martes, 31 de diciembre de 2019

LA POLÍTICA FISCAL DEL NUEVO GOBIERNO


Salvo alguna sorpresa mayúscula, dentro de pocos días tendremos finalmente nuevo Gobierno. En principio es una buena noticia, porque aunque los belgas estuvieron año y medio sin Gobierno y dicen que nunca estuvieron mejor y en Italia dicen que la economía crece de noche, porque es cuando los políticos duermen, la verdad es que un país funciona mejor con un Gobierno, aunque sea malo, que sin él. Uno sabe a qué atenerse y se pueden sacar adelante unos Presupuestos, cuestiones para nada baladíes. Por primera vez desde la Transición, España va a tener un Gobierno de izquierda donde no solo estarán sentados en el Consejo de Ministros socialistas, también estarán miembros de la izquierda radical, incluso habrá algún comunista. Esto es algo que mucha gente no lleva, no solo en la derecha más cavernaria, también en la pseudoizquierda. Vivimos en una democracia parlamentaria y los mismos que pactan y hasta gobiernan con Vox en ayuntamientos y CC AA no tienen ninguna autoridad moral para decir a Pedro Sánchez y al PSOE con quién puede, o no, gobernar.  El sesgo ideológico del nuevo Gobierno seguramente impregnará algunas de las medidas que se tomarán, algunas de ellas ya están pactadas, pero eso no quiere decir que, finalmente, sean medidas de verdadera izquierda, me explico: Al parecer una de las medidas pactadas entre el PSOE y UP es subir los impuestos a los ricos. Para la mayoría de ciudadanos de este país, que no somos ricos y que estamos hartos de pagarles los impuestos a los más adinerados, la música suena bien, pero entremos en la letra ¿Se va a subir los impuestos a los dueños de las consignatarias de buques, de esos buques que llevan bandera de Panamá o de Bahamas? ¿Se va a subir los impuestos a los banqueros, a esos banqueros que residen en Londres? ¿se van a subir los impuestos a toda esa gente que acumula decenas y hasta cientos de inmuebles, sean personas físicas o fondos de inversión? De momento parece que no, que no van a ir por ahí los tiros, a los que se va a subir los impuestos es a los trabajadores que más ganan, pero trabajadores al fin y al cabo, a los trabajadores que más se han esforzado para llegar a puestos de muy alta responsabilidad en las empresas, a puestos directivos, y a los que Hacienda ya se lleva, rayando en la usura, el 45% de su salario. No es inteligente, ni de izquierda, castigar el esfuerzo, castigar a los que ya les sacan los impuestos por anticipado sin posibilidad alguna de escaquearse, hay que ir a por los que defraudan. Estos trabajadores muy bien remunerados ya pagan suficiente. Este es un ejemplo que lo que no debe hacer el nuevo Gobierno, porque su verdadera cara será la fiscal y la Presupuestaria, lo demás serán fuegos de artificio. Sería un gravísimo error poner impuestos a la banca, impuestos verdes y toda una serie de tasas que finalmente pagarían los clientes o los ciudadanos en general. Hay que ir a por la acumulación de patrimonio no empresarial, porque las empresas generan riqueza y puestos de trabajo, y hay que entrar a saco contra el fraude fiscal, que en este país defrauda casi todo el mundo (estamos hablando de un fraude de 80.000 brutales millones de euros al año) y los más ricos son los que más defraudan. Para cuadrar las cuentas que nos exige Bruselas, para garantizar los servicios sociales básicos y el Estado de Bienestar, para amortizar Deuda y para invertir, que eso principalmente, y no otras cosas, son las políticas de verdadera izquierda, hay que recaudar más, mucho más, pero ni subiendo impuestos ni castigando, de rebote, a los de siempre. Es posible hacerlo. Esa será la prueba del nueve de la progresía del nuevo Gobierno.

viernes, 20 de diciembre de 2019

LA SENTENCIA DEL TRIBUNAL DE LUXEMBURGO


La sentencia del TJUE, que afecta a los independentistas catalanes condenados por la Justicia española por graves delitos de malversación de fondos públicos y sedición y también a los independentistas fugados, empezando por Puigdemont, ha levantado, como es lógico, un terremoto político, más, si cabe, al producirse en medio de las conversaciones entre PSOE y ERC para que pueda salir adelante la investidura de Pedro Sánchez y se pueda formar Gobierno. Yo no voy a entrar en el laberinto jurídico de la sentencia del Tribunal de Luxemburgo, ni los más expertos juristas se ponen de acuerdo, solo constatar algunas cosas: que esta sentencia da gasolina a los golpistas catalanes, que es otro argumento más para el relato de los que, ahora con el apoyo de las instituciones europeas, se pasan las leyes y la Justicia española por la entrepierna y que los españoles no fueron conscientes, ni los políticos de entonces se lo explicaron, de lo que significaba la pérdida de soberanía de nuestro estado-nación en beneficio de un ente supranacional cuyos gestores no elige la gente, o, para decirlo de otra manera, los elige la gente, pero demasiado indirectamente. Puestos a hacer justicia recordemos que el único dirigente español de una formación política importante que se opuso firmemente y con argumentos demoledores al Tratado de Maastricht fue el entonces coordinador general de Izquierda Unida, Julio Anguita: “Nos gobernarán desde fuera y no pintaremos nada”. La pérdida de la soberanía de los Estados europeos y  el menoscabo del poder de decisión de sus  pueblos ya está teniendo resultados dramáticos, el de esta sentencia es uno de ellos y el Brexit es otro. Los británicos han reaccionado, pero los demás, de momento, aún no.

