A mí me hacía mucha gracia cuando
alguna gente echaba en cara a los independentistas catalanes que gastaran el dinero
de los contribuyentes en sus “chiringuitos” y en abrir “embajadas” en el
extranjero, en vez de en cosas realmente necesarias, pero no sonreía porque no fueran
auténticas fechorías, sino porque el dinero que se llevaban esas partidas era,
es, el chocolate del loro en comparación a la fabricación sistemática del nicho
de simpatizantes, estómagos agradecidos y defensores de Puigdemont y su banda.
Para darse una idea de lo que quiero decir, basta echar un vistazo a las
partidas de gasto del Presupuesto en curso de la Generalitat, el de 2.017. Mientras
al apartado “Relaciones Exteriores y Cooperación al Desarrollo”, donde se
encuadran algunas de esas cosas donde muchos ponen el acento, se destinan 35,48
millones de euros y en el apartado “Cultura” del que se nutre, por ejemplo,
Ómniun Cultural, entre otros muchos, se lleva 209,78 millones de euros, el
apartado verdaderamente gigantesco es el de “Asuntos sociales” que se lleva
nada menos que 2.872,03 millones de euros, más del triple que Justicia (908,99
millones de euros), por ejemplo. ¡Ojo! porque inmediatamente después de la
partida de gasto más importante, Salud (8.806,71 millones de euros) ya se sitúa
la amortización de la Deuda (5.996,14 millones de euros) por delante de
Enseñanza (4.821,14 millones de euros). Si entramos al detalle de a dónde van a
parar una buena parte de los “Asuntos sociales” no debería extrañarnos, por ejemplo, que en la
Diada se viera un variopinto mosaico de gentes y de razas portando esteladas y
pidiendo la independencia. Ya sé que decir estas cosas en España no es
políticamente correcto, pero yo no escribo para agradar.
Destinar ingentes cantidades de
dinero para crear, vía modus vivendi, una mayoría artificial partidaria de la
independencia tiene la grave consecuencia de que, como he apuntado, se dispara
la Deuda. Así, el apalancamiento de Cataluña supone ya casi el 30% del total de
la Deuda de las CC AA. Cataluña ya no puede financiar su Deuda y subsiste
gracias al dinero que le presta el Estado en condiciones muy ventajosas, ante
la vista gorda de Bruselas. Cataluña ya debe al conjunto de España más de
50.000 millones de euros y su Deuda, incluida la de las entidades locales (unos
4.700 millones de euros) ya es de más de 75.500 millones de euros. Esta es la
verdadera razón de la huida hacia adelante de los independentistas y, en Román Paladino,
del intento de golpe. En efecto, los secesionistas tenían previsto adueñarse de
las propiedades del Estado pero sin asumir la parte proporcional de la Deuda
española y sin la menor intención de devolver su propia Deuda. Por eso, sobre
todo, las instituciones europeas han cerrado filas con España, porque el Banco
Central Europeo quiere cobrar lo que ha prestado. Debemos tener claro, en
resumen, que el problema que plantearon, y plantean, los independentistas sobre
la financiación y reclamar más recursos y más capacidad recaudatoria en
perjuicio del resto de España está íntimamente ligado al “Procés” y a los
fondos que necesitan para su aventura y no a un reparto más justo o a que
España les roba, como quieren hacer creer. Darles más dinero, por tanto, no
solucionará el problema, lo agravará.
No hay comentarios:
Publicar un comentario