martes, 31 de marzo de 2020

LA SEGUNDA GRAN DEPRESIÓN


Caídas en picado de las bolsas, espectaculares bajadas de los precios de las materias primas, millones de personas que, de repente, pasarán a engrosar la larga lista de pobres de solemnidad, legiones de parados, incertidumbres de todo tipo y caos, sobre todo caos ¿cómo no iba a haber caos en una situación como esta? Cuando el precio del petróleo ha caído hasta el punto de que el barril de Brent del crudo mexicano, cuando escribo estas líneas, se paga a poco más de 10 dólares, incluso cuando en los EE UU alcanza precios negativos en algunas partes y te pagan hasta 19 centavos de dólar si te llevas un barril, es que algo muy gordo está pasando. La grave crisis sanitaria que padece el mundo ya lleva aparejada una gravísima crisis económica y llevará también aparejada una crisis social. Yo no recuerdo nada parecido desde la crisis que provocó el Crac del 29, tras una catastrófica caída del mercado de valores de los EE UU. Lo peor del Crac del 29 fueron sus secuelas, que desembocaron en la Segunda Guerra Mundial. Y dijo el Maligno: “¿Hay alguien, en su sano juicio, que se atreva a discutir que el siglo XX fue enteramente mío?” ¿pensará Satanás adueñarse también del siglo XXI? Algunos expertos económicos prevén 47 millones de parados y el 32% de paro en los EE UU, y lo mismo, o incluso peor, podría pasar en otros países. Es en estas situaciones de derrumbe económico, de incertidumbre, de caos, cuando surgen los salvadores, los que dicen a los que necesitan agarrarse a algo que ellos son la solución. Ahora se habla de que, en este caldo de cultivo, podrían tener un gran auge los “populismos”, pero, llamemos a las cosas por su nombre, se refieren a los fascismos. Conocer la Historia es lo único que te salva de volver a repetirla y los jóvenes no conocen la Historia ¿Quiénes se aprovecharon de la Gran Depresión de los años 30? ¿quiénes los apoyaron? ¿quiénes, en fin, llevaron al mundo a la más terrible guerra que se ha conocido? Los fascistas de Vox, aprovechando groseramente la crisis del coronavirus (no han echo otra cosa desde que llegó la pandemia) ya piden la dimisión del Gobierno de España y la creación de un Ejecutivo de "emergencia nacional" al margen de la mayoría parlamentaria y al margen de las urnas. Recordemos para quiénes eran los primeros campos de concentración que se hicieron en la Alemania hitleriana y como, por ejemplo, califica ya la ultraderecha española al Gobierno de Sánchez en las redes sociales todos los días. Los fascistas de Vox, aprovechando groseramente la crisis del coronavirus (no han echo otra cosa desde que llegó la pandemia) ya piden la dimisión del Gobierno de España y la creación de un Ejecutivo de "emergencia nacional" al margen de la mayoría parlamentaria y al margen de las urnas. Le dejo las sabias palabras de Bertolt Brecht: “Primero se llevaron a los judíos, pero, como yo no era judío, no me importó. Después se llevaron a los comunistas, pero, como yo no era comunista, tampoco me importó. Luego se llevaron a los obreros, pero, como yo no era obrero, tampoco me importó. Más tarde se llevaron a los intelectuales, pero, como yo no era intelectual, tampoco me importó. Después siguieron con los curas, pero, como yo no era cura, tampoco me importó. Ahora vienen a por mí, pero, ya es demasiado tarde” ¡Cuidado!

lunes, 30 de marzo de 2020

EL MARAVILLOSO CASADO


¿No llevan tres semanas las derechas acusando al Gobierno de no actuar a tiempo? ¿No llevan tres semanas las derechas pidiendo medidas más duras para evitar más contagios y más muertos? Pues bien, cuando el Gobierno de España decreta la paralización de todas las actividades no esenciales, medidas más duras, como las que tomó China e Italia, sale ahora Casado a la palestra para decir que no está de acuerdo si las pérdidas que van a tener las empresas no las paga el Estado. Es maravilloso escuchar a los ultraliberales pidiendo al Estado que les salve el trasero, pero es indignante que el líder del principal partido de la oposición, que debería tener más sentido de Estado, pida al Gobierno de España dinero que sabe que no tiene, porque de momento no hay coronabonos para nadie. El dinero tiene que venir de la UE y del BCE, Sánchez no tiene la máquina de hacer billetes ¿No será que, en medio de la desvergüenza que estamos todos viendo, Casado lo que pide es que seamos usted y yo, los trabajadores y los pensionistas, los que paguemos las pérdidas de las empresas? Espero que el líder del PP no esté a las órdenes de la CEOE ni opine ahora lo mismo que están opinando otros líderes derechistas de otros países, que priorizan la economía sobre la vida de los ciudadanos.

