Finalmente, después de muchos meses
de instrucción, el tribunal que juzgaba a los acusados por el caso Nóos ha
dictado sentencia. Los principales acusados han salido bien parados. Iñaki
Urdangarín ha sido condenado a seis años de cárcel, de los que como máximo cumplirá
1/3 de la pena, es decir 24 meses, su socio, Diego Torres, a ocho años y seis
meses y la infanta Cristina ha sido absuelta. El abogado de la hermana del Rey,
Miquel Roca, ni se lo creía, “estoy levitando”, han sido sus palabras a los
periodistas a la salida de la sala. No voy a entrar en todos los aspectos
jurídicos del fallo, porque cuando la Justicia va por un lado y el sentido
común por otro eso es una pérdida de tiempo, solo quiero opinar como uno mas de
la plebe.
Los que no tenemos sangre azul
sabíamos perfectamente que la infanta Cristina no iba en ingresar en prisión,
pero al menos teníamos la esperanza de que le cayeran un par de años de cárcel.
Ni eso. La estrategia de la infanta y de su defensa ha seguido la moda de las
féminas, esposas de los delincuentes, que hemos visto en otros juicios: “yo no
sabía nada, yo no me enteraba de nada, eran cosas de mi esposo, no sabía que el
Jaguar era un regalo” Ana Mato dixit. No se puede ir pidiendo igualdad y cuando
te sientas en el banquillo adoptar el rol de florero.
A la gente de a pie le llama
mucho la atención, por ejemplo, que a Diego Torres, que gestionaba lo que el
conseguidor Urdangarín lograba, le caiga mas pena que al yerno del rey emérito.
Hasta el mas tonto sabe que si uno no logra obtener dinero el otro no tiene
nada que gestionar. También causa perplejidad que algunas penas de prisión a que han sido condenados subalternos se puedan canjear por dinero. Lo mismo va a hacer
Milagrosa Martínez, la exconsejera de Turismo de la Generalitat Valenciana,
que, además de que también manifestó que no se enteraba de nada, va a canjear
los nueve años de prisión que le han caído por 15.000 euros. El asunto de las
fianzas debería estar prohibido, porque establece una clarísima diferenciación
entre ricos y pobres, pero aún es mas sangrante si las fianzas, como las
multas, se pagan con el mismo dinero que se ha robado. En el caso de la
infanta, como si fuera una retención del IRPF, incluso le van a devolver
300.000 euros.
La causa y el juicio donde han
estado implicados la infanta y su esposo no es uno mas de todos los que estamos
viendo relacionados con la corrupción, así lo han entendido también los medios
de información nacionales e internacionales, que le han dado una muy amplia
cobertura, y los ciudadanos españoles, que lo han seguido con interés. No es uno
mas porque si Iñaki Urdangarín no hubiera tenido nada que ver con la Corona no
habría obtenido ni un céntimo. Es decir, este caso de corrupción toca
directamente a la familia real y, de soslayo, a la forma de Estado. Los
miembros de la realeza española están luchando mucho mas que Julio Anguita por
la Tercera República. En efecto, tras el escándalo de Corinna, la cacería de
elefantes y el propio caso que nos ocupa, Juan Carlos tuvo que abdicar. Pero,
también hemos conocido que otras correrías sexuales del que era jefe del Estado,
como su relación con Bárbara Rey, se pagaron con dinero público de los fondos
reservados y, aún peor, en esos encuentros se grabaron cintas de conversaciones
muy comprometedoras que si salieran a la luz podrían provocar una catástrofe.
Los españoles somos perfectamente
conscientes de que no todos somos iguales ante la Ley, pero si está la Corona
de por medio aún menos, eso hasta lo consagra la Constitución. La coyuntura
social no está, sin embargo, para ensañarse con los ciudadanos y para seguir
tomándoles el pelo. A las fuerzas políticas del “Tripartito” (PP, PSOE y Ciudadanos)
les ha parecido bien la sentencia, mientras que a Unidos Podemos, siempre con
la indignación, no.
No hay comentarios:
Publicar un comentario