Caídas en picado de las bolsas,
espectaculares bajadas de los precios de las materias primas, millones de
personas que, de repente, pasarán a engrosar la larga lista de pobres de
solemnidad, legiones de parados, incertidumbres de todo tipo y caos, sobre todo
caos ¿cómo no iba a haber caos en una situación como esta? Cuando el precio del
petróleo ha caído hasta el punto de que el barril de Brent del crudo mexicano,
cuando escribo estas líneas, se paga a poco más de 10 dólares, incluso cuando
en los EE UU alcanza precios negativos en algunas partes y te pagan hasta 19
centavos de dólar si te llevas un barril, es que algo muy gordo está pasando. La
grave crisis sanitaria que padece el mundo ya lleva aparejada una gravísima
crisis económica y llevará también aparejada una crisis social. Yo no recuerdo
nada parecido desde la crisis que provocó el Crac del 29, tras una catastrófica
caída del mercado de valores de los EE UU. Lo peor del Crac del 29
fueron sus secuelas, que desembocaron en la Segunda Guerra Mundial. Y dijo el Maligno:
“¿Hay alguien, en su sano juicio, que se atreva a discutir que el siglo XX fue enteramente
mío?” ¿pensará Satanás adueñarse también del siglo XXI? Algunos expertos
económicos prevén 47 millones de parados y el 32% de paro en los EE UU, y lo
mismo, o incluso peor, podría pasar en otros países. Es en estas situaciones de
derrumbe económico, de incertidumbre, de caos, cuando surgen los salvadores,
los que dicen a los que necesitan agarrarse a algo que ellos son la solución.
Ahora se habla de que, en este caldo de cultivo, podrían tener un gran auge los
“populismos”, pero, llamemos a las cosas por su nombre, se refieren a los
fascismos. Conocer la Historia es lo único que te salva de volver a repetirla y
los jóvenes no conocen la Historia ¿Quiénes se aprovecharon de la Gran
Depresión de los años 30? ¿quiénes los apoyaron? ¿quiénes, en fin, llevaron al
mundo a la más terrible guerra que se ha conocido? Los fascistas de Vox, aprovechando groseramente la crisis del coronavirus (no han echo otra cosa desde que llegó la pandemia) ya piden la dimisión del Gobierno de España y la creación de un Ejecutivo de "emergencia nacional" al margen de la mayoría parlamentaria y al margen de las urnas. Recordemos para quiénes eran
los primeros campos de concentración que se hicieron en la Alemania hitleriana
y como, por ejemplo, califica ya la ultraderecha española al Gobierno de
Sánchez en las redes sociales todos los días. Los fascistas de Vox, aprovechando groseramente la crisis del coronavirus (no han echo otra cosa desde que llegó la pandemia) ya piden la dimisión del Gobierno de España y la creación de un Ejecutivo de "emergencia nacional" al margen de la mayoría parlamentaria y al margen de las urnas. Le dejo las sabias palabras de
Bertolt Brecht: “Primero se llevaron a los judíos, pero, como yo no era judío,
no me importó. Después se llevaron a los comunistas, pero, como yo no era
comunista, tampoco me importó. Luego se llevaron a los obreros, pero, como yo
no era obrero, tampoco me importó. Más tarde se llevaron a los intelectuales,
pero, como yo no era intelectual, tampoco me importó. Después siguieron con los
curas, pero, como yo no era cura, tampoco me importó. Ahora vienen a por mí,
pero, ya es demasiado tarde” ¡Cuidado!
SI NO HACEMOS NADA, HASTA LOS MUERTOS, CONVERTIDOS EN FANTASMAS CON BIRRETE BLANCO, EMERGERAN DE LAS TUMBAS PARA EXIGIR JUSTICIA.
martes, 31 de marzo de 2020
lunes, 30 de marzo de 2020
EL MARAVILLOSO CASADO
¿No llevan tres semanas las
derechas acusando al Gobierno de no actuar a tiempo? ¿No llevan tres semanas
las derechas pidiendo medidas más duras para evitar más contagios y más
muertos? Pues bien, cuando el Gobierno de España decreta la paralización de
todas las actividades no esenciales, medidas más duras, como las que tomó China
e Italia, sale ahora Casado a la palestra para decir que no está de acuerdo si
las pérdidas que van a tener las empresas no las paga el Estado. Es maravilloso
escuchar a los ultraliberales pidiendo al Estado que les salve el trasero, pero
es indignante que el líder del principal partido de la oposición, que debería
tener más sentido de Estado, pida al Gobierno de España dinero que sabe que no
tiene, porque de momento no hay coronabonos para nadie. El dinero tiene que
venir de la UE y del BCE, Sánchez no tiene la máquina de hacer billetes ¿No
será que, en medio de la desvergüenza que estamos todos viendo, Casado lo que
pide es que seamos usted y yo, los trabajadores y los pensionistas, los que
paguemos las pérdidas de las empresas? Espero que el líder del PP no esté a las
órdenes de la CEOE ni opine ahora lo mismo que están opinando otros líderes
derechistas de otros países, que priorizan la economía sobre la vida de los
ciudadanos.
domingo, 29 de marzo de 2020
EL CORONAPITILLO
El Gobierno de España, ante la grave situación sanitaria que
vive el país provocada por la pandemia del coronavirus, ha tomado la decisión
de paralizar toda actividad económica no relacionada con el abastecimiento
vital de la población ¿toda? pues, no toda, digamos la verdad, hay una
actividad que va a seguir funcionando y no tiene nada que ver ni con la
alimentación, ni con los medicamentos, van a seguir abiertos los estancos.
