sábado, 24 de noviembre de 2012

MONO DE LABORATORIO

La UE ha prohibido los experimentos con grandes primates en los laboratorios, ante la presión de los ecologistas y de algunos países de la propia Unión, como Austria, que ya lo habían introducido en su legislación, pero esta decisión no satisface, ni de lejos, las demandas de los defensores de los animales.

En un país como España, donde, por ejemplo, miles de galgos son sacrificados todos los años cuando termina la temporada de caza y los toros son lanceados por vándalos en los pueblos y torturados en las plazas bajo la criminal coartada de la belleza del arte de la tauromaquia, seguramente no importará a mucha gente lo que les pasa a los animales en los laboratorios, pero a otros sí que nos preocupa, y mucho.

El cinismo de los habitantes de este país es enorme, la mayoría de los españoles se declaran católicos, pero muchos serían capaces de rebanar el pescuezo al vecino si en cualquier momento lo estimaran oportuno, no digamos la poca sensibilidad que tienen ante los sufrimientos de los animales, aunque sea cosa de Dios y de los justos que se les respete, pero eso les importa un carajo. Por tal razón no habrá grandes titulares sobre la noticia ni sesudos editoriales en los periódicos sometiendo a la crítica la decisión de la UE, que se queda tan corta.

Pero también hay ciudadanos que se preocupan por los que van con nosotros, los humanos, en este barco que llamamos Tierra, que tienen mascotas a las que quieren como si fuera uno mas de la familia y que saben que solo nos diferenciamos de los demás animales en el gen que nos ha permitido elaborar un lenguaje complejo.

Los grandes primates, como los gorilas, orangutanes y chimpancés, ya están en serio peligro de extinción y son difíciles de conseguir, porque los bosques donde viven están desapareciendo a manos del homo sapiens, por eso la decisión del Parlamento Europeo de prohibir los experimentos de laboratorio con esos simios es cínica e hipócrita y solo pretende lavar la cara a los burócratas que tanto nos toman el pelo.

Otros monos todavía mas abundantes, como los macacos, tomarán el relevo en esas mesas de tormento y muerte y los acompañarán perros, gatos, ratones y demás criaturas inocentes, bajo el pretexto de que su martirio es imprescindible para la elaboración de nuevos fármacos y la investigación de algunas enfermedades, algo, en la mayoría de las ocasiones, totalmente falso, pero mas barato.


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