Una de las cosas que más irrita a
los ciudadanos horados, esos que pagamos nuestros impuestos y cumplimos con las
leyes, es la casi, y a veces sin el casi, impunidad que disfrutan en España los
delincuentes, desde los de guante blanco a los de poca monta. Los españoles
estamos convencidos de que no hay otro país donde delinquir salga más barato, y
muchas veces hasta completamente gratis. Las corruptelas de los políticos, aun
siendo muy groseras y llamativas, no son lo peor, a pesar de que afectan al
prestigio de las instituciones e incluso, con la financiación irregular de los
partidos, ponen en entredicho la democracia, lo peor es la pléyade de
delincuentes habituales, los que no conciben otro modus vivendi que el delito.
Aquí hay de todo, desde los que ni hacen facturas ni pagan el IVA hasta los
cacos a la antigua usanza, es decir, los que se llevan nuestro dinero o nuestras
propiedades físicamente y sin intermediarios. En ningún país del mundo alguien
puede entrar en tu casa mientras te has ido de viaje, instalarse en ella y que,
si no quieres ir a vivir debajo de un puente, le tienes que pagar lo que te
pida para abandonarla. En ninguna parte,
que no sea España, hay delincuentes que acumulan decenas o incluso centenares de detenciones y son puestos en libertad cada
vez que son arrestados tras su enésima fechoría. Por eso España se ha convertido
en refugio de piratas y de mafias. No es la Policía, que los detiene, ni los
jueces, que los tienen que soltar, los culpables de esta situación, son los que
hacen las leyes, es decir, los políticos. Surge inevitablemente una pregunta
¿porqué permiten este estado de cosas? y a mí solo se me ocurren dos respuestas:
una, porque han creado una sociedad donde cientos de miles de personas tienen
que vivir del delito para poder salir adelante (aunque también hay gente que prefiere
vivir del delito, si le dejan, que trabajar) y, otra, las leyes y las penas han de guardar necesariamente proporcionalidad y si le metes cinco años de cárcel a un caco de poca
monta, por muy reincidente que sea, ¿cuánto le podría caer al que, después de
ser sobornado con “mordidas”, concede a los corruptores obras públicas, por ejemplo?
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