viernes, 20 de enero de 2017

LOS NUEVOS DETECTORES DE RAYOS INFRARROJOS

Los rusos están montado aceleradamente nuevos dispositivos de rayos infrarrojos sobre las proas de sus aviones de combate, en concreto han empezado por los Sukhoi SU-35, la punta de lanza, junto con los MIG-31, de los escuadrones de caza de las Fuerzas Aeroespaciales de Rusia. Como es algo que no se puede esconder, porque son bastante voluminosos y visibles, el propio Gobierno ruso, y algunos medios de información que dependen de él, nos han contado una película sobre lo que son y para qué sirven. Se trataría, dicen, a la vista de la experiencia adquirida en las operaciones en Siria, de unos dispositivos fabricados por la empresa rusa Sistemas de Construcción de Equipos de Precisión (SPP) destinados a dar mayor eficacia a las operaciones de bombardeo, en concreto se pretende disponer de un sistema de guiado que asegure que los proyectiles dan en el blanco, cámara de video para distinguir blancos a larga distancia, y cámara infrarroja para medir la distancia al blanco y marcarlo. Pero, cuando todos sabemos que estos aviones no son los que habitualmente hacen misiones de bombardeo, sino los SU-24, SU-25, SU-30, SU-33 (ala embarcada en el portaaviones “Almirante Kuznetsov”) y SU-34 y que los cazabombarderos rusos ya disponen de sofisticados y precisos sistemas de dirección por rayos láser y satelitales, las informaciones que se han dado no resultan creíbles.
Todo parece indicar que, en realidad, los nuevos detectores de infrarrojos tienen como objetivo la detección a larga distancia de aviones furtivos. Si bien las cazas rusos tienen unas características extraordinarias que suelen superar a los occidentales, Rusia va retrasada en la incorporación a su fuerza aérea de aviones furtivos. EE UU cuenta desde hace bastantes años con bombarderos tácticos, como el F-117 o estratégicos, como el B-2, pero también con cazabombarderos muy sofisticados, como el F-22, y dentro de poco con cientos de F-35, al igual que algunos de sus aliados de la OTAN. Todos estos aparatos tienen características furtivas, es decir, sobre el papel, muy difíciles de detectar por los radares, son aviones de quinta generación.
Rusia no contará con aviones de quinta generación operativos hasta dentro de unos años. El Sukhoi PAK FA T-50, que ya está siendo evaluado por los pilotos rusos, será la nueva estrella de su aviación de combate y todo hace prever que superará ampliamente a sus homólogos occidentales, porque, sabiamente, no se han querido supeditar sus capacidades a una discutible indetectabilidad, pero, tanto ese avión como los que durante algún tiempo tendrán la responsabilidad de salvaguardar la soberanía de los cielos de Rusia (SU-35 y MIG-31) necesitarán de un dispositivo potente de barrido y detección no radárico que pueda alertar de la presencia de aviones de quinta generación a largas distancias.
Los detectores de infrarrojos son ampliamente utilizados en la tecnología militar, pero hasta ahora se utilizaban sobre todo para detectar focos de calor y dirigir a ellos ametralladoras, cañones, bombas o misiles. Sin embargo, todos los cuerpos emiten rayos infrarrojos en varias frecuencias de honda a partir de la zona roja del espectro. Emiten esos rayos desde poco mas que la temperatura del cero absoluto. El problema es que no había detectores de barrido lo suficientemente potentes y fiables para que fueran un complemento a la detección de los radares, bien los instalados en los aviones de combate o en las baterías de la defensa antiaérea. Yo diría que Rusia ha solucionado ese problema.
FOTO: Escuadrón de cazas Sukhoi SU-35. Se aprecian muy bien el gran radomo que alberga el radar trasero y las toberas vectoriales.


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