domingo, 1 de octubre de 2017

LA COMPARECENCIA DE RAJOY

Estaba viendo una película en la televisión sentado en el sofá del salón, junto a mi esposa, y de repente se interrumpió la programación y apareció el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en la pantalla. De alguna manera, esta situación me transportó en el tiempo muchos años atrás, al 23 de febrero de 1.981. Entonces yo era muy joven, estaba casado desde no hacía mucho tiempo y acabada de tener un hijo que tenía pocos días, bueno, para ser justos, la que lo había parido era mi mujer, que ese día infame se encontraba en casa de mis padres mientras el teniente coronel Tejero, pistola en mano, y un grupo de guardias civiles asaltaban el Congreso de los Diputados. Eran sobre las siete de la tarde y yo, que entonces vendía coches en la calle, porque también azotaba el paro y mis estudios no me habían servido para encontrar mejor empleo, intentaba convencer a un farmacéutico de las bondades de un automóvil de una conocida marca francesa mientras, sin hacerme mucho caso, el hombre estaba mas pendiente de escuchar un transistor que tenía entre los frascos de la estantería que estaba detrás del mostrador de su farmacia. César, que así se llamaba el farmacéutico, interrumpió mi verborrea con una señal de pare que hizo con su mano ¡escucha lo que dice la radio, hay tiros en el Congreso! me espetó. Ni yo vendí el coche y no sé si César vendió mas medicinas aquel día. Me fui a casa de mis padres con mi esposa recién parida y con mi hijo de pocos días esperando acontecimientos. No se despejó la zozobra hasta altas horas de la noche, cuando el rey Juan Carlos, así, de sopetón, como ahora Rajoy, apareció en la pantalla de aquel televisor Thomson. Por aquel entonces yo no tenía ni idea de la verdad del golpe de Estado del 23F ni cuáles fueron sus verdaderos actores y protagonistas, como hoy sigue pasando a la mayoría de españoles, por eso cuando el Rey dijo lo que dijo me tranquilicé y todos respiramos tranquilos. Al menos no volvería la dictadura y mi hijo podría crecer en un país libre y democrático. Pero, Rajoy no me ha tranquilizado en su comparecencia por sorpresa, como creo que no habrá tranquilizado a nadie en este sufrido país. No ha dicho que medidas piensa tomar para defender la Constitución y la Ley aparte de jalear a los jueces y enviar a los Cuerpos de Seguridad del Estado contra un muro. Mientras la unidad de España pende de un hilo y ya hay, de facto, un estado de excepción en Cataluña, con las calles tomadas y los partidos de fútbol sin gente, los protagonistas de este nuevo golpe contra las instituciones, la convivencia y la democracia, campan a sus anchas y solo falta que declaren la independencia cuando les plazca. D. Mariano ha dicho que mañana comparecerá en el Congreso de los Diputados, pero no tengo ninguna esperanza de que anuncie en ese foro, donde en su techo todavía están los agujeros hechos por los subfusiles golpistas, lo que debía haber anunciado hace mucho tiempo y lo que nos tenía que haber dicho hoy a los españoles.



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