domingo, 1 de enero de 2012

TENSIÓN EN EL ESTRECHO DE ORMUZ

Ante las sanciones de EE UU y algunos de sus aliados contra Irán, que se han reforzado el pasado sábado con la firma por el presidente Obama de una ley que las endurece, la República Islámica ha intensificado las maniobras navales que se están desarrollando en sus aguas jurisdicionales.
Irán había amenazado con cerrar el Estrecho de Ormuz, por donde transita casi el 40% del tráfico petrolero mundial, en caso de nuevas sanciones contra sus exportaciones de hidrocarburos. Las maniobras, en las que intervienes unidades de superficie, submarinas y aéreas, son una advertencia para las potencias occidentales, que insisten en criticar el programa nuclear civil iraní, mientras soslayan, cínicamente, el arsenal atómico israelí, y una buena oportunidad para probar los misiles tierra-mar y tierra-aire, de fabricación propia, que están siendo puestos a punto ante la eventualidad de una agresión exterior.
La política de poner contra las cuerdas a las naciones para provocar alguna acción desesperada que sirva de pretexto para la guerra no es nueva para EE UU, hoy todo el mundo sabe que, por ejemplo, el ataque japonés a la base aeronaval de Pearl Harbor, en la islas Hawai, el 7 de diciembre de 1.941, estuvo precedido de un embargo total de materias primas que abocaba al imperio japonés, que no producía ninguna, a la desintegración. EE UU, contra lo que nos han contado, sabía que serían atacados, porque Japón no tenía ninguna otra salida, y no les importó que murieran casi 2.500 de sus compatriotas para poder entrar en la Segunda Guerra Mundial, algo que el pueblo norteamericano no quería. Los nipones destruyeron unos cuantos navíos de superficie, vetustos, de la Flota del Pacífico pero, extrañamente, los portaaviones de la base se habían hecho a la mar pocos días antes y no sufrieron daño alguno. También España y Vietnam podrían hablar largo y tendido sobre la fabricación de pretextos bélicos por parte de USA.
La nueva ley de sanciones aprobada por Obama (recuerde usted que fue principalmente el lobby judío quién financió su campaña electoral y este nuevo año hay otra) autoriza a congelar los haberes de cualquier institución financiera extranjera que negocie con Irán contratos petroleros. También los Bancos Centrales que operen con el Banco Central Iraní enfrentarán restricciones de Washington. Ante esto, el vicepresidente iraní ha manifestado que "ni una sola gota de petróleo pasara por el Estrecho de Ormuz si se aplican nuevas sanciones contra Teherán". Es lo que esperaba EE UU con su provocación.
Pero, ya hemos advertido en otras ocasiones que una aventura bélica contra Irán tiene graves riesgos. La República Islámica no pudo ser doblegada cuando fue atacada por el Irak de Saddam Hussein, a pesar de todo el apoyo, incluidas armas químicas, que prestó Occidente al sátrapa, por entonces aliado. También está por ver cual sería la reacción de Rusia y China (no olvidemos que China recibe casi un tercio de sus importaciones de petróleo de Irán, a través de un gigantesco oleoducto que atraviesa cuatro países de la Alianza Continental) que ya han desplegado varios submarinos y escuadrones de cazabombarderos armados con misiles capaces de hundir portaaviones. También hay que tener en cuenta que una guerra en esa zona y un bloqueo durante semanas o meses del Estrecho de Ormuz provocaría una inmediata y estratosférica subida de los precios del crudo, que supondría la puntilla a la deteriorada economía de muchos Estados cuyo mix energético depende en gran medida de sus importaciones de hidrocarburos de la Península Arábiga. Quien sabe, quizá sea eso, en última instancia, lo que se pretende.
NOTA: la foto corresponde al lanzamiento desde la costa de un misil antibuque iraní.

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