sábado, 18 de febrero de 2017

LA SENTENCIA

Finalmente, después de muchos meses de instrucción, el tribunal que juzgaba a los acusados por el caso Nóos ha dictado sentencia. Los principales acusados han salido bien parados. Iñaki Urdangarín ha sido condenado a seis años de cárcel, de los que como máximo cumplirá 1/3 de la pena, es decir 24 meses, su socio, Diego Torres, a ocho años y seis meses y la infanta Cristina ha sido absuelta. El abogado de la hermana del Rey, Miquel Roca, ni se lo creía, “estoy levitando”, han sido sus palabras a los periodistas a la salida de la sala. No voy a entrar en todos los aspectos jurídicos del fallo, porque cuando la Justicia va por un lado y el sentido común por otro eso es una pérdida de tiempo, solo quiero opinar como uno mas de la plebe.
Los que no tenemos sangre azul sabíamos perfectamente que la infanta Cristina no iba en ingresar en prisión, pero al menos teníamos la esperanza de que le cayeran un par de años de cárcel. Ni eso. La estrategia de la infanta y de su defensa ha seguido la moda de las féminas, esposas de los delincuentes, que hemos visto en otros juicios: “yo no sabía nada, yo no me enteraba de nada, eran cosas de mi esposo, no sabía que el Jaguar era un regalo” Ana Mato dixit. No se puede ir pidiendo igualdad y cuando te sientas en el banquillo adoptar el rol de florero.
A la gente de a pie le llama mucho la atención, por ejemplo, que a Diego Torres, que gestionaba lo que el conseguidor Urdangarín lograba, le caiga mas pena que al yerno del rey emérito. Hasta el mas tonto sabe que si uno no logra obtener dinero el otro no tiene nada que gestionar. También causa perplejidad que algunas penas de prisión a que han sido condenados subalternos se puedan canjear por dinero. Lo mismo va a hacer Milagrosa Martínez, la exconsejera de Turismo de la Generalitat Valenciana, que, además de que también manifestó que no se enteraba de nada, va a canjear los nueve años de prisión que le han caído por 15.000 euros. El asunto de las fianzas debería estar prohibido, porque establece una clarísima diferenciación entre ricos y pobres, pero aún es mas sangrante si las fianzas, como las multas, se pagan con el mismo dinero que se ha robado. En el caso de la infanta, como si fuera una retención del IRPF, incluso le van a devolver 300.000 euros.
La causa y el juicio donde han estado implicados la infanta y su esposo no es uno mas de todos los que estamos viendo relacionados con la corrupción, así lo han entendido también los medios de información nacionales e internacionales, que le han dado una muy amplia cobertura, y los ciudadanos españoles, que lo han seguido con interés. No es uno mas porque si Iñaki Urdangarín no hubiera tenido nada que ver con la Corona no habría obtenido ni un céntimo. Es decir, este caso de corrupción toca directamente a la familia real y, de soslayo, a la forma de Estado. Los miembros de la realeza española están luchando mucho mas que Julio Anguita por la Tercera República. En efecto, tras el escándalo de Corinna, la cacería de elefantes y el propio caso que nos ocupa, Juan Carlos tuvo que abdicar. Pero, también hemos conocido que otras correrías sexuales del que era jefe del Estado, como su relación con Bárbara Rey, se pagaron con dinero público de los fondos reservados y, aún peor, en esos encuentros se grabaron cintas de conversaciones muy comprometedoras que si salieran a la luz podrían provocar una catástrofe.

Los españoles somos perfectamente conscientes de que no todos somos iguales ante la Ley, pero si está la Corona de por medio aún menos, eso hasta lo consagra la Constitución. La coyuntura social no está, sin embargo, para ensañarse con los ciudadanos y para seguir tomándoles el pelo. A las fuerzas políticas del “Tripartito” (PP, PSOE y Ciudadanos) les ha parecido bien la sentencia, mientras que a Unidos Podemos, siempre con la indignación, no.

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