domingo, 30 de diciembre de 2018

TE ACOMPAÑO EN EL SENTIMIENTO


Esto es lo que les diré a mis amigos y conocidos este primero de enero. Nada de felicitarles el año, no seamos hipócritas. El año que comienza promete, promete ser un año aciago. En política, en economía y en cualquier campo de la vida siempre puede pasar algo con lo que nadie cuenta, es lo que se ha dado en llamar un “cisne negro”,  o, llevado a la Física, algo así como el Principio de Incertidumbre de Heisenbert, también conocido como Relación de Indeterminación, que, para explicarlo en forma entendible, viene a decir que no podemos conocer a la vez el momento y la situación de una partícula. Pero, continuando con la Física como símil, la verdad es que casi todo es previsible y las manzanas, cuando están maduras, caen por su propio peso, es la Ley de Gravitación Universal de Newton.
En 2.018 hemos tenido pocas sorpresas en España porque casi todo era previsible ¿Fue una sorpresa que triunfara la moción de censura contra Rajoy? ¿fueron una sorpresa los resultados electorales en Andalucía? ¿fue una sorpresa que se cerraran las minas de carbón en Asturias? ¿fue una sorpresa la irrupción de la extrema derecha? Si se hubieran analizado bien los condicionantes y se hubiera observado lo que había sucedido en otras partes, lo que ha pasado sería lo más normal del mundo. La ley de la Gravedad pura y dura.
Dos acontecimientos importantes van suceder en el año que comienza: el 26 de mayo habrá elecciones municipales y europeas y también autonómicas en la mayoría de CC AA, no se puede descartar que también las haya generales, y, si así fuera, no estaríamos ante un “cisne negro” sino ante algo probable, porque algunos analistas coinciden en que sería la manera de que el PSOE saliera lo menos peor parado posible. Tendríamos un “superdomingo” 26 de mayo. Otro acontecimiento que va a dar que hablar este año que comienza, y seguramente que actuar, será el juicio de los independentistas catalanes encarcelados y probablemente la publicación de la sentencia, aunque ni el más avezado futurólogo se puede aventurar a establecer los tiempos. Torra ya ha dicho: “No aceptaremos ninguna sentencia que no sea la absolución”, es decir, las algaradas y seguramente algo más están servidos, sobre todo si sospechas que el de la publicación de las sentencias es el día elegido por Puigdemont para la insurrección general.
Tras las elecciones autonómicas catalanas y andaluzas la izquierda, a pesar de haber sufrido una auténtica debacle, no ha hecho una autocrítica pública, porque eso sería reconocer sus errores, el análisis se ha interiorizado y se ha corrido un tupido velo, pero se sabe perfectamente porqué los electores te han castigado. Si preguntas a las españolistas en Cataluña porqué han votado a Ciudadanos y a los habitantes de El Ejido porqué han votado a Vox necesariamente te caes del guindo. Tiene la izquierda dos alternativas: rectificar y decir que se había equivocado y que va a actuar en consecuencia o empecinarse en el error, seguir diciendo que tienen razón y que los equivocados son los electores, y minimizarse o desaparecer, exactamente igual que le ha pasado en casi toda Europa, eso tampoco sería un “cisne negro” ni una singularidad del Cosmos.
Los conspicuos de la UE están alarmados, temen a los populismos más que nunca, pero, ya lo han dicho, temen sobre todo a los populismos de extrema derecha. Solo con pensar en un gran grupo fascista en Estrasburgo les entrar sudores fríos. Señores de Bruselas, ustedes mismos. Y a ti, mi amigo, ya sabes, no te felicito el año, te acompaño en el sentimiento.