domingo, 29 de marzo de 2020

EL CORONAPITILLO


El Gobierno de España, ante la grave situación sanitaria que vive el país provocada por la pandemia del coronavirus, ha tomado la decisión de paralizar toda actividad económica no relacionada con el abastecimiento vital de la población ¿toda? pues, no toda, digamos la verdad, hay una actividad que va a seguir funcionando y no tiene nada que ver ni con la alimentación, ni con los medicamentos, van a seguir abiertos los estancos. Cuando escribo estas líneas en España llevamos unos 6.000 muertos por coronavirus y en todo el mundo unos 30.000 y ya ve usted la que se ha liado, no voy a entrar ahora en los detalles. Sin embargo, el año pasado murieron en España casi 60.000 personas por tabaquismo, y en el mundo más de ocho millones, unos siete millones de fumadores y más de 1,2 millones de personas no fumadoras expuestas al humo de los cigarrillos, y no se ha hecho nada para acabar con este drama. Hay gente que piensa que los estancos van a seguir abiertos porque Hacienda recauda mucho por los impuestos al tabaco, sin embargo, los gastos sanitarios por tabaquismo, con tremendos cánceres y graves enfermedades respiratorias que requieren caros y largos tratamientos, ya están muy cerca de lo que se recauda y, una vez que toda la economía se va a ir al cuerno, qué importaría que se fuera un poco más. La verdadera razón por la que los estancos van a seguir abiertos es porque el tabaquismo, en este caso el síndrome de abstinencia que podría provocar la falta de cigarrillos a una gran parte de la población si se cerraran, provocaría un estado de ansiedad en mucha gente que no se sabe en qué podría desembocar. Dicho sea de paso, el Gobierno debería explicarnos qué se está haciendo con los adictos a otras drogas más fuertes, adicciones que provocan patologías y síndromes de abstinencia aún más graves producto de un tráfico ilegal que se lleva permitiendo desde hace mucho tiempo ¿los traficantes de cocaína y heroína, por ejemplo, podrán seguir con sus actividades en Las Cañadas Reales y en Las Tres Mil Viviendas y los yonquis saliendo de sus casas a comprar drogas, o las drogas se las llevarán a casa los empleados de Correos, que van a seguir trabajando? El bicho ha venido a poner muchas cosas patas arriba, muchas cosas que se estaban haciendo mal, y a dejar a algunos ahora con la cara colorada. El coronavirus mata al contado y sin que tú lo desees, pero los fumadores, de motu proprio y con la ayuda del Gobierno, han decidido hacerlo en cómodos plazos. Vale, pero, por favor, no me tiren ustedes las colillas por las ventanas, sé de qué hablo.

jueves, 26 de marzo de 2020

NO HABRÁ UN NUEVO PLAN MARSHALL


Tras la reunión mantenida por los mandatarios europeos, llegan malas noticias de Bruselas: Los países del Norte de la UE, capitaneados por Alemania, tienen la intención de dejar caer a los países del Sur castigados por el coronavirus, en particular a Italia y a España. En concreto, no quieren saber nada de coronabonos e insisten que la UE ya tienen cauces establecidos para que los Estados en dificultades hagan uso de ellos. Son los cauces que vimos tras la crisis de las hipotecas Subprime en 2008 y que vienen a ser que, a cambio de créditos otorgados por el Banco Central Europeo, las variables macroeconómicas no las marquen los Estados, sino Bruselas. En Román Paladino para que todos nos entendamos: a cambio de créditos y de dinero fresco, recortes para los ciudadanos. Esta película ya la hemos visto. Hay dos problemas, uno, que esta vez la crisis del estallido de la Deuda provocada por el detonante del coronarvirus es mucho mayor, es una crisis no solo económica, es sistémica y, otro, el tejido social afectado es mucho más amplio e incluye a todos los sectores productivos, a todos los trabajadores. Eso no fue así en la anterior crisis, o al menos no lo fue con la misma intensidad. Hay un principio físico que dice que si dejas un hueco algo vendrá a llenarlo, ahora no estamos hablando de gases o de fluidos, estamos hablando de otra cosa. En Italia la crisis del coronavirus ha mostrado a los trasalpinos que, cuando más necesitaban la ayuda, la UE y la OTAN han brillado por su ausencia; han sido Rusia y China las que han estado ahí. Y en Italia se da ahora una paradoja que no se da en otros países europeos, que no se da en España, la izquierda y la derecha, hasta la ultraderecha, empiezan a coincidir en una cosa: “quizá nos hemos equivocado en cuáles son nuestros verdaderos amigos y en quienes nos interesan más como aliados estratégicos”.  Los “verdaderos amigos”, sin embargo, pueden ser solidarios, pero no tontos. Recordemos que en Italia, en Nápoles concretamente, está basada la Sexta Flota ¿Puede pasar con Italia algo parecido a lo que ha pasado con Turquía? Ya lo veremos. En España esto es muchísimo más difícil y no voy a explicar el por qué, todos deberíamos saberlo. Ni EE UU, endeudado hasta las cejas y que ha tenido que recurrir a que la Reserva Federal para obtener dos billones de dólares de mentira, ni el G-20 van a venir al rescate. Miro a Pedro Sánchez y me recuerda a Pepe Isbert en “Bienvenido, Mr. Marshall”. Pobre presidente y pobres de todos nosotros.

