El presidente asturiano y de la
gestora del PSOE, Javier Fernández, es un hombre tranquilo, puede decir una gran
patraña, protagonizar un golpe contra el secretario general de su partido o
pactar con el PP sin inmutarse, sin torcer el gesto, con total aplomo. Si yo
fuera socialista, viniera de una familia de izquierda, y viera todos los días como
me aplaude la derecha y hasta la ultraderecha, me lo haría mirar, porque
seguramente es que estoy haciendo alguna tontería, pero, eso no pasa por la
cabeza de D. Javier, del hombre tranquilo. Es Fernández también un tipo con
suerte, porque yo creo que no hay político en España que siendo el máximo
responsable de fechorías monumentales haya permanecido en la dirección de
ningún partido tanto tiempo. En efecto, ungido por el corrupto y traidor José Ángel
Fernández Villa, D. Javier lleva al mando de la FSA-PSOE desde el 4 de
noviembre del año 2.000, cuando fue elegido secretario general por un estrecho
margen de votos. Desde que, en 1.999, Vicente Álvarez Areces lo nombrara
consejero de Industria, Comercio y Turismo, Javier Fernández es responsable de
muchas de las cosas que han acontecido alrededor del carbón asturiano, primero
desde el Gobierno del Principado y luego como jefe de los que gobernaban
Asturias. Es decir, D. Javier no es una persona ajena a todo lo que ha sucedido
en nuestra región en los últimos años, al contrario, es un actor protagonista,
yo diría que el principal, de las cosas tremendas que hemos visto con
estupefacción, desde la corrupción en las propias filas socialistas hasta el
despilfarro de ingentes cantidades de dinero público en obras innecesarias,
faraónicas o ilegales. Pero, para mí, el mayor pecado de D. Javier es su
responsabilidad política en lo que ha sucedido en las Cuencas Mineras Asturianas
y en todo lo relacionado con el carbón, mucho mas siendo socialista, nacido en
Mieres e ingeniero de minas. Por cierto, también obtuvo el presidente asturiano
un diploma en calidad ambiental, lo apunto porque, ante el gravísimo problema de
la contaminación atmosférica en Asturias, la región de España donde mas muertos
de cáncer de pulmón, en porcentaje a su población, hay, no es un asunto baladí.
Muchos asturianos hace tiempo que
se han caído del guindo, por eso el PSOE ya solo tiene en nuestra región 14
diputados de un total de 45 y solo puede gobernar gracias al PP, que le ha aprobado
los Presupuestos, pero todavía hay muchos que no. Yo encuentro natural que,
desde editoriales y artículos, desde la radio y la televisión, gentes de la
derecha alaben a D. Javier Fernández, a veces tanto que caen en el patetismo,
porque es gracias a él y a otros/as compañeros/as de correrías que gobierna el
PP en España, pero que algunos socialistas, totalmente acríticos, se dediquen a
hacerle babosamente la pelota no tiene pase.
¿No sabía Javier Fernández que
las fiestas de Rodiezmo las pagaba HUNOSA con dinero público? ¿no se lo contaba
Jose Ángel Fernández Villa en aquellos enternecedores abrazos? ¿no sabía D.
Javier que los miles de millones de euros de los Fondos Mineros que llegaron a
Asturias para crear un nuevo tejido industrial que fuera alternativa al cierre
de las minas no rentables que Bruselas ya había decretado para 2.018 se estaban
gastando en chorradas? La minería asturiana del carbón hace mucho tiempo que
dejó de ser rentable y quedó casi totalmente abandonada por la iniciativa
privada, que buscó la rentabilidad en otros sectores industriales, por eso, ante
el aislamiento de España, Franco tuvo que crear HUNOSA. Ese era el único
sentido estratégico que tenía la hulla asturiana. Lo de la “reserva estratégica”
que menta Javier Fernández, cuando China, que es uno de los países con mas
reservas, va a cerrar todas sus minas de carbón y todas las centrales
electrotérmicas que queman hulla y lignito, da hasta risa. Lo que debería hacer
Fernández es explicar, pormenorizadamente, a la población de las Cuencas qué ha
hecho con los Fondos Mineros y decirles la verdad de lo que se les viene
encima, con sus habituales tranquilidad y aplomo estoy seguro de que D. Javier es
perfectamente capaz de hacerlo.
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