viernes, 28 de diciembre de 2018

CIUDADANOS


En España ya estábamos acostumbrados a que los partidos políticos tradicionales, en concreto PSOE y PP, nos tomaran el pelo, prometieran cosas en las campañas electorales y luego hicieran todo lo contrario y que, con tal de estar en el poder, fueran capaces de casi cualquier cosa. Yo pensaba que ya estaba curado de espantos. Pero, hete aquí que entonces llegó Ciudadanos, un partido que caía simpático, porque llevaba tiempo enfrentándose a cara de perro a los independentistas en Cataluña, y que se decidió a dar el salto a la arena nacional. La primera sorpresa fue que abandonaran los principios socialdemócratas en los que dijeron estar y que abrazaran el capitalismo liberal, la segunda que nos contaran la bonanza de la “mochila austriaca”, es decir, que los trabajadores se paguen su propio despido, la tercera que defiendan los vientres de alquiler. Uno no ganaba para sorpresas con estos muchachos y eso a pesar de la seriedad y coherencia (sarcasmo e ironía) de alguno de sus nuevos conspicuos, como el Prendes asturiano, que había pertenecido a UPyD y que había dejado tirada a Rosa Díez.
¿No era este partido y su líder, Albert Rivera, los que nos decían hace cuatro días, al tiempo que llamaban a Sánchez “okupa”, que debía gobernar (tontería como la copa de un pino) la lista más votada? ¿No eran estos mismos los que decían que no pactarían nunca con la ultraderecha? Pues bien, a pesar de las advertencias del Grupo Liberal Europeo, del que Ciudadanos forma parte, y de su propio candidato a la alcaldía de Barcelona, Manuel Vals, los de Rivera han pactado con Vox en Andalucía para hacerse con la presidencia de la mesa del Parlamento Andaluz, siendo la tercera fuerza política tras las elecciones, y todo parece indicar que lo mismo van a hacer para formar Gobierno, apoyando a un presidente del PP pero contando con los imprescindibles votos de la ultraderecha para poder gobernar. "Hay que acabar con el régimen socialista en Andalucía", es lo último que nos han dicho los que han estado sosteniendo ese régimen hasta hace cinco minutos.“Estos son mis principios, pero, si no le gustan, tengo otros” ¿Groucho Marx o Albert Rivera? Yo tenía la sospecha de que pudiera haber alguna sorpresa antes de que se formara el nuevo Gobierno andaluz pero, lo confieso, Ciudadanos ha superado con creces mis expectativas.

domingo, 23 de diciembre de 2018

LA TREGUA DE NAVIDAD


Era atardecer del 24 de diciembre de 1.914 en el Frente Occidental, concretamente cerca de Ypres, en Bélgica, los soldados escoceses, muchos casi niños, afilaban sus bayonetas antes de encastrarlas en sus fusiles, esa noche les tocaba salir a ellos al matadero para ser barridos por el fuego de las ametralladoras y morteros alemanes a la luz de las bengalas que, como ángeles de la muerte, les darían la extremaunción mientras caían lentamente sobre sus cabezas. Tiritaban los escoceses de frío y de miedo con el agua casi hasta las rodillas esperando subir las escalinatas de madera desde sus trincheras. Adiós madre, adiós. Entonces empezaron a oír cantar a los alemanes, no podía ser cierto, estaban cantando Noche de Paz. Los escoceses soltaron sus fusiles, enristraron sus gaitas y tocaron la música de esa canción navideña. Corrió la voz por todo el Frente y así empezó la Tregua de Navidad de 1.914, Los soldados de ambos bandos se saludaron y hasta intercambiaron cigarrillos y regalos.
Feliz Navidad, amigos

