Si las encuestas electorales en España
para los comicios celebrados en los últimos años no han acertado mucho, las que
se han hecho en la precampaña electoral y se van a hacer en la campaña de las
elecciones catalanas del 21D puede que tengan muy poco que ver con la realidad.
En España, como en todas partes, los políticos mienten mucho, pero yo no
recuerdo abanico de mentiras tan groseras y tan generalizadas como las que se
dicen en Cataluña, especialmente los independentistas. A las patrañas que ya
nos tiene acostumbrado el expresident Puigdemont (president para TV3) se unen
las de dirigentes de ERC que, o viven en una realidad paralela donde se ha
perdido el juicio, o nos quieren hacer imbéciles a todos. Fueron patéticas las
respuestas y patéticos los argumentos de Marta Rovira en la entrevista que le
hizo Ángels Barceló en la cadena SER. La que podría ser candidata de su partido
a presidir la Generalitat (y tendría posibilidades, porque ERC podría ser la
fuerza más votada) fue incapaz de contar qué autoridad del Estado o del
Gobierno de España había dicho que iba a haber muertos en las calles y a correr
la sangre en Cataluña, pero lo más fuerte es que primero negó la unilateralidad
del “procés” para inmediatamente
rectificar diciendo que había sido el Estado español el que los había obligado.
Barceló, que sabía (porque estuvo allí, en la puerta) perfectamente todo lo que
había sucedido en la reunión previa a la declaración de independencia donde
Puigdemont tuvo fuertes presiones de ERC para no convocar elecciones
autonómicas, desmontó las mentiras de Rovira cuando le espetó que fue
precisamente ella, entre lágrimas, la que más vehementemente se pronunció por
la declaración unilateral de independencia en aquella reunión. Pues, si mentirosos compulsivos, como Puigdemont y
Rovira, pueden llegar a presidentes de la Generalitat subidos a la ola de los
embustes, sus seguidores no mienten menos, incluido en las encuestas. Si a esto
añadimos que casi un 30% de los encuestados manifiestan que no saben lo que van
a hacer y que el miedo de una buena parte de los que van a votar a los partidos
constitucionalistas también distorsiona la veracidad de las encuestas, tenemos
todos los ingredientes para que sea más fiable la pitonisa Lola que las
empresas de demoscopia.
El reto para intentar adivinar el
resultado final de las elecciones del 21D es muy grande, porque a las variables
tradicionales que juegan en las elecciones autonómicas del País Vasco y Cataluña
se van a unir otras que van a actuar por primera vez y que es muy difícil saber
hasta que punto van a influir en la obtención de escaños. En ninguna comunidad
autónoma que no sea Cataluña y Euskadi sucede que una fuerza política gane las
elecciones generales y sea otra muy distinta la que gane las autonómicas.
Podemos y sus aliados han ganado las elecciones generales en esas dos CC AA (en
Cataluña en las dos últimas convocatorias) y sin embargo las elecciones
autonómicas las ganaron los independentistas, incluidos los de derechas. Si ya
teníamos esta paradoja, hay que tener en cuenta que en las elecciones del 21D
ni la ideología, ni los programas, ni los discursos van a cambiar la intención
de voto. No se va a votar emocionalmente, como sucedía hasta ahora en las
autonómicas catalanas, está vez se va a
votar con las vísceras, y cuando las tripas sustituyen al cerebro, e incluso al
corazón, puede pasar de todo. Tampoco es baladí tener en cuenta que es muy probable que la participación sea más alta que
nunca y nadie sabe a quién puede favorecer eso. Yo ya he dicho que la emoción
más fuerte es el miedo, eso es lo único que puede hacer cambiar de opinión a
los fanáticos, pero está todavía por ver si alguna formación política dirá
claramente a los catalanes lo que les puede pasar si se tiran por el precipicio
y hará de eso bandera, aunque hay argumentos, como la fuga de empresas, para
hacerlo. Tampoco podemos descartar golpes de efecto, como la vuelta de
Puigdemont en plena jornada de reflexión para ser detenido ¿o no es el
victimismo lo que más réditos, también electorales, ha dado a los
independentistas?
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