EL CORONAVIRUS Y LOS CORONABONOS


¿De verdad hay alguien, en su sano juicio, que piense que se puede imprimir papel moneda sin reserva de valor sin que eso tenga consecuencias? si así fuera los Gobiernos podrían tener a la mayor parte de su población sentada sin producir nada y cubrir los servicios públicos, la producción de alimentos y las infraestructuras con esclavos. La verdad es que no es la primera vez que algo parecido a esto sucede en la Historia de la Humanidad. En la antigua Roma, por ejemplo, los esclavos sostenían en buena medida la producción, mientras muchos romanos se dedicaban, por decirlo de alguna forma, a tocar la lira. Pero, los romanos no eran tontos y sabían que para sostener aquello necesitaban valor, oro, plata, tierras, etc, por eso invadieron una buena parte del mundo entonces conocido para explotarlo en su beneficio. En el mundo actual también existe algo similar, lo podemos ver en algunas monarquías de la Península Arábiga. Algunos de esos países tienen hasta una renta para todos sus ciudadanos, que viven sin dar golpe, mientras son inmigrantes explotados en condiciones de semiesclavitud los que trabajan ¿dónde está ahí el valor para sostener eso? pues, evidentemente, en el petróleo que brota del subsuelo. Pero, los occidentales, más listos que nadie, perdidas las colonias y un mundo que explotar y con muchos más gastos que reservas de valor, se inventaron el dinero de mentira y las transacciones con el dinero de mentira ¡menudo chollo! En 1968 en Congreso de los EE UU decreta el fin del patrón oro ¿por qué no vamos a poder imprimir más dinero del respaldado por el oro de la Reserva Federal si a la gente le das papeles que no valen nada y traga? se dijeron. Ya existían unos instrumentos, como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, para extender la fiesta a todo el mundo, pero solo en beneficio de algunos, claro. Los Gobiernos, en manos de las oligarquías financieras, permiten entonces a los bancos algo que a usted le puede parecer increíble que se permita: la reserva fraccionaria, también llamada coeficiente de caja ¿eso que es? pues que los bancos pueden dejar solo, por ejemplo, un 10% del dinero de sus clientes en su caja y prestar, comprar Deuda o hacer lo que les venga en gana con el 90% restante. Es decir, si los clientes fuéramos a nuestro banco en tropel a sacar nuestro dinero nos encontraríamos con la desagradable sorpresa de que no nos lo pueden dar ¿Se acuerda usted del corralito argentino? Eso es lo que han hecho los bancos desde su creación, pero, cuando el coeficiente de caja que te permiten es muy pequeño estás jugando con fuego. Pero ¿qué pasa si los bancos manejan papel moneda, que no tiene ningún valor, que no son gallinas ni vacas, como en la época del trueque, ni doblones o maravedíes, cuando el valor del dinero era el del metal de las monedas? pues pasa que ese dinero hay que valorizarlo haciéndolo circular y pagando con él servicios o valores reales. No se trata de que a usted le paguen su trabajo con un pagaré, que eso era antes el papel moneda, un pagaré respaldado por valor real, se trata de que le van a pagar por su trabajo con dinero de mentira que no vale nada. Mientras usted, con ese dinero de mentira, pueda comprar cosas, bienes y servicios, no pasará nada, el problema surge cuando los que tienen esos bienes y producen esos servicios pierden la confianza en el papel moneda que usted posee. Entonces no se lo admitirán o un café le costará por la mañana 10.000 pesos y por la tarde 15.000, como sucedió en Argentina. Esto se llama estanflación, que es lo que sucede en un país cuando hay un estancamiento o un decrecimiento económico al tiempo que crecen los salarios y/o los precios. Pues bien, los dos billones de dólares de dinero de mentira que va a poner la Reserva Federal, los 750.000 millones de euros que va a poner el Banco Central Europeo, las ingentes cantidades de dinero sin reserva de valor del Banco de Inglaterra, del Banco de Japón y de otros bancos centrales, más la estratosférica Deuda que ya había acumulada se tienen que financiar de alguna manera y se financiarán con bonos, llámense coronabonos o estafabonos, bonos también sin valor que tendrán que ser valorizados con bienes o servicios, con los bienes o servicios que produce la gente y para que no surja estanflación habrá que devaluar dramáticamente el coste de esos bienes y servicios ¿lo ha entendido usted bien? El coronavirus es la coartada de los coronabonos.

miércoles, 25 de marzo de 2020

MENTIRAS E INSULTOS


Lo han dicho en varias ocasiones el ministro de Interior y los altos mandos de la Policía y la Guardia Civil en sus comparecencias: “Las redes se han inundado de noticias falsas (fake news tiene traducción literal al Castellano) y eso puede ser constitutivo de delito”. Es cierto. Pero, yo creo que no solo estamos viendo noticias falsas, a veces protagonizadas por presidentas y presidentes de CC AA muy irresponsables (“El Gobierno central retiene mascarillas y material sanitario para Madrid”, Ayuso; “el Ejército roba material sanitario en Cataluña para llevarlo a Madrid”, Torra) estamos asistiendo a una campaña, perfectamente orquestada, que me recuerda mucho a las campañas que hicieron los seguidores de Trump en los EE UU y de Bolsonaro en Brasil: la mentira y el insulto como instrumento de la confrontación política. Lo más fuerte es que eso se está haciendo en España en plena crisis humanitaria por la pandemia del coronavirus. Mientras la ultraderecha, y una parte de la derecha, llama al presidente del Gobierno “asesino”, “enterrador”, “hijo de puta” y calificativos a cual más grosero, se publican vídeos y se hacen manifestaciones con noticias falsas, como que el Gobierno Central retiene las mascarillas y los respiradores en las aduanas de los aeropuertos ¿será que este Gobierno “socialcomunista” es tan malo que quiere matar a los españoles? Lo que yo no entiendo es que la Fiscalía no haya tomado todavía ninguna iniciativa contra este tipo de actuaciones ilegales y perseguibles de oficio. Una cosa es la crítica política, decir que se ha actuado tarde, que el PSOE no estuvo a la altura cuando lo del Ébola, etc, yo no creo que eso ahora sea lo prioritario, pero es legítimo, y otra muy distinta practicar el golpismo más ruin cuando el bicho amenaza a los españoles.

