Mientras la derecha liberal no
tiene ningún problema en pactar con partidos afines, o con la pseudoizquierda,
para mantenerse en el poder y seguir implementando sus recetas, las diversas
izquierdas tienen muchas dificultades para pactar, incluso dentro de los
propios partidos de izquierda los navajazos traperos entre compañeros son el
pan nuestro de cada día. Para nosotros no debería ser ninguna novedad que la izquierda sea incapaz de formar
fuertes alianzas programáticas y electorales, porque eso ha sucedido casi
siempre, pero, el mundo ha cambiado y la izquierda tendrá que adaptarse a las
nuevas circunstancias o no ya solo estará a la greña, desaparecerá.
Si nos remontamos a los años 20-30
del siglo pasado veremos que una de las razones históricas de la desunión de
las izquierdas es que, al contrario que en las derechas, sus ideologías estaban
muy alejadas ¿Qué denominador común político que no fuera la lucha contra el
fascismo tenían socialistas, anarquistas y comunistas? ninguno. Esa fue una de
las razones que influyeron en la llegada de Mussolini y Hitler al poder y que los
sublevados contra la República ganaran la guerra civil en España,
Tras la crisis económica se ha
producido un fenómeno en Europa muy importante: la crisis de la socialdemocracia
y la caída en picado electoral de los partidos socialistas. Eso ha sucedido
fundamentalmente por dos razones, una, porque la socialdemocracia se ha
enfrentado a las consecuencias de la crisis económica con las mismas medidas de
la derecha y colaborando con ella, perjudicando a la mayoría de los ciudadanos
mientras se beneficiaba a los mas ricos y, otra, porque en esa coyuntura
político-social han emergido nuevas fuerzas y nuevos movimientos políticos, no
siempre de izquierda, donde han ido a parar los votos de la indignación.
La izquierda debería tener
presente que lo que está sucediendo en el mundo, y lo que puede pasar este
mismo año en Europa, se parece mucho al ascenso de los fascismos en el siglo
pasado. No son populismos los que están ganando elecciones y tomando en sus
manos los Gobiernos, son, llamémoslos por su nombre, fascismos. La izquierda
debería ser consciente de ello para no cometer los mismos errores y que Europa
no regrese a aquel infierno.
Para formar Gobiernos de
izquierda fuertes, con capacidad para enfrentarse a lo que ya enseña las
orejas, hacen falta tres cosas fundamentales: un liderazgo claro, un programa
político que dé respuesta a los problemas y que sintonice con los deseos de los
ciudadanos y, lo mas importante, unidad. El liderazgo no se consigue sumando
baronías y conspiradores, sino con argumentos contundentes e incontestables. El
programa político tiene que estar tan bien trabajado y trabado que convenza a
la mayoría de la sociedad y la unidad no se logra solo con consenso, eso está
muy bien en el país de Alicia, porque los consensos se pueden romper en cinco
minutos, también con disciplina, que no es incompatible con la democracia interna.
Pero, la izquierda necesita poner
los pies en el suelo, caerse del guindo. No va a llegar muy lejos queriendo
abrir las fronteras de par en par para que entre todo el mundo y cargarse
definitivamente un Estado de Bienestar que se tardó generaciones en construir,
o con salarios sociales básicos generalizados ¿quién va a pagar eso? sin
contraprestación social alguna. La izquierda tiene que recuperar la
planificación económica, la titularidad pública de las empresas e industrias
estratégicas y el protagonismo del Estado en la economía y en la política. La izquierda
tiene que tomar, en resumen, el poder, solo así será capaz de enfrentarse a las
nuevas amenazas, que son muy viejas.
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