martes, 22 de noviembre de 2011

Y AHORA QUÉ

En España, desde que estalló la crisis, los ciudadanos hemos podido echar las culpas de lo que nos estaba pasando a los bancos, al FMI, a Mérkel y Sarkozy, a los sindicatos o a Zapatero, entre otros muchos chivos expiatorios. Teníamos algo de razón, porque el mundo emergente y algunos de sus personajes es cierto que nos hacen la puñeta y porque el Gobierno socialista no había pasado por las urnas desde que el estallido de las hipotecas Subprime la lió parda y no nos había consultado algunas de sus decisiones que afectaban gravemente a nuestro presente y a nuestro futuro. Pero ya se nos ha acabado el chollo, porque el pasado domingo día 20 de noviembre hemos decidido quien nos va a gobernar y con qué clase de mayoría.
Pero nuestra preocupación principal no son las decisiones que va a tomar el nuevo Ejecutivo que presidirá D. Mariano Rajoy, sabemos perfectamente el sesgo que tendrán y sus nefastas consecuencias, sino qué capacidad de respuesta va a tener la ciudadanía y la oposición.
Tanto en el ámbito doméstico como en la escena internacional nos esperan acontecimientos extremadamente graves (situación económica y social al límite y una mas que probable guerra contra Irán) que van a poner a prueba a las organizaciones políticas y sociales de este país. Lo bueno de tener al PP en el Gobierno es que sabemos perfectamente como van a actuar ante las contingencias que se avecinan, no como sucedía con el Gobierno del PSOE que decía una cosa y hacía la contraria, pero eso, si bien nos libra del sobresalto de la sorpresa, tampoco constituye mucho alivio.
El PSOE ha sufrido una estrepitosa derrota (ha perdido 59 diputados y cuatro millones de votos) y tendrá que hacer un gran esfuerzo para recuperarse y poder pintar algo en este país, pues no solo ha perdido el Gobierno del Estado, también los de la mayoría de las CC AA y ayuntamientos. Pero la lectura que están haciendo los socialistas de la debacle electoral es completamente errónea. Se escuchan tonterías como que "los jóvenes se han derechizado", cuando el PP solo ha ganado 600.000 votos e IU y UPyD han crecido espectacularmente, o que "la crisis es la principal responsable de lo que nos ha sucedido", también se cuestiona la campaña electoral que se ha realizado, pero nada se dice de hacer una profunda autocrítica política. Se busca un líder desesperadamente, algo muy importante, pero no tanto como tener claras las ideas y elaborar el programa que esperan muchos ciudadanos desencantados. El problema que tiene el PSOE es que en aspectos muy importantes de su ejecutoria, como son la política económica o la exterior, no se diferencia en nada de cualquier partido de derechas y que ha cerrado los ojos ante problemas que preocupan mucho a los españoles, como el de la economía sumergida, la inmigración descontrolada o la seguridad ciudadana.
Ya se ha levantado la bandera para que los candidatos a secretario general del partido se postulen. ¿Se atreverá Rubalcaba, después de protagonizar la derrota histórica, a presentarse? ¿se atreverá Carme Chacón, después de su desastrosa gestión como ministra de la Vivienda, haber enviado nuestros soldados a la guerra imperialista de Libia y haber conseguido que el PSC haya pasado de 25 a solo 14 diputados y perdido mas de 800.000 votos en Cataluña es decir, casi la mitad, a presentarse a la secretaría del partido, entre "mimito" y "mimito"?.
Por mucho que buscamos no somos capaces de encontrar a nadie en el PSOE que pueda liderar un proceso político que rearme ideológicamente a la organización y que enfrente los graves problemas de España y los españoles. Pero si el congreso que se celebrará, seguramente, en la primera semana de febrero no logra dar un golpe de timón ideológico y se aparta de la dirección a los responsables de lo que ha sucedido, los socialistas no recuperarán el voto y la confianza de la gente de izquierda que les ha dado la espalda y serán otros los que hegemonicen la oposición y se preparen para tomar el poder.

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