martes, 24 de marzo de 2020

EL ESPACIO-TIEMPO EN LA POLÍTICA


¿Es posible viajar en el tiempo? bien, yo no tengo muy claro que podamos hacerlo hacia el futuro, pero es obvio que sí podemos hacerlo hacía el pasado. La forma más sencilla de viajar en el tiempo hacia el pasado podría ser un libro de Historia, pero, siendo la Historia solo una, esta cambia según quien te la cuente, según quien haya escrito ese libro. Los paleontólogos también viajan, de alguna forma, al pasado cuando encuentran restos fósiles de un dinosaurio, pero, no es lo mismo encontrar un diente de un Tiranosaurio Rex que verlo correteando. Albert Einstein, el gran científico judío, se encontró con algunas paradojas cuando esbozó la Teoría de la Relatividad, una teoría que mucha gente encuentra compleja (no es cierto que solo dos la entendamos y que uno de los dos fuera Einstein) pero que en realidad es muy sencilla, nada que ver con los complejos cálculos matemáticos que desembocaron en su ecuación más famosa, energía igual a la masa por el cuadrado de la velocidad de la luz que, desgraciadamente, tiene mucho que ver con las bombas atómicas. Una de las paradojas de viajar al pasado es que podrías matar a tu propio padre, pero, no podrás cometer nunca ese parricidio porque para viajar en el tiempo también tienes que hacerlo en el espacio. Cuando miramos hacia la Luna, que está a unos 384.000 Kms de la Tierra, no estamos viendo a nuestro satélite en tiempo real, lo estamos viendo como era hace algo más de un segundo, pues la luz que refleja ha tardado ese tiempo en viajar hasta nosotros. Si miramos al Sol (con una lente muy bien ahumada, por supuesto) veremos a nuestra estrella como era hace algo más de ocho minutos, pues ese tiempo ha tardado su luz en llegar hasta la Tierra. Pues bien, si viajáramos hacia un planeta que estuviera a 66 millones de años luz en una nave bastante más rápida que la velocidad de la luz, desde allí, con un telescopio cósmico, podríamos ver a los dinosaurios corretear antes de que les cayera el meteorito encima. Habríamos viajado al pasado, porque la luz tarda en llegar a ese planeta 66 millones de años. Necesitamos espacio para domar el tiempo, el espacio-tiempo es lo que nos da la perspectiva. De momento no podemos hacer estas cosas, y mucho menos papiroflexia con esa magnitud, así que tendremos que seguir recurriendo al subjetivo libro de Historia, pero sí podemos tener otra perspectiva si nos alejamos, a veces no demasiado. Cuando dos están discutiendo, una tercera persona situada a varios metros de la trifulca tiene una perspectiva distinta del conflicto, y si esta tercera persona ve la discusión por la televisión su perspectiva cambia todavía más. Esta paradoja se vuelve indiscutible si usted habla con cualquier astronauta, sobre todo con los que han pasado un tiempo en la Estación Espacial Internacional, los conflictos de las naciones de la Tierra, las fronteras, todo eso les parece ridículo. Allí rusos, americanos, japoneses, alemanes, británicos, etc, son todos camaradas dispuestos a dar su vida, si fuera necesario, por sus compañeros. La perspectiva que da la distancia es muy útil en la política, las estupideces y los errores, también los aciertos, se ven mucho mejor desde la distancia, poniendo espacio-tiempo de por medio, por eso los políticos harían muy bien, como hizo el más grande personaje histórico (lo siento, no soy creyente) en retirarse al desierto cuarenta días y cuarenta noches a reflexionar.

lunes, 23 de marzo de 2020

ABASCAL, ENCANTADOR

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domingo, 22 de marzo de 2020

LOS FACINEROSOS Y EL CORONAVIRUS


Estamos observando algunos fenómenos singulares asociados a las medidas tomadas por el Gobierno de España para vencer la pandemia del coronavirus. Uno de ellos es que mucha gente, ahora recluida en sus casas y muy enfadada porque no puede hacer las cosas que habitualmente hacía, busca un culpable, alguien a quien echar la culpa de todo esto, la responsabilidad de lo que está pasando, y para una buena parte de ellos, los que no votaron a los partidos que forman este Gobierno, el culpable de todo es Pedro Sánchez y, naturalmente, la culpabilidad la extienden a todo el Gobierno. Si ya eran culpables desde el minuto uno, desde que echaron al PP del Ejecutivo por la corrupción, cómo no iban a serlo ahora que los han encerrado en casa. Para argumentar esa culpabilidad esgrimen la imprudencia de las manifestaciones feministas del 8M, a las que también acudió el PP y Ciudadanos (se puede ser más hipócritas) y soslayan que los de Vox se reunieron, 9.000 de ellos, en Vistalegre, entre besos y abrazos, contagiándose toda su dirección. El Gobierno y los partidos que lo forman fueron unos imprudentes no suspendiendo esa manifestación, vale, pero ni el Gobierno ni los partidos que lo forman obligaron a nadie a ir ni a la manifestación ni a otros eventos ¿por qué fueron los que, al parecer, sabían que no era prudente? ¿desde cuándo siguen a pies juntillas lo que dicen los “socialcomunistas”? Pues bien, exactamente los mismos que mentan estas cosas y que repiten como loros en las redes sociales que Pedro Sánchez, al que califican con epítetos a cual más grosero, es el culpable de todo por ir detrás de los acontecimientos y por no hacer lo que ellos hubieran hecho, no dicen absolutamente nada de, por ejemplo, que el Gobierno Francés llevó el domingo 15 de marzo a la población a unas elecciones municipales o que los gobiernos de Alemania y Reino Unido, cuando escribo estas líneas, aún no han confinado a la población en casa. Casualmente, gobiernos de derechas. También los de Vox, los insultadores mayores del Reino, callan que donde más infectados y más muertos hay del mundo es en Lombardía, precisamente donde gobiernan sus amigos, los neofascistas de la Liga Norte, que permitieron a la población de La Padania extender el virus por toda Italia. En fin, esta crisis nos va a enseñar muchas cosas, entre ellas que no son más patriotas y, por supuesto, más solidarios, los que llevan la bandera de España hasta en los calzoncillos. Pero, si la derecha y la ultraderecha están enfadadas, no le digo nada lo enfadados que están los facinerosos y otros grupos poblacionales, como los independentistas, que desde que escuchan la palabra unión a todas horas y ven al Ejército en la calle les ha subido la bilis a la garganta. En su comparecencia del sábado día 21 de marzo, el presidente del Gobierno dio un dato llamativo: “Los delitos han disminuido un 50%”. Yo creo que, en verdad, han descendido mucho más.  Los delincuentes habituales tienen muy difícil ahora delinquir, con las calles desiertas y con Policía, Guardia civil y el Ejército por todas partes ¿Qué carteras van a robar ahora en el Metro de Madrid las carteristas bosnias, que ya habían sido detenidas en más de cuatrocientas ocasiones? ¿cómo van a transportar ahora la droga los clanes, si no se puede circular? ¿cómo van a vender la heroína y la cocaína en las Cañadas Reales y en las Tres mil Viviendas si los drogodependientes no pueden salir a la calle y van a tener que pasar el “mono” en casa? ¿cómo las mafias de la prostitución van a explotar ahora a miles de mujeres si los puteros están encerradas en casa, desesperados, dándole a la “alemanita”? Los facinerosos están en un sin vivir, y ni me imagino las cosas que dirán de Pedro Sánchez. Pero, hay otros delincuentes, de guante más blanco, los que tenían empleadas del hogar extranjeras indocumentadas trabajando en su casa, los negreros que empleaban esa mano de obra sin darla de alta en la Seguridad Social y sin que se pagaran impuestos por esos ingresos, para que el resto de los españoles sufragaran, gentilmente, la cara sanidad, por ejemplo. Los miles de autónomos que trabajaban en negro, todos los que, en fin, vivían en la economía sumergida y que ahora no van a tener ingresos porque no pueden justificar los anteriores. Mucha de esa gente nos chuleaba de forma descarada y otros desgraciados no tenían alternativa. Toda esa gente lo va a pasar peor que nosotros y, mire usted, de la existencia de esa sociedad paralela sí le echo la culpa al Gobierno, a este y a los anteriores, pero, sin insultar.

