Muchos jóvenes no creerán que
hubo un tiempo en que la información era muy escasa y que, sobre todo en
agosto, los periódicos publicaban noticias irrelevantes, sorprendentes o inventadas para poder llenar sus páginas. A esas “noticias” se las
bautizó incluso con un nombre: “serpientes de verano”. Pero, la globalización,
el desarrollo de las tecnologías de la información (informática, telemática,
etc) y la aparición de Internet y las redes sociales ha causado una revolución,
hasta el punto de que el problema ahora no es la falta de información sino que
es imposible analizarla y tratarla toda. Tanto los particulares como las empresas
disponen hoy de tanta información y de tantos datos a su alcance que muchas
veces se pierden en este nuevo universo donde todavía no están a su alcance las
herramientas, las “naves”, para transitar por él. Sin embargo, el fenómeno del
exceso de información no es ni mucho menos nuevo. Los servicios de inteligencia,
sobre todo los de las grandes potencias, trabajan desde hace bastante tiempo
con millones de datos a los que tienen acceso a diario. También algunas
administraciones públicas de los Estados. Mientras la curva de crecimiento de
la información parece exponencial y sin límite, la capacidad humana y los
medios de que se disponen para tratarla es limitada, a veces muy limitada. Por
eso, como en otras actividades, hay que priorizar.
Tres reglas básicas hay que
seguir para estar bien informado: 1- curiosidad, 2-tiempo y 3- contraste. La información
que a veces necesitamos no siempre nos la sirven en bandeja, hay que buscarla y
a veces no se encuentra fácilmente. Por supuesto, no todo el mundo tiene la
curiosidad y la preparación necesarias para ser un buen cosmonauta en la
exploración del universo de la información. La información no es tan
consustancial con el poder si no se es bueno en saber buscarla y analizarla,
eso es lo que da verdadero poder. Este será en el futuro próximo un empleo muy
importante en muchas empresas. Estar bien informado requiere mucho tiempo y
dedicación, que nadie piense que no hay que echar muchas horas y mucho trabajo
para ser un experto en la búsqueda y tratamiento de la información. Finalmente es
imprescindible contrastar, siempre que eso sea posible, las informaciones, tanto
para saber si son ciertas o no como para observar los distintos puntos de vista
sobre un mismo problema. Todos nos hemos sorprendido muchas veces como los
periódicos, dependiendo de su línea editorial, tratan de forma completamente
distinta una misma noticia. La Historia, siendo solo una, es muy distinta según
quien la cuente. La síntesis también es importante aquí.
Como he dicho, las grandes
potencias cuentan con medios muy sofisticados para recabar y analizar la
información. EE UU, Canadá, Reino Unido, Australia y Nueva Zelanda, por
ejemplo, tienen desplegado el sistema ECHELON, este sistema intercepta hasta
tres mil millones de llamadas de teléfono, faxes, correos electrónicos, etc, en
todo el mundo cada día. Analizar toda esa información en tiempo real exigiría
que cientos de miles de personas se dedicaran exclusivamente a esa tarea. No es
así, naturalmente, un gigantesco ordenador en los EE UU es el que se encarga de
discriminar toda esa información, incluido este escrito, mediante unas
coordenadas preestablecidas. Si se busca un terrorista se entrará
a pormenorizar e investigar mas concienzudamente todas las comunicaciónes que
incluyan la palabra “bomba”. Es obvio que no es esa máquina de silicio la que
va a decidir si el tratamiento de la información es el adecuado, sino los que
deben saber buscar, programar la discriminación y tratar la información una vez
filtrada.
Si no se sigue una metodología de
trabajo adecuada, el exceso de información puede provocar que el cosmonauta que
se aventuró a viajar por ese universo de datos, en vez de enriquecer horizontes,
experiencias y conocimientos, caiga en un agujero negro, una singularidad no
tan singular.
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