viernes, 13 de diciembre de 2019

LOS BRITÁNICOS VOTAN BREXIT


Está claro que no hacía falta un nuevo referéndum, Boris Johnson ha arrasado en las elecciones generales del Reino Unido, dejando en evidencia las incongruencias y contradicciones de los laboristas, que se han pegado un batacazo histórico, y aprobando la reválida del Brexit con nota alta. Pero ¿por qué los ciudadanos británicos se han inclinado por el Brexit, incluidos muchos que tradicionalmente votan al partido laborista, muchos británicos de izquierda? pues, porque no quieren más inmigrantes, así de claro. Quieren conservar su cultura, sus costumbres, sus puestos de trabajo y su economía. Se puede estar, o no, de acuerdo con esto, pero no me negara usted que son razones de peso. Que nadie se atreva a decir que los británicos no quieren saber nada de Europa, estamos hablando de los hijos y de los nietos de los que dejaron la vida en las playas de Normandía, de los herederos de los que lucharon en la Primera y Segunda Guerra Mundial junto a los franceses y otros aliados. El Viejo Continente (que tiene la misma edad que los demás) está regado con la sangre de los británicos, ese era su compromiso. Pero, las estúpidas políticas de manga ancha con la inmigración de algunos países europeos y de quienes dirigen la UE no gustan a los británicos, que ya habían recibido millones de inmigrantes de los países de la Commonwealth, la Comunidad Británica de Naciones. Las consecuencias del buenismo estúpido y de querer tener un ejército de reserva que presione a peores condiciones salariales y laborales al resto de trabajadores pasan factura, y gorda. Tras Reino Unido vendrán otros, quizá Italia y Francia. La UE se cae a pedazos mientras los irresponsables silban. No es culpa nuestra, dicen, es culpa de los británicos.

martes, 10 de diciembre de 2019

LA SANIDAD CATALANA REVIENTA


Las actuaciones tienen consecuencias, y las actuaciones de los independentistas catalanes están teniendo consecuencias dramáticas en aquella comunidad autónoma. Votar con el corazón o con las vísceras nunca es lo más inteligente. Casi 140.000 personas están en lista de espera para operarse en Cataluña, muchos pacientes desde hace muchos meses. Los ambulatorios y los servicios de urgencia están colapsados y el asunto, lejos de solucionarse, se agrava cada vez más. Como siempre hacen los independentistas, han intentado echar la culpa a España del caos y el colapso sanitario que viven los catalanes, pero como tienen transferida esa competencia lo tienen francamente difícil. Al síndico (defensor del pueblo) catalán, Rafael Ribó, un antiguo militante del PSUC (no hay cosa peor que un comunista reconvertido) no se le ha ocurrido otra cosa, aunque sin presentar ningún dato, que decir que el problema sanitario de Cataluña se debe a los pacientes de otras comunidades autónomas españolas que tienen que atender, cuando los catalanes también son atendidos en otras partes de España y hay un mecanismo estatal de compensación para evitar que una comunidad autónoma pague los gastos sanitarios que corresponden a otras. La verdad es muy distinta y, ante la evidencia y las críticas que le han llovido, Ribó no ha perdido ni cinco minutos en poner el dedo en una de las llagas: “El caos sanitario se debe a la cantidad de inmigrantes que hay en Cataluña”. Esto es verdad, aunque a la falsa progresía no guste que se digan estas cosas, solo los que no han vivido en Cataluña y no han usado sus servicios de salud pueden negarlo, pero solo es una parte de la verdad. La verdadera raíz del asunto son las políticas derechistas del Gobierno de la Generalitat. Si entramos en las cifras y nos damos cuenta que el porcentaje de los Presupuestos que los independentistas destinan a la sanidad pública es casi la mitad del promedio de lo que destinan el resto de CC AA de España la evidencia aparece diáfana. Esto contrasta con la cantidad de dinero que los independentistas destinan a ayudas sociales, casi 4.000 millones de euros al año, la mayor parte para salarios sociales, ayudas a la vivienda, etc para extranjeros. Un porcentaje que duplica a la media de las demás CC AA españolas. Si usted está al corriente de los esfuerzos de los independentistas catalanes para atraer a su causa a las comunidades extranjeras que residen en Cataluña (pakistaníes, marroquíes, subsaharianos, etc) y ve como mucha de esta gente se manifiesta en la Diada por la independencia entenderá mucho de lo que allí sucede. Las políticas derechistas también se demuestran en que el Gobierno de la Generalitat destinó el año pasado más de 2.000 millones de euros a derivar pacientes a la sanidad privada, justo el doble que el de la Comunidad Autónoma de Madrid, donde Gobierna el PP. Pues bien, esas políticas son apoyadas explícita o tácitamente por ERC y por la CUP, que son los que sostienen el Gobierno de Torra. Seamos serios ¿cuándo los republicanos catalanes o los anarquistas han sido de izquierda? ¿Cuándo los republicanos catalanes o los anarquistas han apoyado al Estado? Los independentistas se gastan el dinero de los catalanes en su “Procés”, en sus chiringuitos y en subvencionar a potenciales aliados y la salud de la gente no es su prioridad. ¡Ojo! que estamos ante el brete de que lo que pasa con la sanidad en Cataluña no sea una singularidad, en otras CC AA se empiezan a observar signos alarmantes en el mismo sentido.