jueves, 20 de diciembre de 2018

LA ABSTENCIÓN DE LOS VOTANTES DE IZQUIERDAS


Un fenómeno está perjudicando gravemente a las izquierdas en España, la abstención creciente de sus votantes tradicionales, un fenómeno que no es exclusivo de nuestro país, ya lo hemos visto en otras partes de Europa, pero que aquí tiene razones históricas para manifestarse con más virulencia. Dentro de la ausencia total de autocrítica de las formaciones de izquierdas españolas, después de lo que les ha pasado en las últimas confrontaciones electorales, tenemos que enmarcar el inexistente análisis serio sobre el porqué de que cientos de miles de sus votantes se han quedado en casa y no han acudido a las urnas. En efecto, en las últimas elecciones generales Unidos Podemos (IU y Podemos) perdieron en conjunto más de un millón de votos y solo pudieron mantener el mismo número de diputados gracias a acudir juntos a los comicios. Lo mismo ha pasado a estas formaciones políticas en las elecciones autonómicas catalanas y andaluzas y algo parecido le ha pasado al PSOE. Eso no sucede en Francia, por ejemplo, donde muchos de los que ahora votan a Marine Le Pen votaron en su día hasta al Partido Comunista. Pero en Francia no han tenido una guerra civil ni una dictadura fascista que duró cuarenta años. Este tipo de abstención no perjudica a las derechas en España, porque sus votantes cambian el voto entre sus partidos con total naturalidad, así, los errores de una formación política de derechas premian a otra del "mismo" espectro político, pero eso no sucede en las izquierdas, donde al elector le cuesta mucho más cambiar el sentido de su voto, aún dentro del "mismo" espectro político.
¿Por qué muchos votantes de izquierda se han quedado en casa en vez de acudir a las urnas? Esta pregunta se puede responder, como han hecho algunos estados mayores de algunas formaciones políticas de izquierdas, echando la culpa a los electores o con verdadera autocrítica, seguramente es que algo hemos estado haciendo mal. Muchos votantes de izquierda no están de acuerdo con algunas cosas que defienden las formaciones políticas a las que votaban hasta anteayer: ¿manga ancha total para la inmigración irregular, coqueteo con los independentistas catalanes o querer derogar la prisión permanente revisable para asesinos psicópatas imposible de reinsertar, por ejemplo? pues, por ejemplo. Así que las izquierdas están ante la disyuntiva de seguir diciendo que están en posesión de la razón y que los electores, sus electores, son los equivocados, y, así, suicidarse, o rectificar. Veremos.

viernes, 14 de diciembre de 2018

EL CONSEJO DE MINISTROS EN BARCELONA


La decisión de celebrar el Consejo de Ministros del Gobierno de España el día 21 en Barcelona puede ser la iniciativa más inteligente de Pedro Sánchez, y/o sus asesores, desde que es presidente o su mayor error, depende de si se han amarrado bien, o no, todos los cabos. Los independentistas tienen convocada precisamente para ese día en Cataluña una huelga general, pero no una huelga general cualquiera, como otras que ya hemos visto en esa comunidad autónoma, en realidad se trata de un ensayo general para la insurrección violenta que piensan llevar a cabo el día de la publicación de la sentencia que, necesariamente, va a ser muy dura con los presos acusados de graves delitos. Es la misma secuencia de acontecimientos que ya hemos visto en otros lugares de Europa, como en Ucrania o en algunas repúblicas de la antigua Yugoslavia. Entes independentistas financiados por la Generalitat y los Comités de Defensa de la República (CDR) y no los sindicatos, CC OO y UGT, son los convocantes de una huelga política que nada tiene  que ver con los intereses de los trabajadores catalanes, sino con sus estrategias golpistas. Las investigaciones del CNI y de la Guardia Civil sobre lo que se está preparando ya no dejan lugar a ninguna duda e imposibilitan cualquier salida política y negociada al conflicto. Finalmente, tanto el PSOE como Unidos Podemos se han tenido que rendir a la evidencia y ahora nos pueden sorprender con su contundente reacción.
En un país cabal lo lógico sería que la reunión del Consejo de Ministros se celebrara en el Palau de la Generalitat, sede del Gobierno autonómico, precedida por una reunión entre ambos Gobiernos, pero en Cataluña hace tiempo que mucha gente ha perdido completamente el juicio y ya es de conocimiento general que los independentistas están centrados solamente en la secesión y en las medidas que estimas necesarias para conseguirla. Una cosa es tener algunas reuniones discretas con algunos/nas ministros/tras y otra muy distinta reunirse con ellos, al completo, en el Palau de la Generalidad. Por eso el Ejecutivo español ha tenido que alquilar la antigua Llotja de Mar, un edificio bien situado y emblemático de Barcelona que ahora es la sede de la Cámara Oficial de Comercio, Industria y Navegación, aunque los independentistas, como mal menor, preferían que se fueran al Palacete Albéniz, en Montjuïc. Este Consejo de Ministros no solo es una provocación, seamos sinceros, lo es en toda regla, para los independentistas por celebrarse en Barcelona, también lo es porque en él se van a tomar medidas como la subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) y las pensiones, otra afrenta más para Puigdemont y el ala más derechista de los sediciosos y argumentos para que ERC se empiece a desmarcar de los que no son sus aliados políticos naturales.

