jueves, 5 de enero de 2012

RAJOY SE CEBA CON ASTURIAS

El nuevo Gobierno que preside D. Mariano Rajoy ha empezado su andadura con duros recortes contra los asalariados y, al revés de lo prometido, subiendo los impuestos. En esta aventura suicida, porque seguir con la política de pérdida continuada del poder adquisitivo de los ciudadanos solo conseguirá hacer caer, aún más, la demanda, con el consiguiente cierre de empresas y aumento del paro, los populares, aunque parezca increíble, van a a contar con el apoyo de los sindicatos mayoritarios, CC OO y UGT, que ya han dicho que aceptarán que los salarios sigan subiendo por debajo de la inflación y que también tragarán con los miniempleos, ya sabe usted, una nueva forma de esclavitud que acabará obligando a los proletarios a trabajar a cambio de la comida.
Pero, al parecer, estas draconianas medidas no son más que el preámbulo de lo que nos espera, una espiral hacia el abismo que solo terminará cuando la gente salga a la calle con el cuchillo entre los dientes, ese día, como por encanto, se acabará la crisis.
El Gobierno del PP también se ha metido con las cuentas de las CC AA, algo lógico, porque en un Estado muy descentralizado, como el nuestro, donde casi todas las competencias están transferidas no se puede controlar el déficit si los nuevos Reinos de Taifas van por libre. Pero una cosa es sugerir que se cierren embajadas en el exterior, que se vigilen las alegrías y despilfarros, o aplazar las líneas de tren de alta velocidad ya proyectadas, hasta que vengan tiempos mejores, y otra muy distinta entrar a saco en las economías regionales provocando su colapso. En concreto, la paralización de las obras públicas en Asturias y negarse a entregar mas de 1.000 millones de euros de los fondos mineros es una agresión intolerable, por desproporcionada, contra nuestra tierra.
Asturias esta pasando por momentos muy difíciles, hemos empezado el año con más de 90.000 parados y las perspectivas a corto y medio plazo no pueden ser peores. En el primer trimestre del año España entrará en recesión y la situación económica de muchas familias, de muchos pequeños negocios y de muchas medianas empresas será muy grave. Pero nuestra región tiene algunas particularidades históricas que incrementan la situación de riesgo extremo. El problema de la minería, con fecha de caducidad para 2.018, es el mas importante, porque la economía de las poblaciones de las cuencas mineras todavía es muy dependiente de la industria de la hulla, pero también tenemos otros sectores agonizando, como el lácteo o el pesquero, por ejemplo. Al contrario que en otras CC AA, donde la mediana burguesía creó un tejido empresarial abundante y la economía está mas diversificada, en Asturias se pasó del minifundismo de la casería a la gran industria del carbón y el acero, ahora que han entrado en crisis sufrimos mas que nadie.
Asturias se encuentra en una situación tan difícil que es preciso que todas las fuerzas políticas y sociales se unan, dejando a un lado rencillas personales e intereses mezquinos, para exigir al Gobierno central lo que se nos debe, que es pecata minuta si lo comparamos con las lágrimas, la sangre y la silicosis de generaciones de trabajadores tiznados en aras de las necesidades estratégicas de España.
El Tripartito, ese ente contra natura que se había formado para acosar al nuevo Gobierno de Francisco Álvarez-Cascos, ya no puede sobrevivir, porque Gaspar Llamazares, el diputado de IU por Asturias, no puede interpelar, con justificado cabreo, a los nuevos ministros del Gobierno y Javier Fernández, líder de la FSA, no puede llamar a un nuevo frente en el Congreso de los Diputados contra las agresiones de Rajoy al Principado y luego sus partidos seguir compadreando aquí con los que minimizan y disculpan que el Gobierno de la nación, por ejemplo, se niegue a dar los 1.000 millones que se nos deben.
Ya dijimos que iba a ser necesario, como hizo Nikita Jrushcov en la ONU, dar taconazos con el zapato en el estrado del Congreso, movilizarse y luchar, para ser oídos y respetados. La Historia juzgará a los que, en esta nueva encrucijada, no estén a la altura de Asturias.

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