Hoy sábado 14 de enero el rey Felipe
VI inicia una visita a Arabia Saudí, que durará hasta el lunes 16. La visita
había sido aplazada en dos ocasiones ante la situación de interinidad
gubernamental que se ha vivido en España durante unos cuantos meses. Aunque la
visita no es la primera que un rey español hace a ese país, y viceversa, esta
vez está teniendo muchas críticas, porque en el mundo han cambiado muchas cosas
y, gracias a la red, la gente empieza a estar mucho mejor informada.
La visita del rey a Riad hace
aflorar todas las contradicciones de los cínicos y los fariseos, que lo mismo
te los puedes encontrar en una tertulia en un bar que firmando artículos en un
periódico o dirigiendo un informativo radiofónico o televisivo. Hace poco
tiempo, a raíz de la muerte de Fidel Castro, todos hemos asistido al coro de
los defensores de la democracia condenando aquella dictadura, aunque muchos de ellos,
en el colmo de la hipocresía, aplaudieron el régimen del general Franco hasta
con las orejas. En marzo de 2.012 España retiró a su embajador en Damasco, que
había sido llamado a consultas un mes antes, y solo dejó dos personas en la
legación en la capital de Siria. El argumento fue la “represión del Gobierno
sirio contra su población y la falta de libertades democráticas”.
El año pasado Arabia Saudí lo
inauguró decapitando a cuarenta y seis personas, la mayoría disidentes
políticos. Por supuesto, las cabezas ruedan por el suelo en ese país
frecuentemente, pero también los cientos de latigazos, las amputaciones de
miembros, las torturas y los encarcelamientos arbitrarios son allí norma. Al
mismo tiempo que España retiraba a su embajador en Damasco, Arabia Saudí
intervenía militarmente en su vecino Bahréin, un pequeño país insular, de
alrededor de 1.300.000 habitantes, para aplastar a sangre y fuego el
levantamiento popular contra el régimen que gobierna el país. Allí manda el rey
Hamad bin Isa al-Jalifa, al frente de una dictadura criminal
monárquica-hereditaria. Por supuesto, como en Arabia Saudí, los partidos
políticos están prohibidos en Bahréin. Los muertos y heridos tras la
intervención saudí se contaron por millares. Contemporáneamente asistimos a un
drama humanitario de dimensiones colosales del que en Occidente se habla muy
poco, me refiero a la guerra que asola Yemen. En estos momentos la flota de Arabia
Saudí somete al país a un bloqueo naval que impide la llegada de alimentos para
la población, mientras sus aviones bombardean no solo objetivos militares, lo
hacen indiscriminadamente, incluyendo a escuelas y hospitales. No hace mucho se
han podido ver imágenes de como la aviación saudí atacaba un funeral matando a
decenas de personas. Pues bien, a esa dictadura asesina, la de los Saud, es a
la que va a visitar nuestro rey que, seguramente, besará también a Mohamad Bin
Salmán, el joven ministro de Defensa, y segundo en la línea de sucesión, que ya
es considerado por muchos analistas como el hombre mas peligroso del mundo, no
solo por dirigir intervenciones armadas en otros países, también por estar
detrás de la financiación y entrega de armas a grupos yihadistas como el
antiguo Frente Al Nusra y el Estado Islámico. A esta dictadura que impide a las mujeres
salir a la calle si no van acompañadas o conducir un automóvil, a esta
dictadura que no respeta ninguna otra religión, ni le cuento a los ateos, a esta
dictadura horrible es a donde viaja nuestro rey y nuestro Gobierno para “estrechar,
aún más, los tradicionales lazos de amistad”. España, que ya ha vendido la infraestructura
de la línea férrea de alta velocidad La Meca-Medina y que es uno de los
proveedores de armas de los saudíes, espera cerrar un acuerdo para la venta de
cinco corbetas de última generación. Seguramente por eso los mismos que pagaban
las cacerías de elefantes y otras correrías del rey emérito, D. Juan Carlos, son
mucho mas demócratas que Al Assad o que Fidel Castro.
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