El domingo 27 de enero se cumplieron 68 años de la liberación, por soldados del ejército soviético, de Auschwitz, un gran complejo de campos de concentración, de experimentación médica y de exterminio situado a 43 kilómetros al Oeste de Cracovia (Polonia) donde fueron asesinadas cerca de millón y medio de personas.
Informes de inteligencia y relatos de huidos habían llegado a conocimiento de los Gobiernos aliados y ya no era un secreto que los alemanes se habían dedicado al exterminio en masa, pero lo que se encontraron los soldados del Ejército Rojo en Auschwitz superaba todo lo imaginable. Miles de cadáveres esqueléticos, de hombres mujeres y niños, apilados, fosas comunes repletas de seres humanos sin enterrar, laboratorios de la muerte donde los carniceros nazis hacían experimentos horribles con los prisioneros y hornos crematorios todavía humeantes.
Los alemanes, asustados por la inminente llegada de las tropas del mariscal Zhúkov, habían sacado a casi todos los prisioneros que quedaban en Auschwitz y los llevaron hacia en Sur, en una larga marcha de la muerte donde, ante la extrema debilidad que padecían, que les impedía caminar, eran asesinados por el camino. Pero unos 7.800, en un estado indescriptible, se habían quedado en los barracones, abandonados por los nazis o escondidos.
Soldados e intelectuales polacos, gitanos, homosexuales, soldados soviéticos y, sobre todo, judíos, habían sido eliminados de la forma mas cruenta y vil. También fueron asesinados republicanos españoles.
Pero, esa locura, vergüenza eterna para la Humanidad, había empezado muchos años antes, con ideologías donde las discriminaciones racistas y la supuesta supremacía de la raza aria eran ingredientes consustanciales.
Mientras las fuerzas de la Wehrmacht avanzaban por Europa, crecía el número de campos de exterminio dirigidos por las SS. Miles de judíos eran arrestados en todas partes y deportados a los campos de la muerte. El mismo Hitler, al inicio de la invasión de la Unión Soviética en 1.941, había manifestado que aquella no sería una guerra convencional, sino de exterminio. 20 millones de ciudadanos rusos, bielorrusos, ucranianos, etc, murieron bajo las botas del nazismo.
La locura de los fanáticos no terminó con Hitler, otros criminales, como Stalin o Pol Pot, también se han ganado un lugar destacado en el podium de las bestias.
El mejor homenaje que podemos hacer a tantos inocentes a los que les fue arrebatada la vida es tenerlos siempre en nuestra memoria, para que cosas así no vuelvan a suceder jamás.
Auschwitz fue declarado patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1.979.
NOTA: en la foto, soldados soviéticos auxiliando a supervivientes de Auschwitz.
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