Es una costumbre en las democracias,
aunque no siempre se respeta, dar a los nuevos Gobiernos cien días de gracia antes de empezar a criticarlos o a hacer una dura oposición. Eso no ha sucedido
con el nuevo presidente de los EE UU, Donald Trump. El mismo día de su toma de
posesión han proliferado las críticas contra él en editoriales e informativos y
hubo cientos de manifestaciones, algunas violentas, en las calles. A decir verdad,
eso ya sucedió en plena campaña electoral y no solo en los EE UU. Yo nunca
había visto como todos los periódicos y las televisiones en Europa, de
cualquier tendencia, coincidían en criticar y hasta demonizar a Donald Trump
¿Se lo había ganado a pulso el personaje con sus declaraciones y sus formas? yo
tengo mis dudas de que esa fuera la principal causa.
Durante la campaña de Donald
Trump, y todavía ahora, todos hemos escuchado como se acusaba a Rusia de
intervenir con ciberataques para favorecer al candidato republicano, aunque
nadie ha presentado públicamente pruebas de que eso sea cierto, esa es una de
las coartadas que esgrimen los enemigos de Trump para deslegitimar su elección
como presidente de los EE UU. Pero, llama la atención que nadie dice
absolutamente nada de la campaña, esa totalmente verificable, que se hizo
contra Trump en la prensa y en todos los informativos occidentales, no solo
eso, como participaron en esa campaña incluso el presidente de Francia o la
canciller de Alemania. Si a esto añadimos que los propios servicios de
inteligencia norteamericanos y grandes grupos de poder económicos y políticos de
los EE UU también hicieron campaña contra Trump, tendremos una perspectiva real
de los acontecimientos.
Ni seré yo el que loe o defienda
a Donald Trump, como tampoco lo haría si hubiera ganado Hillary Clinton, pero,
no me parece bien que se mienta y que se acuse al nuevo presidente de cosas que
no son ciertas, bastante tiene con lo que es verdad. Una de las cosas que se
dice de Trump es que odia a los inmigrantes, pero eso no casa muy bien con que
precisamente su esposa, Melania, es una inmigrante yugoslava (de la actual
Eslovenia) que no tuvo la nacionalidad estadounidense hasta el año 2.006. No
solo eso, la madre de Trump era una inmigrante escocesa, nacida en la Isla de
Lewis, y sus abuelos paternos inmigrantes alemanes. Es ridículo pensar que
algún norteamericano odia a los inmigrantes, porque fueron precisamente los
colonos llegados de Europa y los esclavos traídos de África quienes
construyeron aquel país. Otra cosa muy distinta es que los estadounidenses estén de acuerdo con la actual inmigración masiva e incontrolada procedente de
Iberoamérica. Recordemos que es este momento los EE UU ya son el segundo país
del mundo, después de México y ambos por delante de España, donde hay mas
personas que hablan castellano.
El mundo ha cambiado, y la
opinión de la gente en asuntos de gran calado también, pero muchos aún no se
han enterado. Lo que ha sucedido en los EE UU con la elección del presidente
Donald Trump no es una singularidad, ya había sucedido algo parecido en Reino
Unido con el Brexit y todavía queda por ver lo que va a pasar en las elecciones
holandesas, francesas y alemanas que se van a celebrar este año. Es una
desgracia que personajes impresentables o formaciones de extrema derecha se
hagan con el poder, pero, si se llevan los votos es porque las demás fuerzas
políticas no son capaces de dar respuesta a los problemas reales y a las
preocupaciones de la gente. No se puede vivir en el Limbo y luego echar la
culpa a otros de las consecuencias de tus errores. Lo mas fácil, cuando te has
equivocado, es criticar y no dar ni un segundo de tregua a Donald Trump.
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