Tras la asamblea Vistalegre
II que Podemos ha celebrado el pasado
fin de semana la conclusión mas importante que se debe sacar no es que Pablo
Iglesias ha conseguido imponer sus tesis, con el 89% de los votos, y que su
equipo tendrá la mayoría en la dirección, sino que Podemos, en su conjunto,
sale reforzado y que la victoria aplastante no es de Pablo Iglesias, sino de
Podemos. Esto es así porque la campaña mediática no ha logrado romper esa
formación política y porque la que sale derrotada no es la candidatura de Inigo
Errejón, sino la derecha. Para nada van a ser apartados de la dirección los que
han quedado en minoría, seguirán ahí trabajando como hasta ahora y se contará con
ellos/as como hasta ahora se ha contado.
Fue enternecedor, si no
conociéramos la famosa fábula del león y la cabra, como la derecha ha estado
dando consejos a Podemos. Que si es mejor la transversalidad, que si Pablo
Iglesias es un radical y quiere llevar a Podemos al desastre, etc. Son
encantadores estos del PP, pero, mejor se dedicaban a limpiar su casa de
corrupción, que es lo que de ellos esperan los españoles.
Podemos, lo ha dicho muy claro
Pablo Iglesias, no debe perder sus esencias, no debe romper nunca el cordón
umbilical que le une con la calle. Así nació y así debe seguir creciendo
Podemos. Esta organización política es atípica en España. Desde la Transición,
es la única que ha crecido de abajo arriba, no de arriba abajo. Ahí radica su
fuerza. Por eso, a pesar de tener enfrente a los partidos tradicionales, a los
poderes económicos y, en general, a los poderes fácticos, ha logrado, en menos
de tres años, tener una fuerte representación parlamentaria que, aunque no
tenga mayoría (ahí está el “Tripartito” PP-PSOE-Ciudadanos) si puede impedir,
por ejemplo, que se reforme otra vez la Constitución, como se hizo con el
artículo 135, sin hacer un referéndum nacional. También Podemos tiene en sus
manos los ayuntamientos mas importantes de España.
Pero, Podemos tampoco debe
olvidar que ha cometido errores importantes. En las pasadas elecciones el
partido de Pablo Iglesias perdió mas de un millón de votos, aunque logró
mantener todos sus escaños, y de eso no tienen la culpa los que se quedaron en
casa, sino los que no fueron capaces de movilizarlos. En contra de lo que
algunos piensan, yo estoy convencido que si Podemos no hubiera acudido a esas
elecciones en coalición con IU la debacle hubiera sido aún peor. Gracias a IU,
a su “aparato”, a sus disciplinados votantes, y a la generosidad de la
coalición que lidera Alberto Garzón, se pudieron mantener los 71 diputados. En
IU había gente que, a sabiendas de lo que le iba a pasar a Podemos, no quería que ambas formaciones acudieran juntas a las elecciones, craso error. IU quizá
en vez de tener cinco diputados hubiera obtenido ocho, es decir, seguiría
siendo irrelevante, mientras que la caída de Podemos habría sido estrepitosa.
La única que hubiera ganado de verdad con eso hubiera sido la derecha. Algunos
dicen que IU va a desaparecer engullida por Podemos, también se equivocan. Una
cosa es que se establezcan pactos estratégicos y electorales, porque ambas
formaciones políticas coinciden en casi todo, y otra muy distinta que IU se
confunda con Podemos. La coalición tiene su propia historia, su propia
ideología y sus propias raíces. En IU los comunistas siguen siendo hegemónicos
y eso no tiene nada que ver con Podemos, donde, aunque esté a la izquierda, la
ideología, el dogma, no es lo fundamental. Para nada ser marxista en lo primero
para la gente de Podemos, pero sí para la de IU.
Si Podemos quiere llegar al poder
debe ser consciente de que tendrá que forjar alianzas con otras formaciones de
izquierda sin engullirlas. Aquí va a ser muy importante lo que suceda en el
PSOE, si los socialistas van a seguir colaborando con la derecha, y entonces
podrán ser minimizados, como en Grecia, o si girarán a la izquierda y serán
parte fundamental de una amplia alianza electoral y estratégica de la
izquierda.
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