martes, 10 de octubre de 2017

LA INDEPENDENCIA EN DIFERIDO

Hoy, a las seis de la tarde, va a comparecer el president Piugdemont en el Parlament. Aunque en el orden del día se trata de una sesión informativa sobre la situación actual de Cataluña, pocos dudan de que lo golpistas catalanes lo que harán será declarar la independencia, apoyándose en la consulta del 1-O, una consulta, como todo el mundo sabe, ilegal, sin garantía alguna, donde la suma de los votos fue de mas del 100%, podías votar varias veces o con el carné de otra persona. Los independentistas catalanes no han atendido a razones, ni la fuga de empresas de Cataluña, ni la masiva manifestación por la unidad de España del domingo 8-O en Barcelona, ni las recomendaciones de Bruselas, ni las apelaciones del Rey de que regresen a la Constitución y a la Ley, nada sirve para parar su loca aventura. Los que llaman a la mediación y a la negociación no conocen la verdadera condición de los secesionistas, los ahora golpistas odian a España y dicen Estado para no mentar su nombre, no es un sentimiento, como dicen, lo que tienen, porque ni la cabeza ni el corazón gobiernan sus acciones, las gobiernan las vísceras. No van a volver atrás porque nunca han visto tan cerca el final de su proyecto, un proyecto que llevan realizando, pasito a pasito, desde hace décadas, mientras engañaban al resto de catalanes y españoles.
Mi principal interés se centra ahora en ver cual va a ser la estrategia que van a seguir Puigdemont y los que le acompañan para concluir el golpe de Estado que están dando, porque eso es, llamemos a las cosas por su nombre, lo que está sucediendo en Cataluña. Me interesa mucho, porque es un nuevo manual sobre asonadas. Yo no descarto que la declaración de independencia que van a anunciar hoy sea en diferido, es decir, que declaren la independencia pero que den un plazo, podría ser de seis meses, de cadencia para aplicarla y al mismo tiempo ofrezcan un diálogo al Gobierno de España, para que la ruptura sea lo menos traumática posible. Eso les permitiría ganar tiempo para la ruptura administrativa, aparecer como gente razonable que lo que quiere es hablar y evitar medidas contundentes inmediatas, como la aplicación del Artículo 155 de la Constitución o que todos ellos puedan ser detenidos por sedición y/o alta traición. Salvando las distancias, esta negociación que los independentistas van a proponer me recuerda mucho al chantaje de ETA, cuando quería negociar, sí, pero con la pistola encima de la mesa. Los golpistas han barajado todas las variables y todos los desenlaces posibles a su órdago y hay una cosa que presumen, a la vista de lo que ha sucedido hasta ahora, que el Estado no va a actuar porque el Gobierno de España tiene un presidente pusilánime cuya frase favorita es: “si no tienes claro lo que vas a hacer, lo mejor es que no hagas nada”. Una independencia diferida se ajusta exactamente a la idiosincrasia de Rajoy. Los golpistas, que han visto como han sido capaces de tomar las calles, acosar a la Policía y la Guardia Civil, echarlas de los hoteles, insultar a las fuerzas del orden y agredirlas y encima han ganado la batalla mediática de un victimismo al que son tan aficionados, están plenamente convencidos de que lograrán, no solo la independencia, sino también seguir en la UE y la Zona Euro, doble nacionalidad, que el Barça juegue la Liga Española de Fútbol y que España pague su Deuda y las pensiones de los catalanes. Mientras esperan negociar todo eso al tiempo que chantajean con que, si se les lleva la contraria, habrá una situación revolucionaria y una explosión social en Cataluña, los secesionistas han cometido su mayor error: España no es Rajoy y los españoles somos gente razonable y pacífica, hasta que se pasan tomándonos el pelo, nos chantajean y nos ponen entre la espada y la pared.


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