Cuando escribo estas líneas en España llevamos unos 6.000 muertos por
coronavirus y en todo el mundo unos 30.000 y ya ve usted la que se ha liado, no
voy a entrar ahora en los detalles. Sin embargo, el año pasado murieron en
España casi 60.000 personas por tabaquismo, y en el mundo más de ocho millones,
unos siete millones de fumadores y más de 1,2 millones de personas no fumadoras
expuestas al humo de los cigarrillos, y no se ha hecho nada para acabar con
este drama. Hay gente que piensa que los estancos van a seguir abiertos porque
Hacienda recauda mucho por los impuestos al tabaco, sin embargo, los gastos
sanitarios por tabaquismo, con tremendos cánceres y graves enfermedades
respiratorias que requieren caros y largos tratamientos, ya están muy cerca de
lo que se recauda y, una vez que toda la economía se va a ir al cuerno, qué
importaría que se fuera un poco más. La verdadera razón por la que los estancos
van a seguir abiertos es porque el tabaquismo, en este caso el síndrome de abstinencia
que podría provocar la falta de cigarrillos a una gran parte de la población si
se cerraran, provocaría un estado de ansiedad en mucha gente que no se sabe en
qué podría desembocar. Dicho sea de paso, el Gobierno debería explicarnos qué
se está haciendo con los adictos a otras drogas más fuertes, adicciones que
provocan patologías y síndromes de abstinencia aún más graves producto de un
tráfico ilegal que se lleva permitiendo desde hace mucho tiempo ¿los
traficantes de cocaína y heroína, por ejemplo, podrán seguir con sus
actividades en Las Cañadas Reales y en Las Tres Mil Viviendas y los yonquis
saliendo de sus casas a comprar drogas, o las drogas se las llevarán a casa los
empleados de Correos, que van a seguir trabajando? El bicho ha venido a poner
muchas cosas patas arriba, muchas cosas que se estaban haciendo mal, y a dejar
a algunos ahora con la cara colorada. El coronavirus mata al contado y sin que
tú lo desees, pero los fumadores, de motu proprio y con la ayuda del Gobierno,
han decidido hacerlo en cómodos plazos. Vale, pero, por favor, no me tiren
ustedes las colillas por las ventanas, sé de qué hablo.
jueves, 26 de marzo de 2020
NO HABRÁ UN NUEVO PLAN MARSHALL
Tras la reunión mantenida por los
mandatarios europeos, llegan malas noticias de Bruselas: Los países del Norte
de la UE, capitaneados por Alemania, tienen la intención de dejar caer a los
países del Sur castigados por el coronavirus, en particular a Italia y a España.
En concreto, no quieren saber nada de coronabonos e insisten que la UE ya tienen
cauces establecidos para que los Estados en dificultades hagan uso de ellos. Son
los cauces que vimos tras la crisis de las hipotecas Subprime en 2008 y que
vienen a ser que, a cambio de créditos otorgados por el Banco Central Europeo,
las variables macroeconómicas no las marquen los Estados, sino Bruselas. En
Román Paladino para que todos nos entendamos: a cambio de créditos y de dinero
fresco, recortes para los ciudadanos. Esta película ya la hemos visto. Hay dos
problemas, uno, que esta vez la crisis del estallido de la Deuda provocada por
el detonante del coronarvirus es mucho mayor, es una crisis no solo económica,
es sistémica y, otro, el tejido social afectado es mucho más amplio e incluye a
todos los sectores productivos, a todos los trabajadores. Eso no fue así en la
anterior crisis, o al menos no lo fue con la misma intensidad. Hay un principio
físico que dice que si dejas un hueco algo vendrá a llenarlo, ahora no estamos
hablando de gases o de fluidos, estamos hablando de otra cosa. En Italia la
crisis del coronavirus ha mostrado a los trasalpinos que, cuando más
necesitaban la ayuda, la UE y la OTAN han brillado por su ausencia; han sido
Rusia y China las que han estado ahí. Y en Italia se da ahora una paradoja que
no se da en otros países europeos, que no se da en España, la izquierda y la
derecha, hasta la ultraderecha, empiezan a coincidir en una cosa: “quizá nos
hemos equivocado en cuáles son nuestros verdaderos amigos y en quienes nos
interesan más como aliados estratégicos”.
Los “verdaderos amigos”, sin embargo, pueden ser solidarios, pero no
tontos. Recordemos que en Italia, en Nápoles concretamente, está basada la
Sexta Flota ¿Puede pasar con Italia algo parecido a lo que ha pasado con
Turquía? Ya lo veremos. En España esto es muchísimo más difícil y no voy a
explicar el por qué, todos deberíamos saberlo. Ni EE UU, endeudado hasta las
cejas y que ha tenido que recurrir a que la Reserva Federal para obtener dos
billones de dólares de mentira, ni el G-20 van a venir al rescate.
Miro a Pedro Sánchez y me recuerda a Pepe Isbert en “Bienvenido, Mr. Marshall”.
Pobre presidente y pobres de todos nosotros.
EL CORONAVIRUS Y LOS CORONABONOS
¿De verdad hay alguien, en su
sano juicio, que piense que se puede imprimir papel moneda sin reserva de valor
sin que eso tenga consecuencias? si así fuera los Gobiernos podrían tener a la
mayor parte de su población sentada sin producir nada y cubrir los servicios
públicos, la producción de alimentos y las infraestructuras con esclavos. La verdad
es que no es la primera vez que algo parecido a esto sucede en la Historia de
la Humanidad. En la antigua Roma, por ejemplo, los esclavos sostenían en buena
medida la producción, mientras muchos romanos se dedicaban, por decirlo de
alguna forma, a tocar la lira. Pero, los romanos no eran tontos y sabían que
para sostener aquello necesitaban valor, oro, plata, tierras, etc, por eso invadieron
una buena parte del mundo entonces conocido para explotarlo en su beneficio. En
el mundo actual también existe algo similar, lo podemos ver en algunas monarquías
de la Península Arábiga. Algunos de esos países tienen hasta una renta para
todos sus ciudadanos, que viven sin dar golpe, mientras son inmigrantes
explotados en condiciones de semiesclavitud los que trabajan ¿dónde está ahí el
valor para sostener eso? pues, evidentemente, en el petróleo que brota del
subsuelo. Pero, los occidentales, más listos que nadie, perdidas las colonias y
un mundo que explotar y con muchos más gastos que reservas de valor, se
inventaron el dinero de mentira y las transacciones con el dinero de mentira
¡menudo chollo! En 1968 en Congreso de los EE UU decreta el fin del patrón oro
¿por qué no vamos a poder imprimir más dinero del respaldado por el oro de la
Reserva Federal si a la gente le das papeles que no valen nada y traga? se dijeron.