sábado, 21 de marzo de 2020

CHINA CONQUISTA EL MUNDO


Cuando acabó la Segunda Guerra Mundial, el 75% del PMB (Producto Mundial Bruto) correspondía a los EE UU, a mediados de los años 70 del siglo pasado el porcentaje era del 50%, a finales del siglo XX era del 25%, en la actualidad representa un poco más del 17%. Al tiempo, en el país más poblado del mundo, un país anclado en la Edad Media, con el que se cebó el colonialismo, donde la gente iba vestida con un saco y donde sus ciudadanos se morían de hambre por millones, estalló la revolución, una revolución liderada, como casi todas las revoluciones que hemos visto en el pasado siglo, por los comunistas. Karl Marx otra vez se había vuelto a equivocar, como cuando se equivocó al pensar que la primera revolución socialista la harían los explotados proletarios en Gran Bretaña y fueron los campesinos, los soldados y los siervos rusos los que la hicieron. Las revoluciones las hacen los estómagos. En China los estómagos de cientos de millones de personas estaban vacíos. No fue fácil y hubo excesos, pero los comunistas vistieron a todos los chinos (todos iguales, no había dinero ni recursos para modas) y acometieron una reforma agraria, la mayor que ha conocido la Humanidad, para dar de comer a la gente, aunque fuera solo arroz. El gigante no había muerto de inanición, pero seguiría semidormido durante décadas. Tras la muerte de Mao y condenados los golpistas de “La banda de los cuatro” que capitaneaba su viuda, emergió un hombre bajito, de sonrisa perpetua, era increíble que todavía sonriera después de lo que le hicieron a él y a su familia durante la Revolución Cultural, se llamaba Deng Xiaoping y nunca fue ni secretario general del Partido, ni primer ministro ni presidente de China, se aupó al cargo de responsable del Comité de Defensa y su autoridad se la dio ser jefe del mayor ejército del mundo, pero sobre todo, su autoridad moral. “Qué importa el color del gato si caza ratones”, la frase más famosa de Xiaoping, no significaba que China se fuera a convertir en un país capitalista, sino que utilizaría las leyes del capitalismo que habían demostrado que funcionaban, pero siguiendo con una economía planificada, con las empresas estratégicas en manos del Estado y con la dirección política y económica del Partido Comunista. Lo había dicho Napoleón: “Cuando China despierte, el mundo temblará”, pues bien, el gigante amarillo había despertado. Hoy China es la primera potencia económica mundial y representa el 22% del PMB. Conquistar el mundo con amenazas, coacciones y portaviones, como pretendieron algunos, no había funcionado, China iba a conquistar el mundo con su comercio. Entonces, los mismos que habían aplaudido la globalización y los mismos que defendieron el liberalismo salvaje durante siglos, mientras les interesó, empezaron a depositar su confianza en el Estado, en ese Estado que tanto despreciaron, para que les salvara el trasero. Lo primero, poner aranceles brutales a los productos chinos. Pero, hete aquí que precisamente en China apareció el coronavirus y los chinos actuaron entonces muy inteligentemente, no solo controlaron la epidemia con una resolución que luego ningún país occidental implementaría, al contrario que los Estados y los bancos centrales occidentales, los chinos no tomaron medidas económicas radicales para paliar los efectos económicos de la epidemia, no pusieron a funcionar la máquina de hacer billetes. China podía resistir, no estaba endeudada hasta las cejas y se había estado aprovisionando de grandes cantidades de oro desde 2016. Dejaron que las acciones de las empresas cayeran y aprovecharon para hacerse con el control de las empresas occidentales instaladas en su país. Exactamente lo mismo han hecho y están haciendo en el resto del mundo, precisamente por eso, por ejemplo, el Gobierno de España tomó medidas para que “fondos extranjeros” no pudieran hacerse con algunas empresas senyeras españolas. Mientras los comercios de Europa están cerrados, China sigue vendiendo on line a los europeos encerrados en sus casas y el día 27 de este mes su más importante portal comenzará una campaña comercial aún más agresiva. China ha conquistado el mundo sin tirar un solo tiro.

