Aunque, a estar alturas de la
ciencia y de la información, parezca increíble, hay personas, y no pocas, que
niegan el evolucionismo darwiniano, que creen todavía que la Humanidad salió de
un tal Adán y de una de sus costillas, su compañera Eva, o que niegan que el hombre
fue a la Luna, sin saber que Wernher von Braun, el alemán que dirigía el
programa espacial norteamericano, ante las prisas de Kennedy, que quería llegar
a nuestro satélite antes que los rusos, tuvo que echar mano de los motores del
ICBM (misil balístico intercontinental con base en tierra) Titán y poner cinco
de ellos en un gran cohete (por eso se llamó Saturno V) que fuera capaz de
subir al Espacio todo lo necesario para el viaje. Mr. Wernher no habría tenido
que hacer esas cosas si todo fuera un montaje realizado en un estudio, un
montaje en el que tendrían que participar decenas de miles de científicos,
ingenieros y trabajadores en general de la NASA y de las empresas contratistas
y subcontratistas para mantener su silencio sobre la patraña. Estos negacionistas que, no por casualidad, son políticamente conservadores, son los mismos que
niegan que la Tierra esté sufriendo un dramático cambio climático debido al
calentamiento global provocado por la actividad humana. Ni la opinión unánime de
la comunidad científica, ni las mediciones globales de la temperatura, ni que el
hielo del Ártico esté desapareciendo, ni, en fin, que 190 países y el
secretario general de la ONU se hayan reunido en París para hablar del asunto y
tomar medidas les convence. Eso es una mentira de los “ecologetas” dicen
¿Alguien, en su sano juicio, puede pensar que los Gobiernos y la ONU, con todas
las tareas que tienen sobre la mesa, podrían estar perdiendo el tiempo con el
cambio climático si fuera un embuste de los ecoizquierdistas? ¿Cómo se puede
ser tan ingenuo sabiendo los gigantescos intereses económicos que tienen las
petroleras y el poder político que ejercen sobre los Gobiernos? Hasta las Siete
Hermanas se han tenido que rendir a la evidencia.
Afortunadamente, los
negacionistas cada vez son menos y ya solo se atreven a verter sus opiniones en
círculos cerrados de afines o en las redes sociales, porque en cualquier foro
abierto y a cara descubierta son conscientes que harían el mas espantoso de los
ridículos. La mayoría de ellos saben perfectamente que mienten, pero hay otros
que están convencidos de verdad que el mundo se ha puesto de acuerdo para
contar una fábula sobre que las billonarias emisiones de CO2 y otros gases de
efecto invernadero que los humanos emiten a la Atmósfera están alterando el clima.
Algunos dicen que no hay nada mas peligroso que un imbécil, y yo añado,
irresponsable.
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