domingo, 4 de marzo de 2012

ARCELOR EN PELIGRO

En estos momentos tan difíciles para Asturias, por varias razones, nada nos debe preocupar más que el incierto futuro de las factorías Arcelor-Mittal, del que dependen miles de empleo directos e indirectos, en una región con 100.000 parados y con mucha gente, sobre todo jóvenes, que ha tenido que recurrir a la diáspora.
La crisis financiera internacional, el problema de la sobreproducción industrial mundial y la caída brutal de la demanda, por las políticas suicidas de los Gobiernos ungidos por los bancos, han colaborado para que los errores políticos cometidos en el pasado reciente afloren ahora con terrible virulencia; pocas regiones en Europa, como Asturias, los van a padecer tanto.
Hace años, algunos apestados criticábamos sin ambages las políticas de mantenimiento de la actividad minera de la hulla, algo que no tenía ningún futuro y que estaba absorbiendo ingentes cantidades de dinero público, imprescindibles para la imperativa reconversión industrial de las cuencas asturianas; tampoco nos cortamos un pelo al poner en la picota la ampliación faraónica del puerto de El Musel, obra carísima y totalmente desproporcionada para el tráfico marítimo que era previsible, eso sin contar los sobrecostes y las actividades delictivas del Gobierno socialista de Areces, que presentaba ante Bruselas modificaciones falsas del proyecto original para obtener dinero. Pero a esas actitudes de políticos de aldea cuya visión de futuro era nula, habría que sumar las que los Gobiernos centrales, tanto del PSOE como del PP, tuvieron con los sectores estratégicos de nuestra economía. Bajo la coartada de que era una exigencia de la UE, se privatizaron empresas muy importantes que nunca debieron dejar de ser públicas. Telecomunicaciones, energía, siderurgia, etc, todo se sacrificó en el altar del mercado. Mintieron como bellacos, porque Francia, por ejemplo, mantiene como empresas estatales a importantes factorías automovilísticas, aeroespaciales, de telecomunicaciones, etc, y, sobre todo, a las mas importantes empresas de producción de energía o transporte de gas.
En 1.950 se constituye en Avilés la sociedad anónima Empresa Nacional Siderúrgica (Ensidesa), que en 1.957 inaugura su primer alto horno al que se llamó "Carmen", en honor a la mujer de Franco, que fue la que ofició de madrina de ceremonia. Tras ese primer alto horno se inauguraron otros tres, "Joaquina", "Rosario" y "Carmen IV", además se instalaron dos acerías, LD-I y LD -II y dos líneas de laminación, en frío y caliente. En 1.973 se produce la absorción de la sociedad anónima Unión de Siderúrgicas Asturianas (Uninsa) convirtiéndose en la gran empresa que ha llegado hasta nuestros días, con importantes instalaciones en Avilés y Gijón y con dos puertos muy cercanos a su disposición.
Con precios políticos para el acero producido, gracias a los cuales pudo despegar una buena parte de la industria española, y con una pésima gestión, donde los robos y los despilfarros estaban generalizados, se fue preparando el camino para la privatización, pues Ensidesa ya era insostenible, eso sí, poco antes de dejar de ser pública se gastaron mas de 100.000 millones de pesetas en una nueva acería, la LD-III. En 1.997 la Corporación Siderúrgica Integral se reorganiza dando lugar a Aceralia Corporación Siderúrgica. La privatización pasa por diversas manos, Grupo Arbed, Grupo Aristraín y Grupo Ucín, convirtiéndose Aceralia en el primer productor de acero de España, con cerca de 10 millones de toneladas. Con la unión de los grupos Arbed y Usinor, nace Arcelor el 18 de febrero de 2.002. Actualmente, como todo el mundo sabe, Arcelor se encuentra fusionada con el grupo Mittal Steel, que tiene la mayor parte de las acciones.
Durante años, los accionistas privados han obtenido pingües beneficios de unas instalaciones y unas infraestructuras que se pusieron a su disposición casi gratis y han podido contaminar nuestro aire a coste cero. Pero cuando se han disparado los costes energéticos y portuarios, por la ineptitud de nuestros políticos, y cuando las instalaciones ya requieren cuantiosas inversiones para seguir siendo competitivas, ha aparecido el fantasma de la deslocalización.
Hay muchos responsables de que se haya llegado a esta situación, algunos deberían estar en la cárcel.
Putin, que puso otra vez bajo control público los sectores estratégicos de Rusia, vuelve a ganar, por mayoría absoluta, y el magnate Jodorkovski continuará en Siberia.

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