Ya existían unos instrumentos, como el Fondo Monetario Internacional y el Banco
Mundial, para extender la fiesta a todo el mundo, pero solo en beneficio de algunos, claro. Los Gobiernos, en manos de
las oligarquías financieras, permiten entonces a los bancos algo que a usted le
puede parecer increíble que se permita: la reserva fraccionaria, también llamada
coeficiente de caja ¿eso que es? pues que los bancos pueden dejar solo, por
ejemplo, un 10% del dinero de sus clientes en su caja y prestar, comprar Deuda
o hacer lo que les venga en gana con el 90% restante. Es decir, si los clientes
fuéramos a nuestro banco en tropel a sacar nuestro dinero nos encontraríamos
con la desagradable sorpresa de que no nos lo pueden dar ¿Se acuerda usted del
corralito argentino? Eso es lo que han hecho los bancos desde su creación, pero,
cuando el coeficiente de caja que te permiten es muy pequeño estás jugando con
fuego. Pero ¿qué pasa si los bancos manejan papel moneda, que no tiene ningún
valor, que no son gallinas ni vacas, como en la época del trueque, ni doblones
o maravedíes, cuando el valor del dinero era el del metal de las monedas? pues pasa
que ese dinero hay que valorizarlo haciéndolo circular y pagando con él
servicios o valores reales. No se trata de que a usted le paguen su trabajo con
un pagaré, que eso era antes el papel moneda, un pagaré respaldado por valor
real, se trata de que le van a pagar por su trabajo con dinero de mentira que
no vale nada. Mientras usted, con ese dinero de mentira, pueda comprar cosas,
bienes y servicios, no pasará nada, el problema surge cuando los que tienen
esos bienes y producen esos servicios pierden la confianza en el papel moneda
que usted posee. Entonces no se lo admitirán o un café le costará por la mañana
10.000 pesos y por la tarde 15.000, como sucedió en Argentina. Esto se llama
estanflación, que es lo que sucede en un país cuando hay un estancamiento o un
decrecimiento económico al tiempo que crecen los salarios y/o los precios. Pues
bien, los dos billones de dólares de dinero de mentira que va a poner la
Reserva Federal, los 750.000 millones de euros que va a poner el Banco Central
Europeo, las ingentes cantidades de dinero sin reserva de valor del Banco de
Inglaterra, del Banco de Japón y de otros bancos centrales, más la
estratosférica Deuda que ya había acumulada se tienen que financiar de alguna
manera y se financiarán con bonos, llámense coronabonos o estafabonos, bonos
también sin valor que tendrán que ser valorizados con bienes o servicios, con
los bienes o servicios que produce la gente y para que no surja estanflación
habrá que devaluar dramáticamente el coste de esos bienes y servicios ¿lo ha
entendido usted bien? El coronavirus es la coartada de los coronabonos.
miércoles, 25 de marzo de 2020
MENTIRAS E INSULTOS
Lo han dicho en varias ocasiones
el ministro de Interior y los altos mandos de la Policía y la Guardia Civil en
sus comparecencias: “Las redes se han inundado de noticias falsas (fake news
tiene traducción literal al Castellano) y eso puede ser
constitutivo de delito”. Es cierto. Pero, yo creo que no solo estamos viendo
noticias falsas, a veces protagonizadas por presidentas y presidentes de CC AA
muy irresponsables (“El Gobierno central retiene mascarillas y material
sanitario para Madrid”, Ayuso; “el Ejército roba material sanitario en Cataluña
para llevarlo a Madrid”, Torra) estamos asistiendo a una campaña, perfectamente
orquestada, que me recuerda mucho a las campañas que hicieron los seguidores de
Trump en los EE UU y de Bolsonaro en Brasil: la mentira y el insulto como
instrumento de la confrontación política. Lo más fuerte es que eso se está
haciendo en España en plena crisis humanitaria por la pandemia del coronavirus.
Mientras la ultraderecha, y una parte de la derecha, llama al presidente del
Gobierno “asesino”, “enterrador”, “hijo de puta” y calificativos a cual más
grosero, se publican vídeos y se hacen manifestaciones con noticias falsas,
como que el Gobierno Central retiene las mascarillas y los respiradores en las
aduanas de los aeropuertos ¿será que este Gobierno “socialcomunista” es tan
malo que quiere matar a los españoles? Lo que yo no entiendo es que la Fiscalía
no haya tomado todavía ninguna iniciativa contra este tipo de actuaciones
ilegales y perseguibles de oficio. Una cosa es la crítica política, decir que
se ha actuado tarde, que el PSOE no estuvo a la altura cuando lo del Ébola,
etc, yo no creo que eso ahora sea lo prioritario, pero es legítimo, y otra muy
distinta practicar el golpismo más ruin cuando el bicho amenaza a los
españoles.