La creación de monstruos como los CDR, con una estructura copiada literalmente de la guerrilla urbana de la “kale borroka”, se les puede ir de las manos a los independentistas, porque la disciplina, organización y homogeneidad  de ETA, su brazo político y sus cachorros, estaban a años luz de un conglomerado de gentes y organizaciones que no tienen jefes claros. Quiero decir que es de locos pensar que la gente de la CUP, por ejemplo, va a estar a las órdenes de Puigdemont en un momento dado, cuando, desbordados por los acontecimientos, los llamen a la calma y a la no violencia. En ERC hay gente inteligente, como el diputado nacional Tardá, que se empiezan a dar cuenta de con quiénes se han embarcado.
Yo no sé lo que va a pasar en Cataluña el día 21, pero el anuncio de que los CDR piensan tomar autopistas, estaciones de tren, puertos, aeropuertos y edificios oficiales pone los pelos como escarpias a cualquiera. Solo espero que el Gobierno de España no ponga, como hizo Saénz de Santamaría, otra vez a la Policía y la Guardia Civil a los pies de los caballos, que se actúe de forma más profesional y que deje el mantenimiento del orden a los Mossos, incluida la seguridad de la reunión del Consejo de Ministros. Ya veremos si los CDR son, o no, violentos y lo que hacemos después.

lunes, 10 de diciembre de 2018

¿VOLVER A APLICAR EL ARTÍCULO 155?


Ante la situación de deterioro político, institucional y social en Cataluña y ante la evidencia de que los independentistas catalanes, a pesar de contar solo con el 47% de los votos de la población, continúan adelante con sus maniobras golpistas, que incluyen el apoyo explícito del propio presidente de la Generalitat a la guerrilla, urbana (los CDR) la financiación con dinero público de los entes que agitan la secesión (Ómnium Cultural y la ANC, entre otros) el mantenimiento de las embajadas en el extranjero y la creación de otras nuevas y la organización de una segunda parte del golpe que ya intentaron tras la pantomima de referéndum del 1-O, es obligado que el Gobierno de España y todas las fuerzas políticas que defienden la Constitución, el Imperio de la Ley y el Estado, se pongan de acuerdo para aplicar otra vez el Artículo 155, pero esta vez en serio, no de forma light.
Nos equivocamos los que pensamos que, tras las elecciones autonómicas catalanas, los independentistas, al menos ERC, al no obtener ni siquiera el 50% de los votos populares, recapacitarían y volverían a los cauces legales, al menos por un tiempo, pero, no solo no ha sido así, el nombramiento por Puigdemont como presidente delegado de un impresentable como Qim Torra, cuyos artículos y declaraciones ponen los pelos como escarpias a cualquier persona cabal y no se diferencian en nada de las de los nazis, el cierre en la práctica del Parlament y la constatación de que las únicas iniciativas políticas del Gobierno de la Generalitat y de los partidos independentistas son atacar a España y preparar un nuevo golpe de Estado, no solucionar los problemas de los catalanes, no deja más salida que volver a aplicar la Ley y la Constitución en Cataluña. En efecto, desde su exilio dorado en Waterloo, Puigdemont y sus secuaces no tienen otra cosa que hacer que conspirar contra el Estado Español y preparar concienzudamente nuevas actuaciones delictivas. Los independentistas no tienen presos políticos, no hay presos políticos en un Estado Democrático de Derecho como es España, tienen políticos en prisión preventiva porque sus compañeros de correrías, prófugos de la Justicia, huyeron al extranjero. Que no echan la culpa a los jueces, la culpa es exclusivamente suya. Todavía hay gente que pone en duda las acusaciones de sedición y rebelión, pero, por si una declaración de independencia y todo lo que hubo alrededor no hubiera sido suficiente, los independentistas quieren recabar apoyos para que expulsen a España de la UE (hasta ese punto llega su delirio) y ya han manifestado que esperan seguir la línea eslovena para la “desconexión con España”, es decir, la misma línea de la desintegración de Yugoslavia, en este sentido, Torra ya ha advertido a los catalanes que las consecuencias de llegar hasta el final “van a ser dramáticas”.
Si hemos llegado hasta esta situación ha sido por el oportunismo político y el cortoplacismo de las principales fuerzas políticas del Estado, que durante decenios se han preocupado más por el poder que por España y a cambio de un puñado de votos nacionalistas han estado alimentando un monstruo. Pero, es que ahora, cuando la situación ya es extremadamente grave, siguen con sus poliquiterías y con sus irresponsabilidades. Los que más deberían defender el Estado, las izquierdas, han estado coqueteando con los independentistas y cuando ven que han caído estrepitosamente en las elecciones autonómicas catalanas (después también en las andaluzas) han ofrecido salidas, incluido el indulto, a los que están ya en otra cosa. Los independentistas ya dicen claramente que no les sirve un nuevo Estatut (que podría volver a ser anticonstitucional por darles privilegios fiscales y políticos respecto a otras CC AA) que en su hoja de ruta ya solo contemplan la independencia. La hipocresía de nuestros políticos es monumental, el PP exige al Gobierno de Sánchez que se aplique otra vez el Artículo 155 de la Constitución, cuando son ellos, los del PP, los que tienen mayoría absoluta en el Senado. La primera iniciativa para la aplicación del Artículo 155 debería ser del Gobierno, pero, es la mayoría absoluta del Senado la que finalmente, “si el requerimiento al presidente de la comunidad autónoma no es atendido” decide.

