OTRA VEZ PIDEN PEDAGOGÍA

Cuando el Partido Socialista se dio cuenta que las medidas antisociales que había tomado Zapatero, obligado por Obama y Merkel, habían puesto al descubierto la pésima gestión de los recursos públicos realizada por los Gobiernos del PSOE y que les iban a costar las elecciones, se alzaron voces desde el Partido y desde algunos medios de comunicación afines para que el Gobierno y su presidente hicieran pedagogía, es decir, intentaran explicar a los ciudadanos que el aceite de ricino que les habían obligado a tomar era necesario.
Ahora, cuando las medidas que ha tomado el Partido Popular, particularmente el tremendo abaratamiento del despido, solo han servido para el incremento del paro y no han evitado que el diferencial de la prima de riesgo con el bono alemán supere ya los 430 puntos básicos, que la Bolsa haya caído por debajo de los 7.000 puntos, o que la economía esté en recesión, también surgen voces llamando a la pedagogía, a que el Gobierno nos explique que todo lo que estamos padeciendo es por nuestro propio bien, que no se podía hacer otra cosa y que dentro de un tiempo, aunque nadie se atreve a decir cuando, tendrán un efecto beneficioso.
Pero esta vez no son destacados militantes del PP, como sucedió en el PSOE, los que piden al Gobierno que se explique, las elecciones quedan muy lejos, sino algunos grupos de poder y el director del diario "El Mundo", Pedro J. Ramírez, alarmados ante la caída en picado de la popularidad del Gobierno y de la credibilidad del Sr. Rajoy.
Pero, la pedagogía que se reclama no tiene un perfil científico y mucho menos dialéctico, debe estar bien encorsetada por el argumento de la herencia recibida, es decir, lo que hay que decir a la gente, sobre todo, es que Rajoy también ha tenido que dar vuelta al programa electoral, como si fuera un calcetín, porque los socialistas decían que el déficit era del 6% y la verdad es que superaba el 8,5%. La disculpa es buena, porque es cierta, pero otra cosa es si las medidas que se están tomando para intentar solucionar el desfase de las cuentas del Estado son las adecuadas. Si no entramos en eso, la pedagogía se convierte en pura propaganda. Pero Pedro J. está preocupado no tanto por la situación económica del país como porque cuando se hizo pública la composición del nuevo Gobierno aplaudió hasta con las orejas diciendo que eran "los mejores". Si, como es mas que previsible, el Ejecutivo que preside D. Mariano no logra enderezar los indicadores macroeconómicos, fundamentalmente las cifras del paro, en un máximo de dos años, tanto el Gobierno del PP como los que se han mostrado como sus incondicionales tendrán dificultades.
A mí me gustaría que Rajoy acertara con sus medidas, como me habría encantado que Zapatero hubiera logrado sacar a España del agujero donde la metió con las que tuvo que tomar en aquel fatídico mayo, porque la alternativa que ya está enseñando las orejas en Europa no es progresista, es mucho peor y da miedo.
Los medios de comunicación están diciendo que en Francia ha ganado la izquierda, pero no es cierto. En esta primera vuelta de las elecciones presidenciales el candidato socialista solo ha sacado poco mas de un punto de ventaja a Sarkozy, pero si sumamos todos los votos desde el centro a la derecha y desde el centro a la izquierda comprobaremos que las derechas han barrido a las izquierdas. Como habíamos anunciado hace meses, el creciente protagonismo de la ultraderecha es ya un hecho, como siempre sucede en tiempos de crisis. Marine Le Pen, la líder del Frente Nacional, ha obtenido el 18,6% de los votos, el mejor resultado de los fascistas franceses en toda la historia de su partido, eso no le va a servir para llegar a la presidencia de la República, pero sí para chantajear a Sarkozy, si quiere su apoyo para la segunda y decisiva vuelta. Es un arma de doble filo, porque el apoyo del FN puede asustar a muchos ciudadanos centristas y seguramente los socialistas franceses utilizarán ese argumento en su propio beneficio. Ya veremos qué sucede.
O los demócratas nos ponemos las pilas y se toman las medidas verdaderamente necesarias para encarar esta crisis o nos comerán vivos y entonces la auténtica pedagogía volverá a ser clandestina.