martes, 13 de noviembre de 2012

ASTURIAS, LA CASA DONDE NO HAY PANCHÓN

Continúan las conversaciones sobre los Presupuestos que el Gobierno que preside Javier Fernández pretende sacar adelante, pero el jefe del Ejecutivo asturiano se ha encontrado con el importante escollo de IU, que ahora, por decisión de sus bases, no gobierna con los socialistas y puede presionar más.

Algo fundamental ha cambiado en Asturias sobre otras legislaturas donde gobernaba la izquierda, no solo que IU no está en ese equipo, lo verdaderamente diferente es que ahora no hay dinero y que el Principado no puede gastar y endeudarse sin rendir cuentas a nadie, como hacían Areces y compañía.

El Gobierno asturiano no tiene otro remedio que apretarse el cinturón y para no cargarse el Estado de Bienestar o minimizarlo, que casi es lo mismo, tiene que hacer encajes de bolillos y piruetas inverosímiles con los funcionarios, con los agentes sociales y con las fuerzas políticas que, sobre el papel, le pueden prestar apoyo. En este contexto hay que enmarcar, por ejemplo, el conflicto sanitario, que solo tiene dos salidas, o pagan los funcionarios de la medicina el ajuste presupuestario o lo pagamos todos los ciudadanos con un "maspago".

La militancia de IU forzó, en contra de los deseos de la dirección regional de la coalición, que esta vez no se formara Gobierno con los socialistas, por varias razones que parece que no han sido del todo entendidas. Los rojiverdes de base no podían admitir, por ejemplo, que mientras apoyaban al Ejecutivo que presidía Areces, el PSOE hiciera una política nacional de derechas con ajustes y recortes de caballo para los trabajadores o que, ya en clave regional, los socialistas, con la siempre socorrida ayuda del PP, aprobaran proyectos como la macroincineradora de Serín. Asuntos que para algunos, sin ser baladí, no tenían aparentemente demasiada importancia rompieron una parte de la coalición y forzaron un cambio de estrategia política.

Ahora los socialistas no cuentan con mayoría y aquí no va a funcionar la "geometría variable" porque no existe el clima social y el consenso político necesarios para ello.

Antes los socialistas podían tapar la boca a IU con mas dinero para las ayudas sociales, pero ahora ya no es posible y los rojiverdes lo saben, por eso han centrado toda su artillería en exigir que los mas ricos paguen mas impuestos, para tener mas recursos para gastar.

Pero lo que quería la militancia de IU no eran políticas ficción y discursos para la galería, sino una auténtica gestión de izquierda. Es cierto que el Ejecutivo regional puede y debería actuar sobre algunos impuestos, como sociedades o patrimonio, pero los tramos impositivos del IRPF u otros impuestos o tasas que van en función de la renta ya están suficientemente discriminados y elevarlos mas solo conseguiría la huida de capital a otras CC AA.

Sin embargo se pueden obtener mas recursos actuando sobre el gasto, algo que no se ha hecho suficientemente. No solo hay que acabar con toda una serie de empresas públicas o pseudopúblicas, como SOGEPSA, que han sido muy rentables para algunos pero onerosas para los ciudadanos de Asturias, también con cargos como la Procuraduría General o buena parte de la Sindicatura de Cuentas, que, en la coyuntura actual, son perfectamente prescindibles, como una televisión autonómica y las subvenciones al Niemeyer. Sí, son propuestas de la derecha ¿y qué?.

IU tiene ante sí una gran responsabilidad, porque Asturias necesita mas que nunca unos presupuestos y estos deben ir en la línea del cumplimiento del déficit que, en efecto, se puede conseguir con el incremento de algunos impuestos, pero también con la disminución de algunos gastos, como los que hemos apuntado.

En Asturias no hay panchón, pero no todos tienen razón. En los tiempos que corren, salvaguardar los servicios públicos esenciales, no tolerar el regreso a políticas medioambientales nefastas, y estar al lado de todos los que integran el tejido productivo, deben ser las prioridades de la izquierda, y en esa dirección se debe presionar con contundencia, pero con sentido común.


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