miércoles, 18 de marzo de 2020

ELLOS NO LO SABÍAN


Un virus muy peligroso apareció en China, pero, los niños no lo sabían. Ese virus peligroso llegó a Europa, pero, los niños no lo sabían. También llegó a España, pero, los niños no lo sabían. Empezó a contagiar y a matar gente, pero, los niños no lo sabían. El Gobierno ordenó que la gente se confinara en sus casas para que no aumentara el contagio, pero, los niños no lo sabían. Los pequeños no saldrían a la calle durante semanas por su seguridad, pero, los niños no lo sabían. Ha muerto su abuela por coronavirus en una residencia de ancianos, pero, los nietos, pero, los niños, no lo sabían. Ya hay cientos de miles de contagiados y miles de muertos, pero, los niños no lo sabían. Tendremos la mayor crisis económica que las generaciones actuales hemos conocido, pero, los niños no lo sabían. Habrá que luchar por nuestro futuro y, sobre todo, sobre todo, por su futuro; luchar como nunca hemos luchado, pero los niños, nuestros niños, no lo sabían.

martes, 17 de marzo de 2020

LAS MEDIDAS ECONÓMICAS Y SOCIALES DEL GOBIERNO


Las situaciones extraordinarias requieren medidas extraordinarias y ese es el carácter que tienen las medidas que ha aprobado hoy el Consejo de Ministros tras largas discusiones. Pero, los españoles, como nuestro Gobierno, no son conscientes de la situación real, de la situación social y económica de nuestro país; no es que no sepan lo que hay, es que no quieren saberlo, lo soslayan, como si enterrando la cabeza, como el avestruz, no te fuera a comer el león. Como diría Alfred Hitchcock, los españoles estaban sentados sobre una bomba de relojería a punto de estallar, algunos lo sabíamos, pero ellos no. Se ha acabado el suspense. El coronavirus es el “cisne negro” (un acontecimiento imprevisible que puede tener consecuencias dramáticas) que ha venido a poner todo patas arriba, pero lo que vamos a ver, lo que vamos a vivir, no lo ha provocado el bicho, ya estaba aquí. Me vienen a la memoria ahora fábulas escritas por gente cabal como son las de “Los tres cerditos” o “La cigarra y la hormiga”. Hemos sido los cerditos vagos y hemos sido la cigarra que se divertía tocando el violín, pero ha llegado, inmisericorde, el invierno. Nos habían dicho que se había acabado la Historia, que el capitalismo había triunfado, pero, el coronavirus ha tenido que venir a decirnos, basta de cuentos, que era mentira. Vamos a ver como la entelequia sobre la que se sustentaba el mundo capitalista se viene abajo delante de nuestros ojos, la burbuja de la Deuda ha estallado y ha cundido el pánico en los parquets, en los bancos centrales y en los Gobiernos. Las bolsas caen en picado, el precio del petróleo se derrumba y la actividad industrial cae tanto que, a pesar de que los ricos están comprando oro en grandes cantidades, hasta está bajando el precio del metal amarillo, que se usa más en la industria que como reserva de valor. Vamos a ver como los particulares, las empresas y los Estados, apalancados hasta las cejas, no van a pagar ahora sus deudas, en algunos casos, como las de los Estados, estratosféricas. El coronavirus nos ha abocado a un mundo nuevo y desconocido que nada tendrá que ver con nuestro mundo anterior. Lo que hace unos días nos parecía imposible (“en España no podríamos confinar en sus casas a millones de personas, como hacen los chinos”) hoy es posible. Hacer previsiones sobre en qué va a desembocar todo esto es muy arriesgado, nadie lo sabe. Los bancos centrales occidentales, también el de Japón, siguiendo las órdenes de los Gobiernos, van a inundar de billetes, de papel moneda oliendo todavía a tinta y sin respaldo de valor, a los bancos privados para que hagan de intermediarios entre los mandamases aficionados a la alquimia y los ciudadanos ¡que Dios nos coja confesados! Tenemos ayudas para las empresas, tenemos ayudas para los trabajadores, no se pagarán impuestos ni hipotecas durante no se sabe cuánto tiempo y la gente cobrará igual estando en casa, regulada por un ERTE, y sin trabajar y con las industrias paradas ¿De verdad pensamos que el país de jauja existe? Durante años España ha construido una sociedad paralela, la de la economía sumergida y el fraude fiscal, y, cuando algunos lo denunciábamos, las Administraciones callaban y había hasta gente que te decía de todo, menos bonito. Pues bien, también en este asunto el bicho va a poner ahora las cosas en su sitio. Las ayudas del Gobierno y “los mortadelos” de los bancos centrales no van a llegar en España a cientos de miles de personas, quizá millones, que vivían en la economía sumergida. Meretrices, manteros, autónomos de facto pero que no estaban dados de alta, inmigrantes sin papeles que eran empleados por los negreros sin darlos de alta y sin pagar por ellos seguros sociales. Los que han permitido todo esto, los que han querido tener “un ejército de reserva que presionara a peores condiciones salariales y laborales al resto de trabajadores”, como diría Karl Marx, van a tener ahora un grave problema, pero más grave aún lo van a tener los que se van a quedar sin ingresos y atrapados dentro de nuestras fronteras ¿Un salario social universal para todos? molaría mucho, el problema es que, se lo voy a decir en tres palabras: no hay valor, ni en la primera ni en la segunda acepción que la RAE da al término (no dinero) ¿Lo hemos entendido? Atentos, porque las revoluciones no las hacen las ideas, las hacen los estómagos.

