Ya es una tradición que se
aproveche la entrega de los premios Princesa de Asturias, antes Príncipe, para
protestar, bien sea contra los propios premios, contra los asistentes al acto,
contra algunos premiados o contra la Corona, intentando convertir un acto que
ha adquirido gran prestigio internacional en una prueba mas de nuestra
irresponsabilidad.
Somos muchos los que nos sentimos
republicanos de corazón y de cerebro y a los que no nos gusta una institución
que consideramos fuera del tiempo y de la Historia ¿cómo se puede estar a favor
de una monarquía hereditaria y de un Rey que es la única persona que está al
margen de la Ley, algo que consagra la Constitución? pero, dicho esto, también
hay que reconocer que esta monarquía, la que tenemos desde la Transición, ha
cumplido su papel en vario aspectos: Ni hubiera sido posible una república tras
la muerte de Franco ni sabemos lo que hubiera pasado tras el 23-F si el rey D.
Juan Carlos no hubiera salido en la televisión, con uniforme de capitán
general, poniendo firmes a los golpistas. En aquella ocasión, cuando a muchos
nos temblaban las canillas, no vi yo a ningún republicano criticando la
intervención regia y manifestándose contra la monarquía. En este sentido, yo
creo que el Rey, en este caso D. Felipe, también está desempeñando ahora un
papel muy importante en un momento en que la unidad de España está en grave
peligro, donde estamos asistiendo a otro golpe de Estado tan grave o mas que el
del 23-F. Sí, ya sé que a los que han perdido completamente el Norte los
discursos del Rey sobre lo que está pasando en Cataluña les parecen demasiado
duros con los independentistas y que preferirían que ofreciera paños calientes
y buen rollito, como ellos están haciendo con los herederos políticos de Pujol
y “la madre superiora” o con los del cuanto peor mejor, los anarquistas de la
CUP. Los mismos que critican la firmeza del jefe del Estado en la defensa de la
Ley y de la Constitución son los que piden diálogo con los golpistas que se
pasan esas cosas por la entrepierna y que están cumplimentando una hoja de ruta
sediciosa perfectamente planificada desde hace años. El Rey está haciendo lo
que tiene que hacer y lo mismo exigiría yo, y creo que la inmensa mayoría de
españoles, al jefe del Estado si este fuera un presidente de la república.
Yo no puedo estar de acuerdo en
que se aproveche un evento tan importante para Oviedo, para Asturias y para España,
como es la entrega de los Premios Princesa de Asturias, para protestar contra
la monarquía o contra otras cosas, como si no hubiera otros foros y días en el
año para hacerlo sin hacernos daño a nosotros mismos, y menos puedo estar de
acuerdo, aún, cuando hay personalidades tan importantes de la Unión Europea,
que han venido a recoger su premio, echándonos una mano y otros galardonados
cuya trayectoria profesional y reconocimiento no merecen esta falta de respeto.
Una cosa es ser republicado y otra muy distinta perder los papeles.
Si queremos trabajar verdaderamente
por la república lo primero que hay que hacer es dar una imagen de seriedad, de
responsabilidad y de sentido de Estado y yo creo, lo digo con dolor de corazón,
que eso no se está haciendo. Tiemblo solo de pensar cuales van a ser las
propuestas de los que quieren reformar la Constitución y si esto nos embarcará
en una aventura fratricida mientras nadie se preocupa de los problemas que
verdaderamente importan a los ciudadanos. A mí me llama mucho
la atención que en el conflicto de Cataluña se esté poniendo mas el acento en
las cuestiones políticas y en una imposible negociación que en el grave deterioro
económico que se está produciendo en esa comunidad autónoma y en el conjunto de
España, un deterioro que pagaremos los trabajadores, con peores condiciones de
vida y con mas paro.
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