domingo, 15 de abril de 2012

EL REY DEBE ABDICAR

El traumatismo que ha sufrido D. Juan Carlos en Botsuana, a donde, al parecer, había ido a cazar elefantes, ha puesto sobre la mesa un asunto que en algunos círculos se estaba debatiendo desde hace algún tiempo, la conveniencia de la abdicación del Jefe del Estado en su hijo y heredero D. Felipe de Borbón.
En este país, desde la Transición Democrática, los asuntos relacionados con la monarquía siempre se han cogido con alfileres, mas aún, incluso ha existido y existe una autocensura en los medios de comunicación para no hablar de algunos temas espinosos de la vida privada de la familia real. El escándalo Urdangarían es una de las causas que ha abierto la espita de un debate público sobre la monarquía y sobre sus personajes que siempre se había intentado soslayar, y que el accidente con una escopeta de Froilán, el nieto mayor del Rey, cuando se encontraba con su padre, Jaime de Marichalar, ha contribuido a mantener de actualidad.
Pero a mí me llama mucho la atención que algunos intelectuales y líderes políticos hayan puesto el grito en el cielo por las correrías reales y la falta del respeto a las normas de algunos miembros de la familia real y sin embargo coloquen un muro de hormigón para no adentrarse en asuntos que pueden ser mucho mas importantes. En efecto, parece existir un acuerdo tácito para ocultar el rumor muy extendido de las amenazas de los servicios secretos a una conocida protagonista de la televisión basura, para que no se vaya de la lengua, o el verdadero papel que desempeñó el Rey en el golpe de Estado que apartó del poder al presidente Suárez (no la fantasmada de Tejero).
Pilar Urbano, la conocida periodista, en su libro "El precio del Trono", entre muchos errores históricos y visiones muy discutibles, comenta algunas cosas que la gente bien informada ya sabía, pero que pocos se atreven a sacar a la luz pública.
El Rey D. Juan Carlos y la monarquía española han gozado en todos estos años de la admiración popular y del silencio de los políticos y de los medios de comunicación sobre tramas que se han mantenido oscuras, porque los ciudadanos no conocen los verdaderos acontecimientos que sucedieron entre bambalinas y porque, en una democracia no totalmente consolidada, se imponía la responsabilidad.
Puede parecer curioso, por ejemplo, que habiendo sido D. Juan Carlos nombrado sucesor por el general Franco, la ultraderecha le haya declarado la guerra desde el principio, incluso mucho antes del incumplimiento real de los Principios del Movimiento, y que, sin embargo, la izquierda haya sido mucho mas comprensiva con cosas inasumibles, pero el día que se escriba la verdadera Historia todos lo entenderán, eso sí, temblarán las estructuras del Estado.
No es hora de abrir la caja de Pandora, menos aún con las dificultades de todo tipo por las que está pasando nuestro país, pero la responsabilidad debe ser compartida también por la Corona. No es de recibo que, con la que está cayendo, D. Juan Carlos se marche al Sur de África a cazar animales en peligro de extinción gastando, además, muchos miles de euros en actividades muy cuestionables mientras cientos de miles de familias en España ya tienen dificultadas para dar de comer a sus hijos. Tampoco nos podemos permitir que los accidentes en las actividades lúdicas reales aparten durante semanas al Jefe del Estado (y no es la primera vez que sucede) de sus obligaciones constitucionales.
El Rey ya tiene 74 años, una edad muy recomendable para retirarse. Si a esto añadimos sus problemas físicos y las cosas que hemos comentado, sobre las que no queremos ahora hacer sangre, sería muy conveniente su abdicación, un procedimiento sencillo donde, como indica nuestra Carta Magna, basta una ley orgánica para resolverlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario