RÉCORD DE PARO Y MENTIRAS

Según la Encuesta de Población Activa, (no confundir con el número de personas inscritas en el INEM, que siempre es menor) el paro en España ha alcanzado la estratosférica cifra de 5.270.000 personas, batiendo el récord de desocupados y revalidando nuestro país el doloroso título de líder europeo indiscutible en este capítulo.
No hace mucho tiempo que el entonces presidente Zapatero nos dijo, compungido, que eran necesarias medidas dolorosas para crear empleo. Como usted sabe, se elevó la edad de jubilación hasta los 67 años, se congelaron las pensiones, se bajó el salario de los funcionarios, se abarató el despido, etc, todo un rosario de "reformas", sin cuentos chinos, de recortes sociales, que nos pedían los que mandan en Europa y en el mundo. También recordará usted que primero fue el entonces ministro de Trabajo socialista Celestino Corbacho es que nos dijo que nunca llegaríamos a los 4 millones de desempleados y, cuando se sobrepasó ampliamente esta cifra, la ministra de Economía del PSOE, Elena Salgado también manifestó que jamás llegaríamos a los cinco. Ahora, por si cabía alguna duda, todo el mundo ha descubierto que los ministros del anterior Gobierno eran unos pésimos pitonisos.
Pero el verdadero problema de fondo, no de la crisis, sino de nuestros políticos, es que mienten mucho, y no solo ellos, también los que, por una u otra razón, les hacen el caldo gordo riéndoles las gracias y no exigiéndoles responsabilidades por sus fechorías. Pongamos solo un par de ejemplos: No hace muchos meses, cuando la OTAN intervino militarmente en Libia, bajo el pretexto de defender a la población civil, España se apuntó voluntariosa a la aventura y proliferaron las editoriales justificando lo injustificable. Pero ahora, cuando Amnistía Internacional y Médicos sin Fronteras denuncian horrorizados las torturas sistemáticas de los "nuevos demócratas" todos callan como muertos. Sabíamos que era rico petróleo ligero libio lo que de verdad quería el imperialismo, como sabemos que mintieron como bellacos. Hace pocos días también fue noticia muy comentada la muerte de un "disidente cubano" que estaba en huelga de hambre. Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, algunos no perdieron un minuto en arremeter contra el régimen de la isla caribeña, precisamente los mismos que se besan con los reyezuelos de los regímenes feudales de la Península Arábiga. Cuando el Gobierno cubano, indignado, publicó en la portada del diario Granma un escrito a toda página manifestando, entre otras cosas, que el citado individuo estaba condenado a cuatro años de cárcel por agredir a su esposa en la vía pública, aquí nadie se dio por aludido.
Pues bien, aunque hemos cambiado hace pocas semanas de Gobierno todo sigue igual. Al nuevo presidente, Mariano Rajoy, no le vamos a responsabilizar de la catastrófica situación laboral que padecemos, la ha heredado, pero sí podemos decir que las medidas que está tomando el nuevo Ejecutivo van todas en la misma dirección que las que nos impusieron los socialistas, las que han conseguido el "logro" que ha cuantificado la Encuesta de Población Activa. Por supuesto que los dirigentes del PP también se defienden bien en el mundo de las patrañas, dicen que el aceite de ricino que nos obligarán a tomar es una medicina necesaria para salir de la crisis, volver al crecimiento y crear empleo. Pero fuera del universo de los embustes hay gente sensata que ya está diciendo que acabando con el poder adquisitivo de la gente nunca saldremos del pozo. A lo que lleva mucho tiempo diciendo el norteamericano y premio Nobel de Economía 2.008, Paul Krugman, uno de los pocos que previó la crisis y que alertó del problema de la sobreproducción, se están sumando gentes insospechadas, como muchos empresarios, que ven como sus pisos no tienen compradores o que lo que fabrican o comercializan no tiene salida, porque no hay clientes con dinero en el bolsillo o a los que se pueda conceder un crédito.
Rajoy se apuntó gustoso a las recetas de Ángela Merkel, tanto en política económica como en las sanciones contra Irán, soslayando, naturalmente, el arsenal atómico de Israel.
La derecha, lo sufriremos en nuestras carnes muy pronto, miente tan bien como la pseudoizquierda.