domingo, 14 de diciembre de 2014

LA VACUNA GRIEGA

Ante la imposibilidad de elegir presidente de la república, el primer ministro griego, Antonis Samarás, ha anunciado que el 25 de enero se celebrarán elecciones anticipadas. Se llega a esta situación cuando la mayoría de conservadores de Nueva Democracia y de socialistas del PASOK, que gobiernan juntos, acaba de aprobar en el Parlamento un nuevo paquete de medidas que castigan todavía mas a los ciudadanos griegos, condición imprescindible de la Comisión Europea y del Fondo Monetario Internacional para conceder otro paquete de ayudas, el enésimo, que evite la quiebra del país, que se enfrenta a una prima de riesgo de mas de 700 puntos básicos y a una Deuda imposible de amortizar.
El anuncio del adelanto electoral ha provocado la caída de la bolsa de Atenas en casi un 11%, que se suma a las bajadas continuas de días anteriores. La Comisión Europea y el Fondo Monetario Internacional no han perdido el tiempo en amenazar a los griegos  y retirarles la financiación, porque son perfectamente conscientes de su estado de irritación y de que la coalición de izquierda, SYRIZA, ganó las elecciones europeas hace pocos meses.
Pero, empieza a correr el rumor entre algunos analistas que Grecia, cuya economía se da por desahuciada, va a ser usada como laboratorio de otras soluciones, aún mas drásticas, que se están planteando y de vacuna ante el auge de movimientos políticos similares a SYRIZA que se están produciendo en países mucho mas importantes de la UE, como PODEMOS en España, que, de tener éxito, podrían producir un efecto dominó en varios países de la Unión. Eso sí sería verdaderamente peligroso para el poder político-económico establecido en Europa.
Se trataría de no poner resistencia a que SYRIZA gane las elecciones y luego negarle el pan y la sal, para que los griegos y, lo que es mas importante, el resto de europeos se convenzan de que no hay ninguna alternativa fuera de la ortodoxia del imperio del mercado y del “pensamiento único” y asistan dócilmente a su propio sacrificio. Si Alexis Tsipras, el líder de SYRIZA, gana las elecciones y consigue formar Gobierno y se propone acometer los cambios que lleva en su programa no tendrá dinero ni ningún tipo de ayuda del BCE ni del FMI, al contrario, habrá una comunión de intereses, que ya todos conocemos, para que su Ejecutivo sea efímero.

SYRIZA y Alexis Tsipras lo van a tener todo en contra, como lo tuvieron los 300 espartanos que defendieron el Paso de las Termópilas contra el Imperio Persa.

viernes, 12 de diciembre de 2014

ALCOA Y EL DRAMA DE ASTURIAS

Con el problema que ha surgido en ALCOA, drama del que algunos ya avisamos hace tiempo, han vuelto las movilizaciones de trabajadores y la zozobra para muchas familias. No es nada nuevo para los asturianos, que, desde los primeros embates de la “reconversión”, han padecido en sus carnes las pésimas políticas industriales. Ahora son, además, las energéticas.
Por muy bien intencionadas que sean las declaraciones tanto del presidente asturiano, Javier Fernández, como del que hasta no hace mucho tiempo cortaba bacalao en la derecha asturiana, Gabino de Lorenzo, producen necesariamente irritación, pues los mismos, ellos y sus partidos, que no han tenido ninguna preocupación por hacer una planificación industrial y energética seria en España (la planificación está contemplada en la Constitución) no pueden ahora reclamar soluciones y llorar con lágrimas de cocodrilo. Los que privatizaron sectores estratégicos de nuestra economía, como las eléctricas, que se han convertido en oligopolios, los que han cargado al recibo de la luz todo tipo de subvenciones, algunas pintorescas, o los que, en fin, cometieron la fechoría de la “moratoria nuclear”, que costó la friolera de 900.000 millones de pesetas de 1.983 y echó por tierra el MIX eléctrico que España necesitaba y por el que Adolfo Suárez había apostado, no pueden venir ahora a lamentarse ni a exigir nada.
El problema de ALCOA no es, ni mucho menos, una singularidad en el desmantelamiento del tejido productivo asturiano, al contrario, la amenaza de los costes eléctricos penden sobre otros grandes consumidores, como Asturiana de Zinc o ARCELOR, que esperemos no sigan el mismo camino. La situación es aún mas sangrante si tenemos en cuenta que Asturias, con cinco centrales termoeléctricas en funcionamiento, que inundan de CO2 y otros residuos a buena parte de la región, produce bastante mas electricidad de la que consume. La línea de alta tensión Sama-Velilla, como todo el mundo sabe, es para llevar a la Meseta los excedentes eléctricos.
Pero, no nos engañemos, el problema de fondo no es la tarifa eléctrica ni la falta de planificación seria, porque la economía asturiana está soportando otros embates que no están relacionados directamente con eso. Los ejemplos del ridículo precio de la leche en origen o el injusto reparto de las cuotas pesqueras son bien elocuentes. El verdadero problema es la pérdida de influencia política de Asturias y de que ya no damos miedo a nadie.
El poder central, desde la revolución de Octubre de 1.934, siempre había respetado a Asturias y así hay que entender, además del carácter estratégico coyuntural, la nacionalización de las minas, con la creación de HUNOSA, y que se decidiera instalar en Asturias las principales siderurgias de cabecera del país, con la constitución de ENSIDESA y UNINSA. Sin ese respeto por los mineros y por los trabajadores asturianos José Antonio Girón de Velasco no habría construido la Universidad Laboral de Gijón, destinada en principio para los huérfanos de la minería, con un edificio y unas instalaciones que seguirán asombrando durante siglos.
Tenemos un presidente y secretario general de la FSA-PSOE que, a pesar de ser uno de los dos únicos presidentes autonómicos socialistas, tiene muy escasa influencia en su partido, que en su último congreso, ante su enfado, creó aprisa y corriendo un puesto de consolación para él. Y un Partido Popular regional mas preocupado por su luchas internas, por Francisco Álvarez-Cascos y por dar apoyo al Gobierno socialista que por defender ante Rajoy los intereses de Asturias.
El próximo año va a ser decisivo para el futuro de nuestra tierra, pero también será año electoral y todos vamos a ser actores de nuestro destino.