martes, 24 de marzo de 2020
EL ESPACIO-TIEMPO EN LA POLÍTICA
¿Es posible viajar en el tiempo? bien,
yo no tengo muy claro que podamos hacerlo hacia el futuro, pero es obvio que sí
podemos hacerlo hacía el pasado. La forma más sencilla de viajar en el tiempo
hacia el pasado podría ser un libro de Historia, pero, siendo la Historia solo
una, esta cambia según quien te la cuente, según quien haya escrito ese libro. Los
paleontólogos también viajan, de alguna forma, al pasado cuando encuentran
restos fósiles de un dinosaurio, pero, no es lo mismo encontrar un diente de un
Tiranosaurio Rex que verlo correteando. Albert Einstein, el gran científico
judío, se encontró con algunas paradojas cuando esbozó la Teoría de la Relatividad,
una teoría que mucha gente encuentra compleja (no es cierto que solo dos la
entendamos y que uno de los dos fuera Einstein) pero que en realidad es muy
sencilla, nada que ver con los complejos cálculos matemáticos que desembocaron
en su ecuación más famosa, energía igual a la masa por el cuadrado de la
velocidad de la luz que, desgraciadamente, tiene mucho que ver con las bombas
atómicas. Una de las paradojas de viajar al pasado es que podrías matar a tu
propio padre, pero, no podrás cometer nunca ese parricidio porque para viajar en
el tiempo también tienes que hacerlo en el espacio. Cuando miramos hacia la Luna, que está a unos 384.000 Kms de la
Tierra, no estamos viendo a nuestro satélite en tiempo real, lo estamos viendo
como era hace algo más de un segundo, pues la luz que refleja ha tardado ese
tiempo en viajar hasta nosotros. Si miramos al Sol (con una lente muy bien
ahumada, por supuesto) veremos a nuestra estrella como era hace algo más de
ocho minutos, pues ese tiempo ha tardado su luz en llegar hasta la Tierra. Pues
bien, si viajáramos hacia un planeta que estuviera a 66 millones de años luz en una
nave bastante más rápida que la velocidad de la luz, desde allí, con un
telescopio cósmico, podríamos ver a los dinosaurios corretear antes de que les
cayera el meteorito encima. Habríamos viajado al pasado, porque la luz tarda en
llegar a ese planeta 66 millones de años. Necesitamos espacio para domar el
tiempo, el espacio-tiempo es lo que nos da la perspectiva. De momento no
podemos hacer estas cosas, y mucho menos papiroflexia con esa magnitud, así que tendremos que seguir recurriendo al subjetivo
libro de Historia, pero sí podemos tener otra perspectiva si nos alejamos, a
veces no demasiado. Cuando dos están discutiendo, una tercera persona situada a
varios metros de la trifulca tiene una perspectiva distinta del conflicto, y si
esta tercera persona ve la discusión por la televisión su perspectiva cambia
todavía más. Esta paradoja se vuelve indiscutible si usted habla con cualquier
astronauta, sobre todo con los que han pasado un tiempo en la Estación Espacial
Internacional, los conflictos de las naciones de la Tierra, las fronteras, todo
eso les parece ridículo. Allí rusos, americanos, japoneses, alemanes,
británicos, etc, son todos camaradas dispuestos a dar su vida, si fuera
necesario, por sus compañeros. La perspectiva que da la distancia es muy útil
en la política, las estupideces y los errores, también los aciertos, se ven
mucho mejor desde la distancia, poniendo espacio-tiempo de por medio, por eso
los políticos harían muy bien, como hizo el más grande personaje histórico (lo
siento, no soy creyente) en retirarse al desierto cuarenta días y cuarenta
noches a reflexionar.
lunes, 23 de marzo de 2020
domingo, 22 de marzo de 2020
LOS FACINEROSOS Y EL CORONAVIRUS
Estamos observando algunos
fenómenos singulares asociados a las medidas tomadas por el Gobierno de España
para vencer la pandemia del coronavirus. Uno de ellos es que mucha gente, ahora
recluida en sus casas y muy enfadada porque no puede hacer las cosas que
habitualmente hacía, busca un culpable, alguien a quien echar la culpa de todo
esto, la responsabilidad de lo que está pasando, y para una buena parte de
ellos, los que no votaron a los partidos que forman este Gobierno, el culpable
de todo es Pedro Sánchez y, naturalmente, la culpabilidad la extienden a todo
el Gobierno. Si ya eran culpables desde el minuto uno, desde que echaron al PP
del Ejecutivo por la corrupción, cómo no iban a serlo ahora que los han
encerrado en casa. Para argumentar esa culpabilidad esgrimen la imprudencia de las
manifestaciones feministas del 8M, a las que también acudió el PP y Ciudadanos
(se puede ser más hipócritas) y soslayan que los de Vox se reunieron, 9.000 de
ellos, en Vistalegre, entre besos y abrazos, contagiándose toda su dirección.
