martes, 31 de octubre de 2017

LA MANIOBRA

Ni el más avezado futurólogo ni la más eficaz de las pitonisas son capaces de adivinar lo que puede pasar en Cataluña en las próximas semanas y en los próximos meses. Aquello se ha convertido en un culebrón que ha ido evolucionando desde "Los ricos también lloran" hasta "La huida del frijolito". Pero, parece que todos se van a presentar a las elecciones del 21 de diciembre y de ellas nadie quiere salir como si fuera "Betty, la fea".
Todos los esfuerzos de los partidos independentistas se centran en ganar las elecciones del 21D, porque no solo van a ser las más importantes que se han celebrado en Cataluña desde la Transición, si las perdieran supondría para ellos un auténtico desastre, una hecatombe que acabaría definitivamente con el proyecto secesionista. Y en estas elecciones las urnas serán de verdad, tendrán todas las garantías y también votarán los no independentistas, no como en la pantomima del 1-O.
En las pasadas elecciones autonómicas de Cataluña los partidos no independentistas obtuvieron más votos que los independentistas, pero, como sucede en otras elecciones, incluidas las generales, los votos populares no se corresponden con el número de escaños que se obtienen. Sirva como ejemplo que en las últimas elecciones generales Podemos perdió mas de un millón de votos, pero, gracias a acudir en coalición con IU conservó los 72 escaños que había obtenido en las anteriores. Algo similar sucedió en las anteriores elecciones autonómicas catalanas y al ir juntos los del PDcat y ERC, en la coalición Junts per Sí, consiguieron más diputados autonómicos que los partidos unionistas.

Entre las peripecias del culebrón catalán destaca la maniobra que algunos están realizando, aprisa y corriendo, para ver cuáles son sus compañeros de cama. La unión hace la fuerza y si no tuvieron empacho para unirse a los anarquistas de la CUP, los de cuanto peor mejor, para sus aventuras, tampoco les van a hacer ascos ahora, para unas elecciones que quieren convertir en plebiscitarias. No se trata de encontrar pareja, ni siquiera de montar un trío, se trata de organizar una orgía. A ese bacanal se han apuntado los “anticapitalistas” de En Comú Podem, que son una ínfima minoría en la organización de Pablo Iglesias y Ada Colau (una proporción similar a los dos votos en blanco de los doce que metieron en la urna en otro día en el Parlament). La dirección de Unidos Podemos se está empezando a dar cuenta ahora de que la equidistancia y la falta de concreción no proporcionan beneficios, al contrario, pasan factura, y que no hay cosa más lela que un comunista aficionado haciendo de tonto útil, en este caso de los golpistas catalanes. Eso no le pasa a Francisco Frutos, por ejemplo. Iglesias ha tenido que tomar cartas en el asunto, pero todavía no sabemos si para poner orden en la cama  redonda y echar de ella a sus compañeros a gorrazos o para llevar preservativos y penicilina. Nadie se imagina a Ciudadanos, PSOE y PP acudiendo unidos en una candidatura a las elecciones del 21D y nadie sabe el coste electoral que tendrá el follón interno y la falta de claridad de En Comú Podem. Esa es la debilidad de los no independentistas y la fortaleza de los independentistas, los que están centrados en la maniobra.

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