Asistimos a un momento histórico dramático donde vuelven a mi memoria algunas estrofas de una canción de Víctor Manuel: “Dos veces, dos, has tenido ocasión para jugarte/ la vida en una partida y las dos te la jugaste/ prepara tu salto último lívida muerte cobarde/ prepara tu último salto que Asturias está aguardándote”.

¿PORQUÉ NO BAJA LA GASOLINA?

Ante la espectacular bajada del barril de petróleo, la pregunta que se hacen los ciudadanos españoles es ¿porqué casi no baja la gasolina y el gasóleo? Intentaré explicarlo:
El barril de Brent (159 litros) que es el que se subasta en el mercado de Londres y la referencia mundial del precio del crudo, está cotizando, cuando escribo estas líneas, a solo 64,41 dólares, cuando el 19 de junio de este mismo año estaba a 115 dólares. Hay varios factores que influyen en la caída de los precios, desde la sobreproducción, que ya empezó a ser evidente hace unos años, hasta la atonía de la economía mundial, que produce el efecto de que las industrias consuman muchos menos derivados del petróleo. Otro condicionante muy a tener en cuenta es la estrategia de EE UU y algunos de sus incondicionales aliados de intentar poner a países como Rusia y Venezuela, grandes exportadores, en dificultades económicas. En esa labor USA no solo cuenta con el beneplácito de las grandes potencias occidentales, también con la colaboración de los regímenes feudales de la Península Arábiga, que se niegan a bajar la producción para que no se derrumben los precios.
Como todo el mundo sabe, la liberalización de la economía y la libertad de mercado de la que tanto hablan y se vanaglorian algunos es una quimera, la verdad es que las economías capitalistas están fuertemente intervenidas, no solo por los Estados, sobre todo por las grandes corporaciones, los grandes bancos, etc, que hacen que varios sectores estratégicos operen en régimen de oligopolio, entre ellos el del petróleo. En concreto, en España son tres grandes compañías las que tienen el control del mercado, REPSOL, CEPSA y BP, agrupadas en AOP (Asociación Española de Productos Petrolíferos) que no solo controlan 7.051 gasolineras de las 8.622 existentes, también dictan los precios de gasolinas y gasóleos.
El precio de los combustibles en España se distribuye de la siguiente manera: entre el 42,65 y el 47,54% (según sea gasolina o gasóleo) depende de la cotización internacional del petróleo, es decir, básicamente de la cotización del barril de Brent; los costes fijos, entre los que están los gastos derivados de la reserva estratégica (para 90 días de consumo), el márketing, amortización y mantenimiento de instalaciones, transporte, etc, representan aproximadamente el 9,5 % y el IVA y otros impuestos entre el 42,69 y el 48,29%. El resto son beneficios, que, aunque  es un porcentaje mínimo del total del precio de litro, son multimillonarios, pues son billones los litros consumidos.
Después de lo expuesto, es evidente que no se puede repercutir en el precio final que paga el consumidor el mismo porcentaje en que ha bajado el precio del barril de petróleo, pero sí hay margen para que baje bastante mas de lo que lo ha hecho y con mas celeridad, porque si bien cuando sube el  precio del crudo se repercute al consumidor final casi de inmediato, cuando es al contrario no hay ese mismo prurito.
Pero, estas cosas no ocurren por casualidad, porque el Gobierno no está interesado en que baje demasiado el precio que pagan los consumidores por la gasolina y los gasóleos. Los impuestos que se recaudan son por litro, no por precio del litro, y una acusada bajada de precios provocaría deflación, en una economía cuyo consumo interno no acaba de despegar y donde continuamente se nos dice que las cifras macroeconómicas están mejorando.



