martes, 8 de noviembre de 2011

UN DEBATE DECEPCIONANTE

El debate entre los candidatos del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, y del PP, Mariano Rajoy, solo puede calificarse de decepcionante, pero, ¿alguien esperaba otra cosa?.
Aunque, a nuestro entender, ninguno de los candidatos llega al aprobado, parece claro que el ganador fue Rajoy. En el escenario siempre tenía los ojos a una mayor altura, eligió mejor el color de la camisa y miró todo el tiempo a su adversario con una sonrisa perdonavidas, todo ello le hacía parecer superior y le daba mejor imagen. Rubalcaba nunca debió llevar una corbata azul (tendría que haber elegido una rojo oscuro o granate) la camisa también debería ser blanca y jamás se tendría que haber sentado a un nivel inferior. Sí, sí, ya sabemos que estas cosas no son lo verdaderamente importante, pero, aunque parezca increíble, dan muchos votos.
Pero, donde Rubalcaba desperdició la oportunidad que se le brindaba fue con las continuas preguntas que hacía a su interlocutor, admitiendo, de facto, que Rajoy será el próximo presidente del Gobierno, en vez de explicar su programa. La verdad es que D. Alfredo lo tenía bastante difícil, porque cuando se atrevió a presentar un par de iniciativas el candidato del PP enseguida le espetó que porqué no lo había hecho cuando estaba en el Gobierno, como quien dice anteayer.
Pero, el debate, pactado o no, soslayó temas importantísimos para la ciudadanía y para poder encarar una salida creíble de la crisis. No se habló nada del problema de la inmigración (mas de seis millones de personas, la mitad indocumentadas, en un país con cinco millones de parados), ni de la corrupción, donde parece ser que hasta el mismísimo ministro de Fomento, Pepiño Blanco (no merece otro tratamiento) está implicado hasta las cejas, ni de la economía sumergida, que según el propio Banco de España representa al menos el 23% del PIB, la friolera de 300.000 millones de euros anuales. Incluso los candidatos de los partidos mayoritarios no tuvieron siquiera el detalle de dedicar unas palabras a los cuatro cooperantes españoles secuestrados, que sirvieran de aliento para ellos y sus familias. En esos pequeños-grandes gestos también está la diferencia entre un político de tres al cuarto y un estadista.
El problema ya no es solo que los políticos que nos gobiernan, o van a tomar el relevo dentro de unos días, carecen de las ideas que España necesita, también es preocupante que no hay nivel.
Los electores deberían tener, el día 20 de noviembre, algo muy presente, fuera del bipartidismo hay un mundo.

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