El Gobierno y los partidos que lo forman fueron unos imprudentes no
suspendiendo esa manifestación, vale, pero ni el Gobierno ni los partidos que
lo forman obligaron a nadie a ir ni a la manifestación ni a otros eventos ¿por
qué fueron los que, al parecer, sabían que no era prudente? ¿desde cuándo
siguen a pies juntillas lo que dicen los “socialcomunistas”? Pues bien, exactamente
los mismos que mentan estas cosas y que repiten como loros en las redes
sociales que Pedro Sánchez, al que califican con epítetos a cual más grosero,
es el culpable de todo por ir detrás de los acontecimientos y por no hacer lo
que ellos hubieran hecho, no dicen absolutamente nada de, por ejemplo, que el
Gobierno Francés llevó el domingo 15 de marzo a la población a unas elecciones
municipales o que los gobiernos de Alemania y Reino Unido, cuando escribo estas
líneas, aún no han confinado a la población en casa. Casualmente, gobiernos de
derechas. También los de Vox, los insultadores mayores del Reino, callan que
donde más infectados y más muertos hay del mundo es en Lombardía, precisamente
donde gobiernan sus amigos, los neofascistas de la Liga Norte, que permitieron
a la población de La Padania extender el virus por toda Italia. En fin, esta
crisis nos va a enseñar muchas cosas, entre ellas que no son más patriotas y,
por supuesto, más solidarios, los que llevan la bandera de España hasta en los
calzoncillos. Pero, si la derecha y la ultraderecha están enfadadas, no le digo
nada lo enfadados que están los facinerosos y otros grupos poblacionales, como
los independentistas, que desde que escuchan la palabra unión a todas horas y
ven al Ejército en la calle les ha subido la bilis a la garganta. En su
comparecencia del sábado día 21 de marzo, el presidente del Gobierno dio un
dato llamativo: “Los delitos han disminuido un 50%”. Yo creo que, en verdad,
han descendido mucho más. Los
delincuentes habituales tienen muy difícil ahora delinquir, con las calles
desiertas y con Policía, Guardia civil y el Ejército por todas partes ¿Qué carteras
van a robar ahora en el Metro de Madrid las carteristas bosnias, que ya habían
sido detenidas en más de cuatrocientas ocasiones? ¿cómo van a transportar ahora la
droga los clanes, si no se puede circular? ¿cómo van a vender la heroína y la cocaína
en las Cañadas Reales y en las Tres mil Viviendas si los drogodependientes no
pueden salir a la calle y van a tener que pasar el “mono” en casa? ¿cómo las
mafias de la prostitución van a explotar ahora a miles de mujeres si los puteros
están encerradas en casa, desesperados, dándole a la “alemanita”? Los
facinerosos están en un sin vivir, y ni me imagino las cosas que dirán de Pedro
Sánchez. Pero, hay otros delincuentes, de guante más blanco, los que tenían
empleadas del hogar extranjeras indocumentadas trabajando en su casa, los
negreros que empleaban esa mano de obra sin darla de alta en la Seguridad
Social y sin que se pagaran impuestos por esos ingresos, para que el resto de
los españoles sufragaran, gentilmente, la cara sanidad, por ejemplo. Los miles de
autónomos que trabajaban en negro, todos los que, en fin, vivían en la economía
sumergida y que ahora no van a tener ingresos porque no pueden justificar los
anteriores. Mucha de esa gente nos chuleaba de forma descarada y otros desgraciados
no tenían alternativa. Toda esa gente lo va a pasar peor que nosotros y, mire
usted, de la existencia de esa sociedad paralela sí le echo la culpa al Gobierno,
a este y a los anteriores, pero, sin insultar.
sábado, 21 de marzo de 2020
CHINA CONQUISTA EL MUNDO
Cuando acabó la Segunda Guerra
Mundial, el 75% del PMB (Producto Mundial Bruto) correspondía a los EE UU, a
mediados de los años 70 del siglo pasado el porcentaje era del 50%, a finales del siglo XX
era del 25%, en la actualidad representa un poco más del 17%. Al tiempo, en el
país más poblado del mundo, un país anclado en la Edad Media, con el que se
cebó el colonialismo, donde la gente iba vestida con un saco y donde sus
ciudadanos se morían de hambre por millones, estalló la revolución, una
revolución liderada, como casi todas las revoluciones que hemos visto en el
pasado siglo, por los comunistas. Karl Marx otra vez se había vuelto a
equivocar, como cuando se equivocó al pensar que la primera revolución
socialista la harían los explotados proletarios en Gran Bretaña y fueron los
campesinos, los soldados y los siervos rusos los que la hicieron. Las
revoluciones las hacen los estómagos. En China los estómagos de cientos de
millones de personas estaban vacíos. No fue fácil y hubo excesos, pero los
comunistas vistieron a todos los chinos (todos iguales, no había dinero ni
recursos para modas) y acometieron una reforma agraria, la mayor que ha
conocido la Humanidad, para dar de comer a la gente, aunque fuera solo arroz.
El gigante no había muerto de inanición, pero seguiría semidormido durante
décadas. Tras la muerte de Mao y condenados los golpistas de “La banda de los
cuatro” que capitaneaba su viuda, emergió un hombre bajito, de sonrisa
perpetua, era increíble que todavía sonriera después de lo que le hicieron a él
y a su familia durante la Revolución Cultural, se llamaba Deng Xiaoping y nunca
fue ni secretario general del Partido, ni primer ministro ni presidente de
China, se aupó al cargo de responsable del Comité de Defensa y su autoridad se
la dio ser jefe del mayor ejército del mundo, pero sobre todo, su autoridad
moral. “Qué importa el color del gato si caza ratones”, la frase más famosa de
Xiaoping, no significaba que China se fuera a convertir en un país capitalista,
sino que utilizaría las leyes del capitalismo que habían demostrado que
funcionaban, pero siguiendo con una economía planificada, con las empresas estratégicas
en manos del Estado y con la dirección política y económica del Partido
Comunista. Lo había dicho Napoleón: “Cuando China despierte, el mundo temblará”,
pues bien, el gigante amarillo había despertado. Hoy China es la primera
potencia económica mundial y representa el 22% del PMB. Conquistar el mundo con
amenazas, coacciones y portaviones, como pretendieron algunos, no había
funcionado, China iba a conquistar el mundo con su comercio. Entonces, los mismos que habían
aplaudido la globalización y los mismos que defendieron el liberalismo salvaje
durante siglos, mientras les interesó, empezaron a depositar su confianza en el
Estado, en ese Estado que tanto despreciaron, para que les salvara el trasero.
Lo primero, poner aranceles brutales a los productos chinos. Pero, hete aquí
que precisamente en China apareció el coronavirus y los chinos actuaron entonces
muy inteligentemente, no solo controlaron la epidemia con una resolución que
luego ningún país occidental implementaría, al contrario que los Estados y los
bancos centrales occidentales, los chinos no tomaron medidas económicas
radicales para paliar los efectos económicos de la epidemia, no pusieron a
funcionar la máquina de hacer billetes. China podía resistir, no estaba
endeudada hasta las cejas y se había estado aprovisionando de grandes
cantidades de oro desde 2016. Dejaron que las acciones de las empresas cayeran
y aprovecharon para hacerse con el control de las empresas occidentales
instaladas en su país. Exactamente lo mismo han hecho y están haciendo en el
resto del mundo, precisamente por eso, por ejemplo, el Gobierno de España tomó
medidas para que “fondos extranjeros” no pudieran hacerse con algunas empresas
senyeras españolas. Mientras los comercios de Europa están cerrados, China
sigue vendiendo on line a los europeos encerrados en sus casas y el día 27 de
este mes su más importante portal comenzará una campaña comercial aún más
agresiva. China ha conquistado el mundo sin tirar un solo tiro.