sábado, 8 de diciembre de 2018

LA NORMALIZACIÓN DE LA VIOLENCIA


Este siglo está empezando con un fenómeno que para nada es nuevo, yo la padeció Europa sobradamente en una buena parte del siglo pasado, la normalización de la violencia, una normalización solo posible si esta se banaliza o incluso si se institucionaliza. La violencia es algo consustancial con el Homo Sapiens desde los albores de la humanidad y a pesar de que nuestra especie ha dado pasos gigantescos en otros campos sigue plenamente vigente. Ninguna otra especie sobre la Tierra se ensaña tanto con sus semejantes. Los cristianos, aunque muchos de ellos soslayan frecuentemente los Mandamientos y el mensaje del Evangelio, quizá hayan sido los primeros en desarrollar una filosofía bien estructurada de la no violencia, pero, evidentemente, en este asunto no han tenido mucho éxito. En el siglo pasado también hubo movimientos importantes contra la violencia, como el movimiento Hippie, ya sabe usted “paz y amor” pero eso, como no podía ser de otra manera, se diluyó como un azucarillo en el café caliente. Cuando los hijos de papá y los pijoprogres filosofan mientras fuman porros sus cosas no pueden tener ni seriedad ni continuidad. Seguramente, como en otras cosas, han sido los marxistas los que han tenido muy claro este asunto, legitimando la violencia revolucionaria cuando la opresión sobre las gentes y los pueblos sobrepasaba cualquier límite. Así hay que entender la Revolución Bolchevique en Rusia y las guerras anticolonialistas y antiimperialistas que se han desarrollado en el mundo a lo largo del pasado siglo. Hasta algunos cristianos, como el jesuita convertido en comandante sandinista, Gaspar García Laviana, les tuvieron que dar la razón. A veces los libertadores se convirtieron en opresores, eso sí, pero, esa es otra historia.
En Europa habíamos llegado a un consenso tácito: consolidados los regímenes democráticos, los Estados Democráticos de Derecho y las libertades sociales ya no cabía la violencia ¿para qué si puedes opinar y votar libremente? El fascismo había desaparecido y los marxistas ya no tenían un monstruo opresor contra el que pegarse, podían luchar pacíficamente con los instrumentos de la democracia liberal. Ese consenso está en peligro de romperse. La violencia está volviendo a Europa y se está empezando a ver como algo normal. La ejercen los mismos movimientos radicales y extremistas que la ejercieron en el pasado ante la inacción y/o complicidad de los ciudadanos y de los Estados. El fenómeno nacionalista, el mismo que incendió por dos veces Europa, cabalga de nuevo y sus líderes son los que más alientan a los violentos, jaleándolos y financiéndolos ¿ejemplos? pues los CDR y otros grupos que ya contaminan con su veneno hasta un deporte como el fútbol. Pero, no son los nacionalistas los únicos que se han subido a ese peligroso carro, también los que quieren ganar en la calle lo que han perdido en las urnas y en vez de rectificar, hacer autocrítica y reconocer que se han equivocado prefieren lanzan adoquines contra la policía. Lo que estamos viendo en Francia, al año y medio de que los franceses votaran mayoritariamente por Macron, es una buena muestra, pero aquí también tenemos las nuestras.
La violencia no puede volver a enseñorearse en Europa, no podemos tolerar que se repita la Historia, y la violencia no puede ser normalizada, aún menos la violencia política. Solo el Estado, en defensa de la Ley y de la democracia, está legitimado para ejercerla si lo atacan. Afortunadamente, ahora podemos ser muy contundentes con la palabra, con el teclado o en las urnas, también, si hace falta, de forma pacífica, en las calles.