lunes, 16 de marzo de 2020

EL TIMO DE LA ESTAMPITA


En una acción coordinada, la Reserva Federal, el Banco de Canadá, el Banco de Inglaterra, el Banco de Japón, el Banco Central Europeo y el Banco Nacional de Suiza van a inundar el mercado de “mortadelos”, ese dinero de mentira con el que jugaban los niños en la España franquista y que llevaba impresa la cara del personaje de los tebeos que creó Francisco Ibáñez en 1958. Es el timo de la estampita, un montón de billetes de mentira con solo algunos de verdad puestos encima. Exactamente igual que cuando estalló la crisis de las hipotecas Subprime (esa fue la primera) se trata de la segunda parte, de la segunda edición, de la mayor estafa de la Historia, bendecida por los Estados y sus gobiernos a las órdenes de los bancos y de las grandes corporaciones. Otra vez han puesto la máquina de hacer billetes a trabajar a destajo y van a inundar el mercado con cientos de miles de millones, oliendo todavía a tinta, para salvar el trasero otra vez a las entidades financieras, ahora solo las privadas, pero también a los propios bancos centrales, que no aprendieron tras el primer batacazo de 2008 y han estado hinchando la burbuja de la Deuda pensando que la imprudencia la podían llevar hasta el infinito ¿Qué coartada tienen ahora para la fechoría, para proporcionar una primera partida de 700.000 millones de dólares a interés cero, y en algunos casos negativo, a los bancos? la coartada del coronavirus. Ya les advertí que esto sucedería ¿Cuál es el respaldo de valor de todo ese papel moneda? pues bonos públicos y privados con los que piensan financiar la inmensa Deuda respaldados por hipotecas. De locos ¿A que no adivina usted quienes van a pagar la fiesta?

domingo, 15 de marzo de 2020

GUERRA CONTRA EL CORONAVIRUS


Estamos en guerra. Aunque el gobierno de España lo que ha decretado es el Estado de Alarma y el Congreso de los Diputados no se ha reunido para declarar la guerra a un invasor, como hizo la Junta General del Principado de Asturias un día para declarar la guerra a Napoleón, estamos en guerra contra el Covid-19 y entre todos, como en 1808, tenemos que quitarle la corona al virus, a este pepe botella que ha venido a poner patas arriba nuestra vida y nuestra nación.  No todos somos incondicionales de Pedro Sánchez, muchos serán incluso sus enemigos y enemigos de este Gobierno, también en 1808 Fernando VII tenía muchos críticos, como Goya o Gaspar Melchor de Jovellanos, pero cuando el coronavirus diezma Madrid, cual carga de los mamelucos, Felipe VI es nuestro rey y Pedro Sánchez nuestro presidente del Gobierno, de todos, monárquicos, republicanos, rojos y azules. Los españoles vamos a aplastar al bicho como aplastamos a Napoleón, sin distraernos en ninguna otra cosa.

viernes, 13 de marzo de 2020

RESPONSABILIDAD


Yo no sé en qué va a acabar todo esto ¿alguien lo sabe? lo que sí sé, porque ya es una evidencia, es que el contagio masivo no se va a poder parar, hemos pasado el punto de no retorno, porque las radicales medidas que tomaron China Y Rusia no se han tomado en Occidente. Así que lo que nos queda es actuar para minimizar daños, asumiendo que va a haber bastantes muertos y muchos ingresos hospitalarios y que las consecuencias económicas van a ser tremendas. En este sentido, no podemos seguir siendo reactivos, actuar a remolque de los acontecimientos o bajo las órdenes de la Comisión Europea y la Sra. Merkel, hay que ser proactivos, tenemos que anticiparnos a los acontecimientos ¿Tenemos las instalaciones hospitalarias suficientes para poder gestionar un contagio masivo? ¿tenemos al suficiente personal médico para una eventualidad así? pues, si no lo tenemos hay que mover el trasero y hay que moverlo rápido. En situaciones como esta que nos ha tocado vivir, en situaciones de crisis graves, es cuando se puede diferenciar entre los politicuchos, los que solo piensan en las próximas elecciones, y entre los hombres de Estado, los que piensan en el país y en las próximas generaciones. Seguramente el Gobierno de Sánchez no ha estado a la altura de las circunstancias pero ¿hubiera dejado Bruselas, por ejemplo, que España cerrara sus fronteras? Yo creo que no es hora de críticas baldías y de pretender arrimar groseramente el ascua a nuestra sardina y sí de arrimar todos el hombro. Lo ha dicho ayer el presidente del Gobierno: “Van a ser necesarios unos Presupuestos extrasociales”. Lo van a ser porque si no hay esos Presupuestos millones de personas y miles de empresas en España se van a ir por las alcantarillas ¿Lo hemos entendido todos?