miércoles, 18 de marzo de 2020
ELLOS NO LO SABÍAN
Un virus muy peligroso apareció
en China, pero, los niños no lo sabían. Ese virus peligroso llegó a Europa,
pero, los niños no lo sabían. También llegó a España, pero, los niños no lo
sabían. Empezó a contagiar y a matar gente, pero, los niños no lo sabían. El
Gobierno ordenó que la gente se confinara en sus casas para que no aumentara el
contagio, pero, los niños no lo sabían. Los pequeños no saldrían a la calle
durante semanas por su seguridad, pero, los niños no lo sabían. Ha muerto su
abuela por coronavirus en una residencia de ancianos, pero, los nietos, pero,
los niños, no lo sabían. Ya hay cientos de miles de contagiados y miles de muertos, pero,
los niños no lo sabían. Tendremos la mayor crisis económica que las
generaciones actuales hemos conocido, pero, los niños no lo sabían. Habrá que
luchar por nuestro futuro y, sobre todo, sobre todo, por su futuro; luchar como
nunca hemos luchado, pero los niños, nuestros niños, no lo sabían.
martes, 17 de marzo de 2020
LAS MEDIDAS ECONÓMICAS Y SOCIALES DEL GOBIERNO
Las situaciones extraordinarias
requieren medidas extraordinarias y ese es el carácter que tienen las medidas
que ha aprobado hoy el Consejo de Ministros tras largas discusiones. Pero, los
españoles, como nuestro Gobierno, no son conscientes de la situación real, de
la situación social y económica de nuestro país; no es que no sepan lo que hay,
es que no quieren saberlo, lo soslayan, como si enterrando la cabeza, como el
avestruz, no te fuera a comer el león. Como diría Alfred Hitchcock, los
españoles estaban sentados sobre una bomba de relojería a punto de estallar,
algunos lo sabíamos, pero ellos no. Se ha acabado el suspense. El coronavirus
es el “cisne negro” (un acontecimiento imprevisible que puede tener
consecuencias dramáticas) que ha venido a poner todo patas arriba, pero lo que
vamos a ver, lo que vamos a vivir, no lo ha provocado el bicho, ya estaba aquí.
Me vienen a la memoria ahora fábulas escritas por gente cabal como son las de
“Los tres cerditos” o “La cigarra y la hormiga”. Hemos sido los cerditos vagos
y hemos sido la cigarra que se divertía tocando el violín, pero ha llegado,
inmisericorde, el invierno. Nos habían dicho que se había acabado la Historia,
que el capitalismo había triunfado, pero, el coronavirus ha tenido que venir a
decirnos, basta de cuentos, que era mentira. Vamos a ver como la entelequia
sobre la que se sustentaba el mundo capitalista se viene abajo delante de
nuestros ojos, la burbuja de la Deuda ha estallado y ha cundido el pánico en
los parquets, en los bancos centrales y en los Gobiernos. Las bolsas caen en
picado, el precio del petróleo se derrumba y la actividad industrial cae tanto
que, a pesar de que los ricos están comprando oro en grandes cantidades, hasta
está bajando el precio del metal amarillo, que se usa más en la industria que
como reserva de valor. Vamos a ver como los particulares, las empresas y los
Estados, apalancados hasta las cejas, no van a pagar ahora sus deudas, en algunos
casos, como las de los Estados, estratosféricas. El coronavirus nos ha abocado
a un mundo nuevo y desconocido que nada tendrá que ver con nuestro mundo
anterior. Lo que hace unos días nos parecía imposible (“en España no podríamos
confinar en sus casas a millones de personas, como hacen los chinos”) hoy es
posible. Hacer previsiones sobre en qué va a desembocar todo esto es muy
arriesgado, nadie lo sabe. Los bancos centrales occidentales, también el de
Japón, siguiendo las órdenes de los Gobiernos, van a inundar de billetes, de
papel moneda oliendo todavía a tinta y sin respaldo de valor, a los bancos
privados para que hagan de intermediarios entre los mandamases aficionados a la
alquimia y los ciudadanos ¡que Dios nos coja confesados! Tenemos ayudas para
las empresas, tenemos ayudas para los trabajadores, no se pagarán impuestos ni
hipotecas durante no se sabe cuánto tiempo y la gente cobrará igual estando en
casa, regulada por un ERTE, y sin trabajar y con las industrias paradas ¿De
verdad pensamos que el país de jauja existe? Durante años España ha construido
una sociedad paralela, la de la economía sumergida y el fraude fiscal, y,
cuando algunos lo denunciábamos, las Administraciones callaban y había hasta
gente que te decía de todo, menos bonito. Pues bien, también en este asunto el bicho
va a poner ahora las cosas en su sitio. Las ayudas del Gobierno y “los
mortadelos” de los bancos centrales no van a llegar en España a cientos de
miles de personas, quizá millones, que vivían en la economía sumergida.
Meretrices, manteros, autónomos de facto pero que no estaban dados de alta,
inmigrantes sin papeles que eran empleados por los negreros sin darlos de alta
y sin pagar por ellos seguros sociales. Los que han permitido todo esto, los
que han querido tener “un ejército de reserva que presionara a peores
condiciones salariales y laborales al resto de trabajadores”, como diría Karl
Marx, van a tener ahora un grave problema, pero más grave aún lo van a tener
los que se van a quedar sin ingresos y atrapados dentro de nuestras fronteras
¿Un salario social universal para todos? molaría mucho, el problema es que, se
lo voy a decir en tres palabras: no hay valor, ni en la primera ni en la segunda acepción que la RAE da al término (no dinero) ¿Lo hemos entendido?
