sábado, 4 de noviembre de 2017

CATALUÑA Y LA HUELGA GENERAL POLÍTICA

La maquinaria independentista que, a pesar de tener a una buena parte de sus líderes en la cárcel o huidos al extranjero, sigue casi intacta, ha convocado otra huelga general de carácter político en Cataluña para el día 8 de este mes de noviembre. Y digo otra porque lo mismo hicieron los secesionistas el 3 de octubre pasado. La huelga general del tres de octubre, aunque no tuvo un seguimiento masivo, causó un grave deterioro social y económico a Cataluña y un gran perjuicio al prestigio de España. En las redes sociales y en los informativos internacionales digitales se hicieron virales las imágenes y las palabras de aquel ruso que, apartando los neumáticos ardiendo de la carretera para poder pasar con su coche, dijo a los huelguistas: “no tenéis ni puta idea, pronto tendréis armas aquí, ya lo veréis”.
Cometería un grave error el Gobierno de España si en esta ocasión no se emplea a fondo en desactivar o minimizar esta nueva convocatoria de huelga, porque no estamos hablando solamente de una movilización más organizada por los independentistas, estamos hablando de un nuevo paso, muy peligroso, en la escalada, perfectamente planificada, de los que piensan emplear la coacción, el amedrentamiento y las amenazas hasta las últimas consecuencias. Esa gente tan “democrática” y tan “pacífica” no se va a parar ante nada hasta que el peso de la Ley, como a sus dirigentes, caiga sobre ella. En este sentido, el Gobierno de España debe dejar muy claro que las huelgas políticas son ilegales y que los despidos por no acudir al trabajo por razones políticas son despidos procedentes.
Después de las desafortunadas imágenes que la traición de Los Mossos el 1-O a la Policía Nacional y la Guardia Civil provocaron, dejando a las Fuerzas del Orden del Estado a los pies de los caballos, y de la explotación mediática que los independentistas hicieron de ellas, el Gobierno de España decidió retirarlas de las calles catalanas, pero, yo tengo serias dudas de que, a pesar de haber sido sustituido su jefe, Trapero, por su número dos, Los Mossos de Escuadra vayan a recibir las órdenes y tenga la voluntad de garantizar la democracia y las libertades a los ciudadanos catalanes el 8 de noviembre, en sus puestos de trabajo y en las calles.
El papel de las formaciones políticas situadas a la izquierda del PSOE y de los sindicatos de clase en todo este proceso está siendo patético, jugando a la ambigüedad y ejerciendo muchas veces de tontos útiles de los independentistas. Cuando uno no tiene perfectamente claros sus principios, sus ideas y sus prioridades pasan estas cosas. Así vimos como CC OO y UGT primero apoyaron la pasada huelga política del 3 de octubre y cinco minutos antes se desmarcaron de ella. ¿Va a apoyar Unidos Podemos la huelga política del 8 de noviembre? Cuando pierdes completamente el Norte los intereses de los trabajadores, tus votantes, se soslayan y te da exactamente igual que la economía catalana caiga en picado, que las empresas huyan o estén en graves dificultades o que los proletarios puedan ir a la puñetera calle y al paro.  Alguien tiene que poner orden y dejar las cosas muy claras en la izquierda antes de que el suicidio colectivo sea un hecho irreversible. España es, con todos sus defectos y problemas, en Estado Democrático de Derecho, no es la España de la dictadura franquista, y ahora las huelgas políticas, desde la óptica de la izquierda, no tienen ningún sentido, otra cosa es desde la estrategia del independentismo. Trabajar, objetivamente, en contra de los intereses de los trabajadores aliándose con los golpistas, muchos de ellos de la más rancia derecha nacionalista, sería una traición asquerosa. ¿Se va a engañar a los ciudadanos, especialmente a los trabajadores, como está haciendo el sindicato independentista Intersindical-CSC, mintiendo sobre las razones de la huelga para eludir a la Justicia y para justificar lo injustificable?


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