jueves, 17 de enero de 2013

BÁRCENAS Y LA CORRUPCIÓN POLÍTICA


El último escándalo de corrupción que ha llegado a conocimiento público es en el que está implicado el que fuera tesorero del Partido Popular, Luis Bárcenas, por su cuenta en Suiza de 22 millones de euros. Es significativo que esa provisión de fondos sucediera precisamente cuando Bárcenas ocupaba el cargo de responsable de las cuentas del PP, pero, saber si el delito afecta al individuo o al colectivo, siendo importante, no es lo fundamental. Los populares, nerviosos, no han perdido el tiempo en intentar desmarcarse del asunto, no digamos  Esperanza Aguirre, que piensa resurgir, dentro de no mucho tiempo, en medio de las cenizas del país, como la solución a todos nuestros males.
Es tragicómico observar como el PP y el PSOE se tiran los trastos a la cabeza y encienden el ventilador de la mierda cada vez que sale a la luz un caso de corrupción en el que están implicados. Unos y otros se acusaron mutuamente de las fechorías de Valencia o Andalucía e intentaron arrimar el ascua a su sardina electoral, pero no han tomado ninguna medida verdaderamente disuasoria en el Parlamento, ni han modificado el Código Penal para que los corruptos lo tengan mas difícil. Y no estamos hablando solo de las cúpulas de los partidos, también de los militantes de base. En Valencia han sido muchos los que han salido en defensa de Francisco Camps, pero hace poco tiempo los socialistas hicieron un gran homenaje a Felipe González, dando el tratamiento de gran estadista al que, como todo el mundo sabe, perdió el poder por los continuos escándalos de corrupción en su Gobierno.
En las encuestas del CIS la corrupción y la mala opinión que tienen los ciudadanos de los políticos no ocupan el primer lugar, eso queda para el paro y la crisis económica, quizá sea un error porque la corrupción política es un fenómeno que sirve para calibrar adecuadamente en qué manos estamos y quienes son los encargados de resolver nuestros problemas.
Uno empieza a estar harto de las quejas de la gente y de muchos opinadores sobre los continuos escándalos de corrupción que protagonizan los conspicuos de los grandes partidos, porque, después de todo lo que se ha dicho y escrito sobre lo que ha ocurrido en Valencia, en Andalucía, en Cataluña y también en Asturias, vuelven a ser elegidos para gobernar los partidos donde operaban los facinerosos.
¿Se imagina lo que les ocurriría a los corruptos, sean yernísimos o políticos de tres al cuarto, si, por ejemplo, D. Julio Anguita, hombre con una honestidad a toda prueba (que se lo pregunten a los cordobeses) y que ha renunciado a su pensión de ex-diputado, fuera presidente del Gobierno?. Pues, usted mismo. 

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