martes, 10 de enero de 2012

EL XXXVIII CONGRESO FEDERAL DEL PSOE

El primer fin de semana del próximo mes de febrero se celebrará el 38 Congreso Federal del PSOE, el partido político mas antiguo de los que existen en España, pues fue fundado clandestinamente en la taberna madrileña "Casa Labra" por un grupo de intelectuales y obreros, encabezados por Pablo Iglesias, en 1.879. Desde entonces muchas han sido las vicisitudes por la que ha pasado esta organización, que pretendía liderar a los trabajadores, teniendo especial relevancia su papel antes y durante nuestra contienda civil y desde la Transición Democrática hasta nuestros días. Sin embargo, el protagonismo de la lucha contra la dictadura del general Franco fue asumido, casi hegemónicamente, por el PCE, que incluso hasta los años 50, con su política de "reconciliación nacional" y abandono de la lucha armada, había mantenido pequeños grupos de guerrilleros que luchaban en los montes en unas condiciones dificilísimas. También fueron los comunistas los que llevaron la voz cantante en la lucha sindical contra el régimen franquista desde su organización afín, CC OO, creada en la mina gijonesa de La Camocha.
El PSOE, se había dividido en varios grupos, los mas importantes fueron el PSOE (histórico) y el PSOE (renovado) que dirigía Felipe González y Alfonso Guerra, este último partido fue el que tuvo el apoyo interno y externo de los poderes fácticos para que llegara a convertirse en la pantomima democrática que necesitaba la derecha para seguir mandando. De hecho, incluso antes de la muerte de Franco, los dirigentes socialistas salían a dar mítines en Francia y volvían a entrar en nuestro país sin ningún problema, mientras comunistas como Marcelino Camacho o Nicolás Sartorius cumplían largas penas de prisión por el execrable delito de luchar por la democracia y las libertades. Hasta el Gobierno de la UCD tuvo una partida clandestina de fondos para financiar al PSOE, en teoría su adversario político. Nicolás Redondo, el secretario general de UGT, en una decisión de la que se arrepentiría el resto de su vida, había dejado el partido en manos de Felipe González y los suyos en el Congreso de Suresnes, celebrado en Francia entre los días 11 y 13 de octubre de 1.974, años después, junto con Marcelino Camacho, el honrado y coherente líder de la UGT montó cuatro huelgas generales al Gobierno de González y sus ministros derechistas Boyer y Solchaga, que, entre otras fechorías, habían popularizado los "contratos basura". Desde entonces hasta hoy el PSOE se ha deslizado por un tobogán cuyo final puede ser la desaparición. Se abandonó el marxismo, se implicó en las maniobras golpistas contra el presidente Suárez, se organizó una trama ilegal desde el Gobierno socialista para secuestrar, torturar y eliminar terroristas al margen de la ley, se engañó a los ciudadanos con el referéndum sobre el ingreso en la OTAN, se participó en guerras ilegales (sin mandato expreso del Consejo de Seguridad de la ONU) como la de Kósovo y Libia y se permitió la corrupción generalizada y la llamada política del "pelotazo". El Gobierno de Felipe González, personaje al que ahora, incomprensiblemente, algunos califican de gran estadista, cayó en medio de escándalos de todo tipo y el que hasta hace poco presidía Zapatero ha sido duramente castigado por los españoles, obteniendo el peor resultado electoral desde la Transición, a lo que hay que sumar la debacle en las elecciones municipales y autonómicas del pasado mayo, esta vez por dar vuelta como a un calcetín al programa electoral y por cebarse con los trabajadores y pensionistas, bajo la coartada de la crisis y las presiones exteriores.
Los preámbulos del 38 Congreso, una reunión que para bien o para mal va a ser histórica, están siendo patéticos con declaraciones de intenciones y palabrería para descerebrados de los candidatos in péctore Rubalcaba y Chacón que, hasta anteayer, participaron de las decisiones que han abocado a España a una situación catastrófica.
El nuevo Gobierno que preside Mariano Rajoy, como no podía ser de otra manera, también se está cebando con los trabajadores y las clases mas desfavorecidas; si la subida del IVA, aprobada por los socialistas, era injusta por indiscriminatoria, la del IRPF, impuesta por el PP, se cisca exclusivamente en los asalariados y la derecha no se va a poner, por ello, colorada. Y vendrán cosas peores en los próximos días, de la mano de esa clase de sindicatos en que se han convertido los sindicatos de clase, a sueldo del poder.
Hace falta una nueva izquierda que ponga freno al poder del dinero y el PSOE, en febrero, estará en la encrucijada de rectificar, con una profunda autocrítica, nuevas ideas y nuevos líderes o seguir deslizándose hacia la nada, porque los trabajadores buscarán a otros que los defiendan. Esto sería una bofetada para tantos buenos luchadores socialistas, vivos o muertos.

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