miércoles, 11 de marzo de 2020

EN MI IGNORANCIA


Yo soy el único español que no soy un experto en el coronavirus, en este asunto, como en muchos otros, soy un perfecto ignorante, lo confieso. Todos los habituales tertulianos de las cadenas de radio y de televisión dan ahora clases de medicina vírica, otros escriben sesudos artículos y editoriales para ilustrarnos sobre los avatares del bichito y las redes sociales se han llenado de gente versada en el asunto, de especialistas en la materia. El otro día, mientras esperaba entre otros padres y abuelos, entre madres y abuelas, por la salida de los niños de la escuela, escuché sesudas disertaciones, teorías conspirativas muy bien elaboradas, proyecciones para el futuro inmediato y el menos inmediato; si uno sabía todo lo que hay que saber, venía la otra y todavía sabía mucho más. Pobre de mí, soy un mindungui entre tanta sabiduría. Lo que si se es lo que ven mis ojos y escuchan mis oídos, yo no me atrevo a elevar a la categoría de tesis incontestables mis ocurrencias y mis corazonadas sin prueba alguna. Como no soy ningún experto, ni tengo la información suficiente ni tengo claro que el coronavirus tenga un origen animal, ni que, en verdad, apareciera en un mercado de una ciudad china, no espere usted que le pueda ilustrar en algo, bastante tengo que ilustrarme yo. Eso sí, parece, recalco de lo parece, que todo empezó en Wuhan, la ciudad de once millones de habitantes que es capital de la provincia de Hubei, situada en China Central, y que desde allí se ha extendido a casi todo el mundo. En fin, esto para mí es algo parecido al eterno debate sobre el Universo, sabemos los efectos, pero no sabemos la causa ni el por qué, al menos no lo sabemos los ignorantes. Mientras los chinos han logrado parar la pandemia, implementando medidas que ningún otro país sería capaz de tomar (“no tomaremos ninguna medida que no seamos capaces de implementar”, nos espetó Fernando Simón, el hombre de jersey que todos los días, entre risas y sonrisas, nos da el parte diario de infectados y muertos) en Europa lo que nos toman es el pelo a nosotros, al que lo tenga. La pandemia no creo, desde mi ignorancia, que se vaya a parar ni cerrando escuelas, ni aplazando ¿sine díe? la liga de fútbol, ni suprimiendo Las fallas y la Semana Santa, ni con ninguna de las medidas que ha tomado el gobierno de España y los demás gobiernos europeos, eso podrá ayudar, pero, si la gente se va a seguir moviendo e interactuando, no se aíslan los focos infectados y no se pone bajo reclusión domiciliaria a poblaciones enteras, como hicieron los chinos, yo tengo la impresión de que la pandemia se extenderá imparable, como se extiende todos los inviernos la gripe. Angela Merkel, que seguramente estará mucho mejor informada que yo y que es la que lleva la batuta en la UE, ya nos lo ha dejado muy clarito. “no podremos impedir que un 70% de la población sea infectada por el coronavirus”. Las personas con patologías respiratorias y de más edad serán las víctimas propiciatorias, no vamos a necesitar una ley de eutanasia y la pastillita holandesa para solucionar el problema de las pensiones. El Covid-19 (me hace gracia el uso de nombres y términos científicos, como si la gente de a pie supiéramos algo de ellos, pero lo mismo nos pasó con la prima de riesgo, de la que antes de la crisis de 2008 no sabíamos ni lo que era y luego todos hablábamos de ella como si fuera de la familia) ha venido para quedarse, porque esto no es China, aquí tenemos muchas libertades y mucha democracia, pero la selección natural no entiende de esas cosas, sobrevive el que mejor sabe adaptarse a un entorno cambiante y a un medio hostil. No hace falta ser muy listo para ver las consecuencias sociales y económicas, para adivinar lo que nos va a pasar, nos lo comunicará, a su debido tiempo, un hombre de jersey, Angela Merkel y ¡ojo! Cristine Lagarde, vamos, pienso yo, en mi ignorancia.

martes, 3 de marzo de 2020

EL CORONAVIRUS COMO COARTADA


Todos recordamos lo que sucedió cuando se produjo la explosión de la burbuja financiero-inmobiliaria, cuando las hipotecas Subprime, aquellas hipotecas que los bancos prestaron alegremente, se convirtieron en impagos masivos ¿Por qué aquellas hipotecas de repente no se pudieron pagar? pues porque los trabajadores llevaban años perdiendo poder adquisitivo, con sus salarios creciendo muy por debajo de lo que subían los precios, había una economía recalentada con una inflación cercana al 3%. Aquellos desajustes y aquellas fechorías financieras auspiciadas por los Gobiernos, por los bancos centrales y por los demás bancos tenían que estallar, y eso, y no otra cosa, fue lo que, en verdad, estalló. Pero, aunque parezca increíble, casi ninguna de las entidades y de los personajes que provocaron aquella hecatombe pagó por ello, al contrario, los que pagaron fueron los ciudadanos, en particular los trabajadores, que fueron los estafados. Pues bien, aquel tsunami no se aprovechó para volver a la ortodoxia, para regresar al mundo de la gente cabal, al contrario, exactamente los mismos que lo provocaron volvieron a las andadas, la cabra siempre tira al monte. Ingentes cantidades de dinero público se dedicaron a tapar los agujeros de los bancos, pero las hipotecas impagadas también se dejaron en poder de las entidades financieras, corporaciones que desahuciaron, con la aquiescencia de los Gobiernos, a los pobres desgraciados que no las podían pagar, pero, como no tuvieron suficiente, los bancos centrales pusieron a trabajar a destajo sus máquinas de hacer billetes, ingentes cantidades de papel moneda sin respaldo de valor que había que valorizar haciéndolo circular ¿como? pues prestando ese dinero a los bancos a intereses negativos, algo así como si un propietario pagara al inquilino por alquilarle el piso, para que luego los bancos nos los prestaran a nosotros al 5%. Estamos hablando de la mayor estafa piramidal de la Historia. Naturalmente, como todas las estafas piramidales, este robo masivo a la gente tenía que tener un punto de ruptura, la Deuda de los Estados no podía crecer hasta el infinito, la fiesta se tenía que acabar ¿Saldrían nuevamente impunes los facinerosos? esta vez tenían sus dudas, porque la devaluación salvaje que iban a tener que hacer a las condiciones de vida de los ciudadanos podía costarles, en esta ocasión, la cabeza. Pero, hete aquí que entonces llegó el coronavirus, precisamente en el momento que necesitaban, y ya tienen la coartada perfecta para hacernos, otra vez, la puñeta.