Se han acabado las fintas y los
regates, se ha terminado ya el tiempo para las bobadas y las dilaciones, para el
proceso independentista catalán, y también para la supervivencia del Estado Español,
ha llegado la hora de la verdad. La pléyade de irresponsables que nos han traído
hasta aquí están abrumados, unos se esconden ahora debajo de las piedras, para
que no les recordemos que hablaban catalán en la intimidad o que aprobaban todo
lo que saliera del Parlament, y otros no saben qué hacer y cómo se las van a arreglar
para hacer cumplir el Artículo 155 de la Constitución, con las huestes
independentistas tomando las calles, la Policía y la Guardia Civil demonizadas
y con la opinión pública internacional pensando que los golpistas catalanes son
unas víctimas pacíficas que hasta ya tienen presos políticos. Los culpables de
todo lo que está pasando, por supuesto, son los independentistas, pero la
responsabilidad está muy repartida entre los partidos que han estado Gobernando
España y entre una oposición radical que ha perdido completamente el Norte, no
sabe diferenciar entre estar contra Rajoy y trabajar por la unidad de España y
se ha aliado, objetivamente, con los golpistas.
Si alguien cree que Puigdemont y
los que le acompañan en su proyecto van a dar marcha atrás es que no conoce la
situación actual de Cataluña y hasta donde hemos llegado. El Gobierno no solo
tendrá que aplicar el Artículo 155, tendrá que hacerlo cumplir e implementarlo
y Rajoy y Saénz de Santamaría no nos han dicho cómo piensan hacerlo.
Lo que vamos a ver en los
próximos días ya no es un “choque de trenes”, es la situación mas grave que ha
vivido España desde el dos de mayo de 1.808. Entonces todos olvidaron sus ideas
políticas, sus diferencias sociales y sus tradicionales navajazos traperos para
luchar contra los franceses. Es muy difícil enfrentarse a los españoles y salir
airoso cuando están unidos y determinados a actuar sin contemplaciones, pero
ahora el mayor enemigo de España no son los que quieren destruirla, empezando
por Cataluña, son los pusilánimes, los que mientras nos caemos por el
precipicio debaten sobre el sexo de los ángeles y los que se han ido a vivir
mas allá de Orión. Los enemigos, los quintacolumnistas, están en nuestro bando.
Goya era liberal y antimonárquico, pero supo donde estaba su sitio cuando
España estuvo amenazada.
Hay que ser proactivos, no ir a
remolque de los acontecimientos, y hay que actuar con firmeza y determinación
antes de que la situación sea del todo irreversible.
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