viernes, 9 de noviembre de 2012

ASTURIAS EN PELIGRO

A finales del mes de septiembre escribí un artículo con el título de "La crisis de Asturias", donde hacía un breve análisis de las causas que habían abocado a nuestra región a una situación extremadamente grave, pero que aún podía empeorar, y concluía con estas palabras: "para qué engañarnos, ante la crisis de Asturias yo soy pesimista". Muy poco tiempo después, desgraciadamente el tiempo nos ha dado la razón.

Nuestra comunidad autónoma ya ha sobrepasado la terrible cifra de 100.000 parados, tenemos el sistema público de salud muy mermado por una huelga que ya dura demasiado, empresas muy importantes, como Suzuki, anuncian su cierre, Arcelor-Mittal, columna vertebral de nuestra industria, es ya un polvorín por los anunciados recortes de salarios, elevaciones de jornada y espada de Damocles que pende sobre ella, cientos de pequeñas y medianas empresas y de comercios, en un sangrante goteo que no cesa, han parado para siempre su actividad, sin olvidarnos de la anunciada fecha de caducidad de la minería.

Nuestra tierra es una región, como otras de España, inmersa en una crisis económica que lejos de mejorar, como todos quisiéramos, todavía puede empeorar más, como se han encargado de recordarnos varios organismos económicos internacionales, pero, además, Asturias tiene algunas particularidades sobre las que ya hemos hablado, como el excesivo peso de la industria primaria y el escaso tejido productivo alternativo a las industrias tradicionales (carbón y acero) que cada vez corren mas riesgo de desaparecer. Por si esto no fuera suficiente, hay otros sectores muy importantes, como la ganadería, que, por culpa de unos precios de la leche en origen ridículos, está en una situación límite.

Nosotros los asturianos y los responsables políticos, empresariales y sindicales del Principado no podemos actuar sobre las grandes directrices económicas europeas e incluso españolas, así que es mejor no perder el tiempo filosofando, pero sí podemos hacer algunas cosas para intentar salvar nuestro barco, Asturias, que hace agua por todas partes.

Tenemos un nuevo Gobierno, pero a la vista está que no por eso ha mejorado nuestra situación; tampoco cambiaría demasiado con cualquier otro Ejecutivo de cualquier otro signo; por eso es imperativo que las fuerzas regionales que pueden actuar sobre la situación se sienten en una mesa con el compromiso de no levantarse hasta llegar a un consenso, mucho mas amplio y con mas agentes que una mera concertación social, sobre las medidas que hay que tomar, en particular garantizar la paz social, el apoyo político e institucional a los que peor lo están pasando y la exigencia al Gobierno central de que este garantice la continuidad de los sectores básicos de nuestra economía, que también tienen carácter estratégico para España. Al mismo tiempo hay que seguir actuando sobre el déficit, pero con mas determinación. El PP ha presentado una propuesta para minimizar, entre otras cosas, la Sindicatura de Cuentas y eliminar la Procuraduría General, es una iniciativa ajustada a los tiempos que vivimos, porque la defensora de los asturianos, por ejemplo, no va a poder hacer nada por los despedidos de Suzuki. Es preciso sacar dinero hasta debajo de las piedras sin poner en peligro los servicios básicos del Estado de Bienestar ni subir mas los impuestos ni las tasas.

Asturias está en peligro, debemos ser conscientes de ello, y todos tenemos la obligación de hacer lo que podamos para salvarla. Yo comprendo la irritación de muchos ciudadanos y la situación de angustia que viven muchas familias, pero ni la huelga general ni otras iniciativas que pongan a la gente contra un muro van a ser eficaces en el reto que tenemos planteado. Hoy, mas que nunca, se impone la inteligencia y la bien orientada determinación.



 

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