jueves, 6 de diciembre de 2018

EL GALLINERO ANDALUZ


Después del desconcierto generalizado tras las Elecciones Andaluzas, cuyos resultados ninguna encuesta vaticinó, ya es hora de hacer un análisis de lo que ha pasado. Todo el mundo esperaba que el PSOE, que es más que un partido de Gobierno en Andalucía, es un régimen clientelar desde hace decenios, ganara las elecciones, como así ha sido, pero nadie que perdiera nada menos que catorce escaños. Que el PP retrocediera y que ascendiera Ciudadanos, impulsado por su éxito electoral en Cataluña, era de prever, también era de prever que la ultraderecha, Vox, entrara en el Parlamento Andaluz, pero no que lo hiciera con doce diputados. Yo ya he dicho que no se puede buscar una sola causa para lo que ha pasado. Para buscar esas causas poliédricas lo único que hay que hacer es subirse a una loma y echar un vistazo de 360 grados al panorama político español. Así de fácil.
Tras el desconcierto inicial, tanto para los que han tenido un triunfo con sabor a derrota como una derrota con sabor a triunfo, las primeras declaraciones de los estados mayores y de los líderes de los distintos partidos perecían dejar claro que tanto PSOE como Unidos Podemos (Adelante Andalucía) formarían la oposición y que, por primera vez desde la Transición, gobernarían Andalucía las derechas, algo que algunos ya están poniendo en cuarentena, tanto en el PSOE como en Ciudadanos. En efecto, aunque en el gallinero andaluz todo es posible y lo más probable es que, en efecto, gobiernen las derechas, incluyendo a la ultraderecha, yo no descarto todavía otro desenlace, un acuerdo de Gobierno PSOE-PP-Ciudadanos donde el PP tendría la presidencia, el PSOE mantendría el gigantesco pesebre y Ciudadanos cortaría algo de bacalao ¿un cordón sanitario contra Vox y contra los “piojosos bolivarianos” de Unidos Podemos? Ese podría ser el argumento y el espantajo que esgrimirían los que tienen muchos intereses comunes, entre ellos minimizar a los que amenazan su poder, un aquelarre ahora en Andalucía y luego en el resto de España. Tenemos precedentes muy cercanos de pactos contra natura y esos pactos, a veces tácitos a veces explícitos, quedaron diáfanos y en todo su esplendor en el intento de golpe contra el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez. En el gallinero andaluz ya no hay un solo gallo, pero cuando el objetivo es seguir pasando por la piedra a las gallinas no podemos descartar un acuerdo entre varios pollos.
En este corral, de momento, no va a haber ninguna rebelión en la granja, como diría Federico Trillo, aquiétense ustedes, criaturas, la fauna va a seguir siendo la misma, con sus mentiras, sus contradicciones y sus estrategias bastardas. Unos han enviado cartas a sus militantes diciéndoles que ellos tenían razón y que los culpables de los resultados son los electores, otros han salido a la calle a protestar contra los resultados electorales después de quedarse en casa arrascándose la barriga y sin ir a votar, también los hay que, en su enésima rectificación, primero enseñaron la puerta a Susana Díaz y a continuación dicen que debe liderar la catarsis, y qué me dicen de los que hace cuatro días contaban a todo el que los quisiera escuchar que debe gobernar la lista más votada y que Pedro Sánchez era un “okupa” porque lo habían elegido los diputados, no los electores y ahora postulan como presidente a su candidato, que no solo no ha ganado las elecciones, ha logrado el hito de perder siete diputados y 300.000 votos, igualando el peor resultado del PP en aquella comunidad autónoma. La guinda del despropósito, de la ignominia y de la tomadura de pelo es que los líderes de Vox dicen ahora que ni son franquistas ni de ultraderecha y que son los que más defienden la Constitución.
Tenía usted razón, señor George Orwell, en esta granja, en este gallinero, hace falta una rebelión y, como hemos leído su genial novela y hemos visto su magnífica adaptación cinematográfica en dibujos animados (prohibida durante veinte años en los EE UU) ya sabemos perfectamente quienes no la deben liderar.


