas, mientras que los que defienden lo contrario bajan. Los gobernantes
se han ido a vivir a otra galaxia y han dicho a los ciudadanos, como María
Antonieta, que si no tienen pan que coman bollos, craso error.