Ante el riesgo del estallido de
la burbuja de la Deuda y de que el papel moneda, sin respaldo de valor, con el que
los bancos centrales occidentales han tapado los agujeros presupuestarios de
sus Estados sufra una devaluación dramática, los Gobiernos de Rusia y China han
ordenado hace tiempo a sus propios bancos centrales aprovisionarse de oro. El
Banco Central de China, por ejemplo, ha comprado en 2.016 ochenta toneladas de oro, pero aún son más
significativas las compras de oro del Banco Central de Rusia, que compró en
agosto, octubre y noviembre del año pasado 22, 40 y 31 toneladas, respectivamente,
acumulando unas compras anuales de más de 160 toneladas. En Rusia están
convencidos de que algo muy gordo puede pasar en la Unión Europea en los
próximos meses, sobre todo si las elecciones que se van a celebrar en algunos
de sus países miembros siguen la senda de la desintegración que ha inaugurado
Reino Unido. Ente esa eventualidad, las monedas que mejor respaldadas por valor
estén jugarán con ventaja. Desprenderse de los euros, que están cayendo con
respecto al dólar y de los que se han impreso muchos más de lo que el sentido
común aconsejaba, y comprar con ellos oro es una jugada maestra, porque no solo
aprovisionas de valiosas reservas a tu banco central, también, al aumentar la
demanda del metal amarillo, consigues que el precio del oro suba aún más,
aumentando la rentabilidad de la inversión. Si, además, eres uno de los principales productores mundiales
de oro, has logrado resolver la cuadratura del círculo.
Ante el pánico que desató el
estallido de la crisis financiero-inmobiliaria, el oro alcanzó, el 6 de
septiembre de 2.011, el precio más alto de la Historia, ese día cotizó nada
menos que a 1.923,20 dólares la onza, pero luego no hizo más que caer, como
todas las materias primas, pues el mercado del oro está más relacionado con su
utilización en la industria que como reserva de valor. A finales de noviembre
de 2.015 el precio del oro se había desplomado hasta los 1.051,60 dólares la
onza. Si entonces usted podía permitírselo y siguió mi consejo de comprar oro
habrá obtenido una rentabilidad de casi un 20%, pues, cuando escribo estas
líneas, el precio de la onza cotiza a 1.257,89 dólares. Una inversión mucho mas
segura que la renta variable por cuyo asesoramiento no voy a cobrarle comisión.
Siga comprando oro, si puede, ya habrá tiempo de vender. Esa misma rentabilidad
la han obtenido los bancos centrales de China y Rusia, a la vez que reforzaban
sus monedas, no tanto contemporáneamente como de cara al futuro. Mientras la
gente cabal, como la hormiga, se preparaba para el invierno, los alegres, como
la cigarra, ponían las máquinas de hacer billetes a trabajar a destajo, me
refiero al Banco Central Europeo, El Banco Central del Japón o el Banco de
Inglaterra, y los EE UU, además de imprimir dólares como si fueran cromos,
dejaban su Reserva Federal con menos de 40 toneladas de oro. Algunos otros bancos
estatales, como el Banco de España, también se han desprendido de ingentes
cantidades de oro, bien para amortizar Deuda, obtener liquidez o incluso para
pagar alegrías electorales, sin que, increíblemente, la ciudadanía haya exigido
responsabilidades políticas y judiciales por la fechoría. El invierno llegará y
el frio que va a hacer hará ricas a las hormigas y dejará en la ruina a las
cigarras.
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