viernes, 21 de septiembre de 2012

LA CRISIS DE ASTURIAS

Con el conflicto de la minería del carbón enquistado, con la amenaza que pende sobre la siderurgia, con el peligro de deslocalización de empresas muy importantes por la carestía de la tarifa eléctrica, con la huelga sanitaria, etc, Asturias es un polvorín rodeado de cerillas.

El problema de Asturias es político, porque ninguna otra región de España ha tenido su economía tan condicionada por las administraciones públicas como la nuestra. Cuando se acabó el minifundismo rural de la casería y miles de asturianos fueron proletarizados, cambió radicalmente la estructura socio-económica asturiana. El carbón y el acero casi monopolizaron la gran industria regional y HUNOSA Y ENSIDESA se convirtieron en empresas con carácter estratégico para España. A su sombra fueron creciendo otras actividades, sobre todo en la construcción naval, la calderería pesada y decenas de pequeñas y medianas empresas del sector metalúrgico. Pero, en los últimos 25 años el sistema productivo en nuestro país y en el mundo globalizado ha sufrido una gran transformación, que ha afectado profundamente a la actividad industrial asturiana. Ya antes de la entrada de España en la UE cierra una buena parte de los astilleros, que ya no eran competitivos, el resto lo han ido haciendo de forma paulatina y solo JULIANA, gracias a las gestiones públicas y a la valiente iniciativa privada de ASTILLEROS ARMÓN, se resiste a desaparecer. También la minería del carbón entra en crisis, pues España puede acceder sin problemas (no como cuando Franco la nacionalizó) al mercado internacional de materias primas, donde la propia hulla importada y el petróleo y gas foráneos son mucho mas competitivos para la producción eléctrica.

Al mismo tiempo, ENSIDESA, principal siderúrgica primaria de España, que había estado pésimamente gestionada y obligada a poner precios políticos al acero que producía, es privatizada, eso sí, después de ingentes inversiones de dinero público en modernizarla, como la acería LD-III.

En los años de la bonanza y las vacas gordas había muy poca gente preocupada por la deriva de los acontecimientos, solo unos pocos clamábamos al cielo por el derroche de los Fondos Mineros y porque una industria estratégica para España y socialmente imprescindible para Asturias, como nuestra siderurgia regional, se pusiera en manos de capital multinacional privado.

En el mundo de hoy muchas decisiones ya no se toman en Madrid, porque nuestros políticos no han tenido mayor problema en ceder una gran parte de nuestra soberanía. Además, como ya hemos dicho, la gestión que han hecho en los últimos años del tejido productivo ha sido pésima, primando la burbuja inmobiliaria en detrimento de la verdadera riqueza.

Con la llegada de la crisis, los problemas que estaban larvados han estallado. Se acabó el dinero para subvencionar a la minería del carbón, mientras Bruselas exige el cierre de todas las instalaciones no rentables, y se agudiza el problema de la sobreproducción mundial del acero y ARCELOR para hornos y cierra instalaciones.

Además, la torpeza de nuestros Gobiernos, con medidas que pretendían crear empleo y que están consiguiendo que lleguemos a los seis millones de parados, permite a los empresarios aumentar la jornada laboral o rebajar salarios a su antojo, provocando el conflicto laboral.

Los sindicatos están en su papel, pero las huelgas, manifestaciones y algaradas ya no sirven para nada en el escenario actual, solo para desesperar mas a los trabajadores y ponerlos contra un muro. La única vía de solución de una buena parte de los problemas de Asturias es política y es ahí donde se debe presionar. ¿Va a amenazar el Gobierno central con la expropiación al Sr. Mittal, por sus excesos, si ha sido precisamente Rajoy el que impuso una reforma laboral que ha convertido el mercado laboral en una selva? ¿no han sido los Gobiernos socialistas asturianos los que han gastado los Fondos Mineros en sendas verdes, museos ridículos y cosas por el estilo, en vez de crear un nuevo tejido industrial en Las Cuencas? ¿serán capaces los sindicatos de dirigir toda su artillería hacia donde deben?.

Para que engañarnos, ante la crisis de Asturias, yo soy pesimista.


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