Atentos, porque las revoluciones no las hacen las ideas, las hacen los
estómagos.
lunes, 16 de marzo de 2020
EL TIMO DE LA ESTAMPITA
En una acción coordinada, la
Reserva Federal, el Banco de Canadá, el Banco de Inglaterra, el Banco de Japón,
el Banco Central Europeo y el Banco Nacional de Suiza van a inundar el mercado
de “mortadelos”, ese dinero de mentira con el que jugaban los niños en la
España franquista y que llevaba impresa la cara del personaje de los tebeos que
creó Francisco Ibáñez en 1958. Es el timo de la estampita, un montón de
billetes de mentira con solo algunos de verdad puestos encima. Exactamente
igual que cuando estalló la crisis de las hipotecas Subprime (esa fue la
primera) se trata de la segunda parte, de la segunda edición, de la mayor
estafa de la Historia, bendecida por los Estados y sus gobiernos a las órdenes
de los bancos y de las grandes corporaciones. Otra vez han puesto la máquina de
hacer billetes a trabajar a destajo y van a inundar el mercado con cientos de
miles de millones, oliendo todavía a tinta, para salvar el trasero otra vez a
las entidades financieras, ahora solo las privadas, pero también a los propios
bancos centrales, que no aprendieron tras el primer batacazo de 2008 y han
estado hinchando la burbuja de la Deuda pensando que la imprudencia la podían
llevar hasta el infinito ¿Qué coartada tienen ahora para la fechoría, para
proporcionar una primera partida de 700.000 millones de dólares a interés cero,
y en algunos casos negativo, a los bancos? la coartada del coronavirus. Ya les
advertí que esto sucedería ¿Cuál es el respaldo de valor de todo ese papel
moneda? pues bonos públicos y privados con los que piensan financiar la inmensa
Deuda respaldados por hipotecas. De locos ¿A que no adivina usted quienes van a
pagar la fiesta?
domingo, 15 de marzo de 2020
GUERRA CONTRA EL CORONAVIRUS
Estamos en guerra. Aunque el gobierno de España lo que ha
decretado es el Estado de Alarma y el Congreso de los Diputados no se ha
reunido para declarar la guerra a un invasor, como hizo la Junta General del
Principado de Asturias un día para declarar la guerra a Napoleón, estamos en
guerra contra el Covid-19 y entre todos, como en 1808, tenemos que quitarle la
corona al virus, a este pepe botella que ha venido a poner patas arriba nuestra
vida y nuestra nación. No todos somos incondicionales
de Pedro Sánchez, muchos serán incluso sus enemigos y enemigos de este Gobierno,
también en 1808 Fernando VII tenía muchos críticos, como Goya o Gaspar Melchor
de Jovellanos, pero cuando el coronavirus diezma Madrid, cual carga de los
mamelucos, Felipe VI es nuestro rey y Pedro Sánchez nuestro presidente del
Gobierno, de todos, monárquicos, republicanos, rojos y azules. Los españoles vamos a aplastar al bicho como aplastamos a Napoleón, sin distraernos en ninguna otra
cosa.
viernes, 13 de marzo de 2020
RESPONSABILIDAD
Yo no sé en qué va a acabar todo
esto ¿alguien lo sabe? lo que sí sé, porque ya es una evidencia, es que el
contagio masivo no se va a poder parar, hemos pasado el punto de no retorno,
porque las radicales medidas que tomaron China Y Rusia no se han tomado en
Occidente. Así que lo que nos queda es actuar para minimizar daños, asumiendo
que va a haber bastantes muertos y muchos ingresos hospitalarios y que las
consecuencias económicas van a ser tremendas. En este sentido, no podemos
seguir siendo reactivos, actuar a remolque de los acontecimientos o bajo las
órdenes de la Comisión Europea y la Sra. Merkel, hay que ser proactivos,
tenemos que anticiparnos a los acontecimientos ¿Tenemos las instalaciones
hospitalarias suficientes para poder gestionar un contagio masivo? ¿tenemos al
suficiente personal médico para una eventualidad así? pues, si no lo tenemos
hay que mover el trasero y hay que moverlo rápido. En situaciones como esta que
nos ha tocado vivir, en situaciones de crisis graves, es cuando se puede
diferenciar entre los politicuchos, los que solo piensan en las próximas elecciones,
y entre los hombres de Estado, los que piensan en el país y en las próximas
generaciones. Seguramente el Gobierno de Sánchez no ha estado a la altura de
las circunstancias pero ¿hubiera dejado Bruselas, por ejemplo, que España cerrara
sus fronteras? Yo creo que no es hora de críticas baldías y de pretender
arrimar groseramente el ascua a nuestra sardina y sí de arrimar todos el hombro.
Lo ha dicho ayer el presidente del Gobierno: “Van a ser necesarios unos
Presupuestos extrasociales”. Lo van a ser porque si no hay esos Presupuestos
millones de personas y miles de empresas en España se van a ir por las
alcantarillas ¿Lo hemos entendido todos?
