miércoles, 26 de septiembre de 2012

DECEPCIONANTE DISCURSO DE OBAMA

El presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, ha pronunciado un decepcionante discurso ante la 67 Asamblea General de las Naciones Unidas, donde arremetió contra el programa nuclear iraní, se posicionó claramente contra el régimen sirio y defendió la libertad de opinión por encima de los ultrajes al profeta Mahoma que tanto han irritados al mundo islámico.

Obama dijo que los EE UU harían "lo que fuese necesario" para impedir que Irán se haga con armamento nuclear, pero no respondió a la pregunta que le había planteado el presidente iraní, Mahmoud Ahmadineyad, sobre qué pensaban hacer los USA con las cabezas nucleares de Israel y si existían dos varas de medir en la comunidad internacional. El presidente iraní había insistido en el carácter civil del programa atómico persa y había ofrecido a EE UU conversaciones bilaterales sobre el asunto. Sea como fuere, todo el mundo sabe que EE UU es el país del mundo que mas armamento nuclear tiene, que los cinco miembros permanentes, con derecho de veto, del Consejo de Seguridad de la ONU (EE UU, Rusia, China, Gran Bretaña y Francia) son precisamente las potencias nucleares con vectores estratégicos (Israel, con el misil Jericó III, con un rango de 11.000 kilómetros, también los tiene) y que el único país en Oriente Medio con armamento atómico es el estado sionista.
La diferencia de talante y de respeto es diáfana, mientras la delegación iraní escuchó respetuosamente el discurso de Obama, la delegación de los EE UU, y algunas otras de sus aliados, abandonaron sus asientos para no escuchar al presidente persa.

Aunque es de conocimiento público que EE UU, las demás potencias occidentales y los regímenes feudales de la Península Arábiga están detrás de la rebelión armada en Siria y de los mercenarios que combaten al régimen de Bashar Al-Assad, para que no quedara ninguna duda, Obama dejó claro que los EE UU quieren acabar con él. Como coartada y mal argumento, esgrimió que el régimen sirio es una dictadura. Sin embargo no dijo nada, en el mismo sentido, de Arabia Saudí, su principal aliado árabe en la zona, ni de las decenas de dictadores que los EE UU han apoyado durante años en el mundo (Macías, Suharto, Musharraf, Noriega, Pinochet, Videla y un larguísimo etc, y de los golpes de Estado antidemocráticos que los USA han promovido y apoyado.

El presidente norteamericano también defendió la libertad de expresión por encima del respeto a los símbolos religiosos, en el contexto de las protestas por el conocido vídeo sobre el profeta Mahoma, arruinando definitivamente la filosofía de su propio discurso en el Cairo, donde pretendió tender puentes entre ambos mundos. Porque, una cosa es la libertad de expresión, que todos defendemos, y otra muy distinta el agravio gratuito, cuando no interesado.

El discurso de Obama solo convence a los incondicionales, que aplaudieron estusiásticamente, y al lobby judío, que deberá aportar suculentos fondos para su programa electoral, pero no sirve para que los EE UU basen su liderargo mundial en la justicia y la equidad.

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