domingo, 2 de diciembre de 2018

ANDALUCÍA, DEBACLE DE LA IZQUIERDA


Por primera vez desde la Transición, las derechas podrán formar Gobierno en Andalucía, feudo tradicional de la izquierda. El resultado de estas elecciones es un auténtico terremoto político porque en Andalucía no había un Gobierno, había un régimen, un régimen que se ha terminado y cuyas consecuencias son hoy difíciles de calibrar. La debacle de la izquierda tiene mucho que ver con la abstención, es decir, con que mucha gente, harta de sus partidos y de sus dirigentes, se ha quedado en casa y no ha ido a votar. Exactamente eso mismo sucedió en las pasadas Elecciones Generales donde, por ejemplo, Unidos Podemos perdieron nada menos que un millón de votos, aunque conservaron todos sus diputados al acudir juntos a aquellos comicios. Esto se ha vuelto a repetir y si no hubiera sido por la unión de Podemos e IU no se habrían podido obtener 17 diputados en Andalucía (solo perdieron tres escaños, aunque perdieron decenas de miles de votos) diputados que, ante la caída estrepitosa del PSOE, que ha perdido nada menos que catorce escaños, no servirán de nada. Yo no creo que haya una sola causa para lo que ha sucedido en Andalucía, pero está clarísimo que cuando te equivocas, no rectificas ni haces autocrítica y te empecinas en el error, el resultado está servido. En este sentido, yo pienso que el problema territorial catalán y el coqueteo con los independentistas, que ya castigó a las izquierdas en las Elecciones Catalanas, también las ha castigado en las Andaluzas. También estoy totalmente convencido de que el problema de la inmigración irregular masiva ha tenido mucho que ver con esta catástrofe de las izquierdas y con la espectacular irrupción de VOX, pues eso mismo ha sucedido con la ultraderecha en casi toda Europa y aquí no íbamos a ser una excepción. Sin dejar de mentar, por supuesto, la desastrosa gestión del Ejecutivo andaluz y los escándalos de corrupción socialistas en aquella comunidad autónoma. A mí no me salen las cuentas si achaco solo la pérdida de votos de las izquierdas a la abstención, es decir, mucha gente poco ideologizada que había votado al PSOE ha votado a algún partido de derechas y estoy seguro que hasta a VOX, porque en Francia, cuando se desmoronó la izquierda, muchos trabajadores se echaron en brazos del Frente Nacional, el partido de Marine Lepen ¿No pasó exactamente eso mismo en los años veinte y treinta del siglo pasado? No hemos aprendido nada y ya lo habíamos advertido.
Cuando la realidad te lleva por delante, los discursos vacíos, la palabrería barata y los brindis al Sol ya no sirven de nada. Los estómagos agradecidos y los traidores (me viene a la memoria Rosa Aguilar, por ejemplo) tendrán que buscar otro cobijo, se acabó el pesebre. Susana Díaz no logró acabar con su secretario general pero ha logrado el hito de cargarse, esto no solo ella, al PSOE en Andalucía. Espero que nadie le eche la culpa a la gente, a los votantes, por lo que ha sucedido. Algunos/nas deberían conjugar un higiénico verbo, el verbo dimitir.