miércoles, 11 de marzo de 2020
EN MI IGNORANCIA
Yo soy el único español que no
soy un experto en el coronavirus, en este asunto, como en muchos otros, soy un
perfecto ignorante, lo confieso. Todos los habituales tertulianos de las
cadenas de radio y de televisión dan ahora clases de medicina vírica, otros
escriben sesudos artículos y editoriales para ilustrarnos sobre los avatares
del bichito y las redes sociales se han llenado de gente versada en el asunto,
de especialistas en la materia. El otro día, mientras esperaba entre otros
padres y abuelos, entre madres y abuelas, por la salida de los niños de la
escuela, escuché sesudas disertaciones, teorías conspirativas muy bien elaboradas,
proyecciones para el futuro inmediato y el menos inmediato; si uno sabía todo
lo que hay que saber, venía la otra y todavía sabía mucho más. Pobre de mí, soy
un mindungui entre tanta sabiduría. Lo que si se es lo que ven mis ojos y escuchan
mis oídos, yo no me atrevo a elevar a la categoría de tesis incontestables mis
ocurrencias y mis corazonadas sin prueba alguna. Como no soy ningún experto, ni
tengo la información suficiente ni tengo claro que el coronavirus tenga un
origen animal, ni que, en verdad, apareciera en un mercado de una ciudad china,
no espere usted que le pueda ilustrar en algo, bastante tengo que ilustrarme
yo. Eso sí, parece, recalco de lo parece, que todo empezó en Wuhan, la ciudad de
once millones de habitantes que es capital de la provincia de Hubei, situada en
China Central, y que desde allí se ha extendido a casi todo el mundo. En fin,
esto para mí es algo parecido al eterno debate sobre el Universo, sabemos los
efectos, pero no sabemos la causa ni el por qué, al menos no lo sabemos los
ignorantes. Mientras los chinos han logrado parar la pandemia, implementando
medidas que ningún otro país sería capaz de tomar (“no tomaremos ninguna medida
que no seamos capaces de implementar”, nos espetó Fernando Simón, el hombre de
jersey que todos los días, entre risas y sonrisas, nos da el parte diario de
infectados y muertos) en Europa lo que nos toman es el pelo a nosotros, al que
lo tenga. La pandemia no creo, desde mi ignorancia, que se vaya a parar ni
cerrando escuelas, ni aplazando ¿sine díe? la liga de fútbol, ni suprimiendo
Las fallas y la Semana Santa, ni con ninguna de las medidas que ha tomado el
gobierno de España y los demás gobiernos europeos, eso podrá ayudar, pero, si la
gente se va a seguir moviendo e interactuando, no se aíslan los focos
infectados y no se pone bajo reclusión domiciliaria a poblaciones enteras, como
hicieron los chinos, yo tengo la impresión de que la pandemia se extenderá
imparable, como se extiende todos los inviernos la gripe. Angela Merkel, que
seguramente estará mucho mejor informada que yo y que es la que lleva la batuta
en la UE, ya nos lo ha dejado muy clarito. “no podremos impedir que un 70% de
la población sea infectada por el coronavirus”. Las personas con patologías
respiratorias y de más edad serán las víctimas propiciatorias, no vamos a
necesitar una ley de eutanasia y la pastillita holandesa para solucionar el
problema de las pensiones. El Covid-19 (me hace gracia el uso de nombres y
términos científicos, como si la gente de a pie supiéramos algo de ellos, pero
lo mismo nos pasó con la prima de riesgo, de la que antes de la crisis de 2008
no sabíamos ni lo que era y luego todos hablábamos de ella como si fuera de la
familia) ha venido para quedarse, porque esto no es China, aquí tenemos muchas libertades
y mucha democracia, pero la selección natural no entiende de esas cosas,
sobrevive el que mejor sabe adaptarse a un entorno cambiante y a un medio
hostil. No hace falta ser muy listo para ver las consecuencias sociales y
económicas, para adivinar lo que nos va a pasar, nos lo comunicará, a su debido
tiempo, un hombre de jersey, Angela Merkel y ¡ojo! Cristine Lagarde, vamos,
pienso yo, en mi ignorancia.
martes, 3 de marzo de 2020
EL CORONAVIRUS COMO COARTADA
Todos recordamos lo que sucedió cuando se
produjo la explosión de la burbuja financiero-inmobiliaria, cuando las
hipotecas Subprime, aquellas hipotecas que los bancos prestaron alegremente, se
convirtieron en impagos masivos ¿Por qué aquellas hipotecas de repente no se
pudieron pagar? pues porque los trabajadores llevaban años perdiendo poder
adquisitivo, con sus salarios creciendo muy por debajo de lo que subían los
precios, había una economía recalentada con una inflación cercana al 3%.
Aquellos desajustes y aquellas fechorías financieras auspiciadas por los
Gobiernos, por los bancos centrales y por los demás bancos tenían que estallar,
y eso, y no otra cosa, fue lo que, en verdad, estalló. Pero, aunque parezca increíble,
casi ninguna de las entidades y de los personajes que provocaron aquella
hecatombe pagó por ello, al contrario, los que pagaron fueron los ciudadanos,
en particular los trabajadores, que fueron los estafados. Pues bien, aquel tsunami
no se aprovechó para volver a la ortodoxia, para regresar al mundo de la gente
cabal, al contrario, exactamente los mismos que lo provocaron volvieron a las
andadas, la cabra siempre tira al monte. Ingentes cantidades de dinero público
se dedicaron a tapar los agujeros de los bancos, pero las hipotecas impagadas
también se dejaron en poder de las entidades financieras, corporaciones que
desahuciaron, con la aquiescencia de los Gobiernos, a los pobres desgraciados
que no las podían pagar, pero, como no tuvieron suficiente, los bancos centrales
pusieron a trabajar a destajo sus máquinas de hacer billetes, ingentes cantidades
de papel moneda sin respaldo de valor que había que valorizar haciéndolo
circular ¿como? pues prestando ese dinero a los bancos a intereses negativos,
algo así como si un propietario pagara al inquilino por alquilarle el piso,
para que luego los bancos nos los prestaran a nosotros al 5%. Estamos hablando
de la mayor estafa piramidal de la Historia. Naturalmente, como todas las
estafas piramidales, este robo masivo a la gente tenía que tener un punto de
ruptura, la Deuda de los Estados no podía crecer hasta el infinito, la fiesta
se tenía que acabar ¿Saldrían nuevamente impunes los facinerosos? esta vez
tenían sus dudas, porque la devaluación salvaje que iban a tener que hacer a
las condiciones de vida de los ciudadanos podía costarles, en esta ocasión, la
cabeza. Pero, hete aquí que entonces llegó el coronavirus, precisamente en el
momento que necesitaban, y ya tienen la coartada perfecta para hacernos, otra vez, la puñeta.
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