domingo, 7 de diciembre de 2014

CUANDO LA SUBVERSIÓN SE CONVIERTE EN NECESIDAD

El término subversión ha estado asociado históricamente a revueltas y muchas veces se ha identificado como subversivos incluso a criminales y terroristas, pero yo creo que es mas atinado el significado que le da la RAE: inversión, desestabilización o revolución de lo establecido. En este sentido, tengo la impresión de que, afortunadamente, somos muchos los subversivos que hay hoy en España.

Cuando es una evidencia que la mayoría de los españoles están convencidos de que es necesario un cambio profundo en nuestro país, que devuelva la tranquilidad a la gente, que dé expectativas de un futuro mejor, que acabe con la lacra de la corrupción, etc, y de que eso no se va a conseguir con los partidos políticos tradicionales y con las estructuras de poder actuales,  y cuando cae de cajón que si no se actúa las cosas todavía pueden ir a peor, la subversión pasa de ser una opción a una necesidad. Pero, los subversivos inteligentes o, si usted quiere, los revolucionarios lúcidos, siempre han tenido bien presente que para enfrentarse al poder hace falta sumar fuerzas y establecer alianzas circunstanciales, incluso contra natura. Cuando el objetivo debe ser asumido por la mayoría nadie puede tener en el pensamiento a los “tontos útiles”, a los que se puede usar y tirar, sino una alianza a veces explícita y muchas otras tácita donde converjan personas, partidos, instituciones, etc, con un objetivo común, aunque partan de sus propias premisas y tengan su propia ideología, a veces contrapuesta.
El proceso que está siguiendo Podemos, el movimiento político que lidera Pablo Iglesias, es muy interesante. Esa formación política está pasando de máximas radicales a propuestas asumibles por la mayoría. Es la misma estrategia que explicó Julio Anguita en el famoso mitin de Sabadell cuando presentó su propuesta “Somos mayoría”, que, erróneamente, no fue tomada en serio por IU. Anguita dijo entonces que no se podrán acometer cambios profundos en España sin contar con una amplia mayoría social, donde muchos ciudadanos del centro político e incluso de la derecha deben tener su sitio. La imperativa necesidad de subvertir el poder establecido exige, por tanto, propuestas concretas que pueden ser asumidas por la mayor parte de los ciudadanos, independientemente de su ideología. Ese es el reto, porque si bien es fácil identificar los problemas que nos agobian, no lo es, en absoluto, proponer unas medicinas que sean aceptadas por la mayor parte de la gente.
Cuando estos días hemos celebrado el aniversario de la Constitución de 1.978, he vuelto a recordar quienes fueron sus padres y que ideologías tan distintas tenían. Había una necesidad de acuerdo, por encima de los intereses partidistas y personales, por el bien de los españoles y por el bien de España, y todos fueron generosos. Aquel 6 de diciembre no se hizo ninguna revolución, pero el referendo que dieron los ciudadanos en las urnas significó subvertir un poder dictatorial que había privado a nuestro país de democracia y libertades durante 40 años.

Pues bien, otra vez es necesario subvertir el orden establecido, que nada tiene que ver con cambiar una Constitución, todavía útil, para satisfacer a los secesionistas, y otra vez debe primar el sentido de Estado, la responsabilidad y el patriotismo por encima de cualquier otro interés. Esta vez la pregunta no es tanto si los líderes políticos actuales mas importantes estarán a la altura de las circunstancias, no pidamos peras al olmo, como si los propios ciudadanos serán capaces de sumarse al cambio por el que tanto claman.