Las manifestaciones y algaradas provocadas por grupos organizados en torno al Congreso de los Diputados constituyen una agresión intolerable al orden legal y democrático establecido y ponen la guinda a la situación explosiva en que se encuentra España, tanto en el aspecto socio-económico como institucional.
La secretaria de organización del PP, María dolores de Cospedal, había manifestado que las concentraciones del 25S se parecían mucho al intento de golpe de Estado del 23F, en el sentido de que ambas iban dirigidas contra los legítimos representantes de los ciudadanos y contra el centro neurálgico de la democracia, el Congreso de los Diputados. Cospedal exageraba, porque Tejero pretendía acabar con las libertades y los manifestantes lo que reclaman es que los políticos den solución a sus problemas, pero empleando cauces que, eso sí es cierto, también ponen en peligro la democracia y que se suman, sin pretenderlo, a la subversión provocada por los nacionalistas.
"En la casa que no hay panchón todos riñen y tienen razón", este conocido refrán viene al pelo para describir sintéticamente lo que está sucediendo. No hay dinero y ese es el detonante de la mayor parte de los conflictos en que estamos inmersos, en particular del problema secesionista catalán y el existencial de muchos jóvenes, en un país donde tienen una tasa de paro de más del 50%.
Pero, no nos engañemos, y lo diremos con otro conocido refrán, "a río revuelto, ganancia de pescadores", porque en este maremagnum algunos están intentando pescar. Lo están haciendo los independentistas y, lo que es aún peor, los socialistas. Rubalcaba criticaba los dispositivos policiales desplegados para defender el Congreso y los tildaba de "excesivos", mientras la cadena SER caldeaba el ambiente y defiende lo indefendible.
Es muy preocupante lo que está pasando en el PSOE, al que se le ha juntado la pérdida de miles de cargos públicos en CC AA y ayuntamientos, la pérdida del Gobierno de la nación y el conflicto interno con el PSC, que llevaba mucho tiempo manifestándose, pero que ahora ha reventado. Y es muy preocupante porque la ciudadanía necesita una alternativa de Gobierno sólida y el resto de partidos todavía son demasiado débiles. Algunas voces relevantes dentro del propio partido ya habían levantado la voz contra de deriva de los socialistas catalanes, reclamando mayor disciplina interna, pero lo que está pasando en el PSOE no es una singularidad dentro de la izquierda, lo mismo sucedió en el PCE, que ha quedado diluido en IU, donde el centralismo democrático y la disciplina también brillan por su ausencia.
La prensa norteamericana se ceba con España, país de crisis y hambre, dice, con fotografías de ciudadanos buscando comida en los contenedores y de las filas del paro (también la CNN ha dado amplia publicidad de los incidentes en torno al Congreso). Podríamos publicar aquí cosas y escenas aún peores que suceden en los EE UU, pero la repercusión internacional de estos comentarios es tan perniciosa para nuestro país que el propio Rey ha tenido que ir allí a intentar minimizar daños. Tenemos problemas muy graves y estamos pasando por grandes dificultades, pero los extranjeros que nos visitan se asombran de que lo que ven no tiene nada que ver con el desastre que les han contado.
D. Juan Carlos, al que, con razón, tanto hemos criticado por el asunto de la cacería de elefantes y por otros mucho mas relevantes, está, sin embargo, siendo de los pocos que aporta sentido común en la difícil coyuntura que vive nuestro país y, algo fundamental en los tiempos que corren, se ha vuelto a convertir en el principal referente de la legalidad democrática. La carta que publicó la web de la Casa Real es impagable pero, desgraciadamente, van a ser necesarias mas iniciativas contundentes de S M para poner el gallinero en orden, sobre todo después del envite que el president, Artur Mas, ha puesto encima de la mesa en el parlamento de Cataluña, pues no solo ha convocado elecciones para el 25 de noviembre, ha presentado la hoja de ruta para la independencia.
Es comprensible la irritación de los ciudadanos, particularmente los jóvenes, pero en democracia los deseos de cambio se expresan en las urnas, no asaltando el Congreso de los Diputados, por eso es tan importante que la oposición se refuerce orgánicamente, sea mas responsable y trabaje en la elaboración de un programa convincente que de soluciones a los problemas de España y de los españoles.
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